Una tarde, a inicios del año 2006, la señora Lourdes Urbiola pasaba frente al Teatro Silvia Pinal, cuando vio que ese recinto se hallaba convertido en algo que le pareció un “santuario de fe”. Decían que allí se podía dejar de sufrir. Debido a la difícil situación económica que atravesaba, optó por ir a ese lugar en busca de ayuda, sin imaginar lo que le esperaba.
La señora Urbiola refiere que un año antes había muerto su padre y, como parte de la herencia, les dejó a ella y a su hermana un valioso terreno en Acapulco, mismo que entró en disputa legal, pues una persona había intentado apoderarse de él.
“Ese año gasté mucho en abogados –señala–, pensando que con la venta posterior del terreno podría reponerme económicamente; pero llegó el momento en que me quedé sin recursos, me sentí asustada y decidí entrar a ese lugar llamado ‘Pare de sufrir’, donde me dieron una gran bienvenida. Yo le conté mi problema al ‘obispo’ Franklin Dutra Sánchez y él me pidió que le llevara todo el papeleo legal del terreno para orar sobre él. Posteriormente, mi hermana y yo ganamos la disputa legal de ese terreno e inmediatamente lo vendimos, pero no pudimos darlo en su costo real, sino en uno mucho menor, así que quedé desfalcada”.
Asegura la señora Urbiola que tras haber llevado a cabo esa venta, el ‘obispo’ Franklin Dutra le pidió dinero a manera de ofrenda a Dios, para agradecerle la obra y para que a ella le fuera bien en adelante. Sin embargo, no alcanzó a darle el monto que él le requería, porque antes había tenido que pagar todas sus deudas, y sólo pudo dar al ‘obispo’ lo que le restaba, que eran cien mil pesos.
Dominación y abuso
“Mi familia me pedía que dejara de ir a ‘Pare de sufrir’, pero para entonces los dirigentes de esa secta ya me habían convencido de que ahí me ayudarían, y me aseguraban que era la voz del demonio la que me decía que ya no asistiera. Yo les creía todo, pues los dirigentes de ‘Pare de sufrir’, todos de origen brasileño, tienen un discurso envolvente; además de que utilizan cosas con las que supuestamente nos habrán de proteger de la maldad, como la llamada ‘agua bendita del río Jordán’, las ‘rocas de Jerusalén’, las ‘rosas consagradas’, la ‘sal bendecida’, el ‘aceite de Israel’, el manto de no sé qué y el agua de no sé cuánto, talismanes que sólo les deben servir a ellos, porque tienen bien nutridas de dinero sus arcas. En cambio, los que asisten se quedan únicamente con la esperanza de un futuro mejor, pues eso les hacen creer los jerarcas de esa secta para obtener el llamado ‘diezmo’, las ‘ofrendas’ o las ‘campañas de Israel’, en las que todos deben aportar dinero, según lo indicado, dicen, en el Libro de Malaquías, versículo 10, capítulo 3, que pide a los hombres dar a Dios cuanto se posea”.
La señora Urbiola asegura que en eso consiste todo ese engaño llamado “Pare de sufrir”, donde la gente no hace más que dar dinero y mantener viva la esperanza de que su situación cambiará en cuanto ya no tenga miedo de dar dinero. “Por eso la gente da y da hasta quedarse en la ruina, como lo hice yo por mucho tiempo”.
“Después de que entregué los cien mil pesos, mi situación económica comenzó a empeorar, y el ‘obispo’ Franklin Dutra me reprendió diciéndome que eso se debía a que me había hecho falta dar más a Dios, que no había sido íntegra al entregarle sólo eso, que no me había desprendido de todo, lo cual sólo se debía a mi falta de fe. Terminé confesándole que tenía en casa 12 monedas valiosas que también me había dejado mi padre al morir; el ‘obispo’ me pidió que las llevara para bendecirlas, y así lo hice. Se trataba de una colección de monedas de oro con los héroes de la Independencia grabados, que ese año el banco me había valuado en 36 mil pesos cada una. En otras circunstancias, con la mente más clara, jamás hubiera llevado esas monedas, pero estaba yo tan desesperada y enajenada con las charlatanerías del ‘obispo’ y los ‘pastores’ que las llevé para que oraran sobre ellas. Se las puse al pastor Alejandro Cuesta en un bote, como me indicó; él se las entregó en ese mismo instante al obispo Franklin Dutra, y yo jamás las volví a ver”.
La verdad sale a luz
Asegura la señora Urbiola que los dirigentes de “Pare de sufrir” son unos perfectos ladrones, quienes tienen una habilidad extraordinaria para mantener en esa secta a las personas, aprovechándose de su situación y enredándolas con palabras, de tal modo que al que entra le es casi imposible salir de ahí.
“Todo el tiempo engañan a los miembros diciéndoles que ahora sí Dios les hará el milagro de su vida, siempre y cuando entreguen lo mejor que tengan, ya sea dinero, casas, coches u oro. Y la gente atiende a ese llamado, esperando una y otra vez ese milagro que nunca llega, pues en realidad no es Dios quien está ahí, sino el mismísimo demonio y sus mil mentiras”.
Así, afirma la señora Urbiola, trascurrieron varios años y ella seguía ahí, hasta que supo que por televisión estaban transmitiendo un comercial de “Pare de sufrir” en el que aparecía una persona conocida de una amiga suya que también asistía a ese lugar; el anuncio hablaba sobre los supuestos milagros que esta persona había obtenido sólo con acudir a esa “iglesia” y sobre la abundancia y la dicha de la que ahora gozaba, todo lo cual era una falsedad. “Mi amiga y yo reaccionamos hasta entonces. Nos dimos cuenta de lo mentirosos que eran”.
“Ya estaba yo en la ruina económica, así que en interpuse una demanda legal contra “Pare de sufrir”, tanto por los cien mil pesos, como por la colección de monedas de oro, y en 2012 se me asignó un abogado de oficio, quien logró que me regresaran los 100 mil pesos, toda vez que había documentos bancarios que mostraban que yo les había entregado tal cantidad. Ellos me devolvieron el dinero en efectivo, pues los bancos no aceptan sus cheques debido a que tienen a los dirigentes de “Pare de sufrir” en calidad de delincuentes. Además, para darme el dinero, me hicieron firmar un papel que decía que esa cantidad era un donativo de ayuda que como iglesia me otorgaban”.
Asegura que posteriormente el abogado comenzó a llevar el asunto de la colección de monedas, pero que pronto éste sostuvo una reunión con el agente del Ministerio Público y cinco miembros de “Pare de sufrir”, tras la cual el abogado le dijo que el caso estaba perdido, y que dejara de pelear esas monedas de oro, puesto que incluso podría ir a parar a la cárcel por intento de extorsión.
“Esto me hace suponer que hubo un arreglo de dinero, puesto que los dirigentes de “Pare de sufrir” solucionan todo de esa manera. Sin embargo, yo estoy dispuesta a visitar todas las instancias legales para que me devuelvan lo que me corresponde, y para que personas de mi país no sigan siendo objeto de abuso por parte de esos estafadores brasileños, quienes cuentan con una y mil maneras de engañar a la gente, pues su secta es un verdadero núcleo de maldad”, finaliza la señora Lourdes Urbiola, quien hace un llamado al presidente Enrique Peña Nieto y al Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong para que tomen cartas en el asunto y eviten, de una vez por todas, que los líderes de “Pare de Sufrir” sigan “estafando de esta manera…”.