Es muy interesante repasar el texto del Señor de los Anillos y darnos cuenta de muchos aspectos que son aplicables a nuestra realidad. Realidad actual, pasada y futura, porque la naturaleza humana no cambia con el tiempo.
Al llegar al final del primer tomo del Señor de los Anillos, la Comunidad del Anillo se encuentra con un problema que parecía imposible. Empieza a resquebrajarse. Según esto sucede, la confianza cae a toda velocidad. Podemos señalar que la desaparición de Gandalf al salir de Moria, fue un duro golpe. Sin Gandalf, parece que se ha perdido el norte y todo se cuestiona. A duras penas llegan a un lugar donde las diferencias afloran de forma evidente: Parth Galen.
Una vez en Parth Galen, la Compañía discute si deben ir a Mordor o al oeste. Cerca de este lugar está la Colina de la Vista (Amon Hen). En esta Colina Frodo tiene la visión Barad-dûr y el Ojo de Sauron. Una visión que le deja confundido. Mientras reflexionan, Boromir aprovecha para intentar quitarle el Anillo a Frodo. Lo hace porque cree que es "lo mejor". Hay una frase de atribuida a Voltaire que nos dice: "Lo mejor es enemigo de lo bueno". Lo mejor no se consigue con fuerzas humanas. Necesita la intervención de Dios. Además, el enemigo suele usar los activismos resultantes, para destrozarnos. Lo podemos ver en cientos de iniciativas humanas que parten de estupendas intenciones, pero sólo generan problemas.
Volviendo al relato de Tolkien, Frodo se da cuenta del peligro que existe y decide ir solo a Mordor. La Compañía del Anillo se ha vuelto una pesada carga, que no le ayuda a seguir adelante. El resto de la Compañía se rompe tratando de encontrar Frodo, mientras la situación se hace más compleja. Son atacados por los guerreros Uruk-hai. Boromir muere desesperado por haber hecho escapar a Frodo. Merry y Pippin son capturados por los Uruks, y Aragorn, Legolas, Gimli y van a rescatarlos. Sam tiene una intuición y consigue alcanzar a Frodo antes de que escapara cruzando el río.
¿Qué podemos sacar en consecuencia de este episodio? Las buenas intenciones no siempre son la mejor opción. Hay que tener mucho cuidado. Sobre todo cuando se mezclan objetivos personales, miedos, estéticas o ideologías. San Francisco de Sales, atribuyó una frase muy significativa a otro santo del siglo XII: San Bernardo de Claraval. “El camino del infierno está empedrado de buenas intenciones”. Miremos a la Iglesia de este siglo XXI y nos daremos cuenta de la gran cantidad de buenas intenciones que terminan en enfrentamientos y luchas internas. A la Comunidad del Anillo le pasó justamente esto. ¿Qué podemos hacer entonces? ¿Debemos desesperar y quedarnos quietos? ¿Debemos tomar una de las ideologías de moda para intentar mover la Iglesia hacia Dios?
No debemos desesperar ni intentar imponer ideas por la fuerza. JRR Tolkien reflejó la acción del Espíritu Santo al dar sentido trascendente a la triste y dura ruptura de la compañía. Aquí tenemos otro refrán interesante: “Dios escribe recto en renglones torcidos”. Sin duda, era necesario que la Compañía se dividiera, pero no hacía falta que fuera entre dolor, muerte y rechazo mutuo. El dolor y el rechazo son ingredientes que el enemigo induce en nosotros. ¿Qué busca en enemigo con esto? Que dejemos la misión y nos quedemos quietos llorando lo desgraciados que somos.
En estos días estamos viendo que las discrepancias, divisiones y enfrentamientos, tienden a aumentar. No de forma muy fuerte, pero sí de forma muy triste. Sin duda, estos enfrentamientos no hacen bien a la Iglesia. Pero no desesperemos. El Espíritu Santo sabe hacerse presente y enderezar lo que hemos torcido. Aunque esto sea a muy largo plazo. Espero que una de las consecuencias de esta triste época de enfrentamientos sea aumentar y fortalecer la Fe, Esperanza y Caridad. Darnos la capacidad de entender y trabajar con otros católicos. Aprender a dar valor a la diferencia, como parte del plan de Dios y no estar luchando constantemente por una imposible homogeneidad. Tengo muy claro que actualmente es muy complicado todo esto, pero esto no nos debe quitar la esperanza de volver a vivir tiempos con más unidad y sentido.
Tomando como base el post que publiqué anteriormente, hay una frase muy certera de Tolkien: "Lo único que podemos decidir es qué hacer con el tiempo que se nos ha dado". ¿Enfrentarnos es lo más adecuado? Más bien no. Creo que lo mejor es tener paciencia y trabajar por la presencia de Cristo en la sociedad que nos ha tocado vivir. ¿Tendrá resultado? No esperemos revivir tiempos de anteriores. Cada momento tiene su sentido y Dios espera que seamos herramientas dóciles en sus manos.