Género, el origen satanista de una ideología

13 de junio de 2014

Compartir en:



Cuando en 2010 la Argentina introdujo por ley el matrimonio y la adopción para homosexuales el cardenal Jorge Mario Bergoglio, el actual Papa Francisco, escribió una famosa carta a las hermanas carmelitas de Buenos Aires. En este texto, de fecha 22 de junio de 2010, el futuro Pontífice explicó que detrás de la ideología que genera las leyes sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo...

"está la envida del Demonio, por la que entró el pecado en el mundo, que arteramente pretende destruir la imagen de Dios: hombre y mujer que reciben el mandato de crecer, multiplicarse y dominar la tierra. No seamos ingenuos: no se trata de una simple lucha política; es la pretensión destructiva al plan de Dios. No se trata de un mero proyecto legislativo (éste es sólo el instrumento) sino de una "movida" del padre de la mentira que pretende confundir y engañar a los hijos de Dios". Para los cristianos, el padre de la mentira es Satanás.

Esta opinión, curiosamente aunque no demasiado, está presente no sólo en la historia de los cristianos. En efecto, personajes que se encuentran en los orígenes del feminismo, del homosexualismo y de la ideología de género, así como del socialismo ortodoxo, han explícitamente citado e invocado a Satanás como el padre de sus ideas. Esto es lo que se desprende de una monumental -más de setecientas páginas- tesis doctoral del historiador de las religiones Per Faxneld (sueco), publicada bajo el título ‘Feminismo Satánico’ (Molin & Sorgenfrei, Estocolmo 2014).

La obra de Faxneld -que en los últimos años se ha convertido en uno de los más experimentados jóvenes estudiosos del satanismo- no busca polemizar. Por el contrario, el historiador sueco se declara moderadamente feminista, con explícita simpatía por algunos de los personajes que presenta y en cualquier se abstiene -como es normal en una tesis- de juicios de valor. El cuadro que se expone continúa siendo impresionante más allá de las valoraciones de índole individual para las que se abre el debate y sobre las que los especialistas -incluyéndome a mí- a veces puedan estar en desacuerdo.

Faxneld distingue entre el satanismo en sentido estricto - que estudió en otras instancias, y que no es argumento de este libro- y el satanismo en el sentido más amplio. En sentido estricto, el satanismo es la adoración por los ritos religiosos del personaje llamado Satanás en la Biblia, de la gente que cree que existe y que se alían con él. Satanismo en el sentido más amplio, es más bien la exaltación y promoción de Satanás que realizan personas que no creen que existe, pero lo utilizan como símbolo de la aversión, a menudo empujados por el odio al cristianismo, la Iglesia Católica, el orden social natural y cristiano. El poeta masón italiano Giosuè Carducci (1835-1907), con su "Himno a Satán", es citado por Faxneld como un ejemplo típico de satanismo en el sentido más amplio.

La historia muestra cómo Satanás ha sido puesto de relieve en primer lugar por los socialistas, los comunistas y los anarquistas como un agente y motor de la rebelión contra las jerarquías tradicionales, la religión y la propiedad privada. Las referencias a Satanás de Mikhail Bakunin (1814-1876) fundador del anarquismo moderno y el socialista Pierre-Joseph Proudhon (1809-1865) son notables; Faxneld añade algunos ejemplos menos conocidos. La mayoría de los (textos) originales son extraídos del mundo socialista americano del siglo XIX y comienzos del XX -uno de ellos el periódico llamado Lucifer- y de la socialdemocracia sueca que antes de "aburguesarse" como partido de gobierno, proponía a los trabajadores en 1886 los “Diez Mandamientos de Lucifer”, incluyendo el “No codiciarás la mujer de tu prójimo, a menos que sea ella quien te desea; pero busca las que están en la calle y llévalas a ella tan pronto como te sea posible".

La historia muestra la importancia -para esta lectura alternativa de la Biblia– de la Sociedad Teosófica, que distingue entre Satanás como imagen del mal y Lucifer, sobre quien propone en cambio una lectura positiva en clave gnóstica, o la llamada novela gótica inglesa y francesa que presentan las figuras diabólicas como lo "malo", pero terminan fascinando al lector, como en el caso de "Drácula" de Bram Stoker (1847-1912).

Esto nos lleva al tema central del libro, el "Feminismo Satánico" y el nacimiento de la ideología de género. Con una prehistoria en la poesía romántica inglesa, una literatura radical del siglo XIX proclama que Satanás ofreció a Eva en el Jardín del Edén, la oportunidad de deshacerse del control patriarcal de Dios y Adán, y por tanto debe ser celebrado y venerado como el libertador de las mujeres. Como símbolo de la inversión y el derrocamiento Satanás también enseña a las mujeres -como a los hombres - a elegir libremente su identidad de género, y también da su sello en la elección homosexual. Las brujas de la Edad Media, de acuerdo con este punto de vista, realmente existían: eran mujeres libres, a menudo capaces de reinventarse a sí mismas en una identidad masculina o declarándose lesbianas.

El historiador anticlerical Jules Michelet (1798-1874) da un aporte a esta perspectiva con su famoso libro - ahora se considera sin valor desde el punto de vista de la historia, pero tenía una gran influencia- La Bruja de 1862, pero el tema emerge con mayor claridad aún en autores menos conocidos como la poeta lesbiana francesa Renée Vivien (seudónimo de Pauline Mary Tarn, 1877-1909), y la novelista, también lesbiana, Mary MacLane (1881-1929) en los Estados Unidos y Sylvia Townsend Warner (1893-1978) en Inglaterra. En estos autores -ahora olvidados pero en su tiempo muy bien conocidos, al menos en los dos últimos casos- la conexión entre la adoración del diablo y la ideología de género es tan clara que incluso se podría preguntar -me pregunto yo, no Faxneld- si acaso no se va del Satanismo en el sentido amplio al otro en sentido estricto; la frontera entre los dos no siempre es evidente.
 
Y el historiador sueco muestra también la gran influencia social de actrices y personajes de la crónica social que adoptaron un estilo y simbolismo "satánico" en la forma de comportarse y vestirse, como la actriz Sarah Bernhardt (1844-1923) y la marquesa italiana Luisa Casati (1881-1957), que apoyó a la actriz estadounidense Theda Bara (1885-1955) que, sin embargo, es un caso diferente. La actriz en la vida privada era básicamente una buena chica, y el personaje "malo" era sólo un invento de las oficinas de prensa de su casa cinematográfica.

Es imposible dar cuenta de todos los aspectos del libro de Faxneld, una verdadera enciclopedia sobre el tema, que van desde el arte a la moda, a la joyería, a la cultura popular. Lo que importa para el lector no especializado es el tema principal. El feminismo, la ideología de género y la promoción de la homosexualidad –como categoría femenina, pero también masculina- han nacido, así como el socialismo y el comunismo, de un re-leer "inverso" las historias bíblicas sobre la revuelta de Lucifer y la tentación de Eva… diciéndonos que Dios estuvo mal y al Diablo, se lo presenta como un heroico rebelde del orden establecido que tenía razón. Esta interpretación fue en gran medida simbólica, y propuesta por los intelectuales ateos para quienes ni Dios ni el Diablo realmente existen. Pero no sin ambigüedad, y, a menudo, a fuerza de hablar del Diablo algunos terminaron creyendo estar a su servicio.

Repitámoslo: el propósito de Faxneld no es crítico, sólo documental. Y, sin embargo, al cierre de su libro uno tiene la impresión de que la investigación académica está confirmando la visión del cardenal Bergoglio citada en su carta de 2010 y, antes que él, por la escuela católica contra-revolucionaria: La agresión contra la religión, la familia y la propiedad privada nació en un clima cultural donde el ejemplo era el "non serviam" de Lucifer y la bandera que se enarbolaba era la de Satanás.


Fuente original en italiano: La Nuova Bussola Quotidiana

 

Compartir en:

Portaluz te recomienda