Josephine Quintavalle decidió fundar el Core (Comment on Reproductive Ethics) cuando la Autoridad para la Fecundación y Embriología Humanas (HFEA) de Inglaterra -llamada a valorar éticamente las propuestas en materia de fecundación- promovió la extracción de gametos de donantes vivos, cadáveres o fetos, para curar la infertilidad o para efectuar investigaciones científicas.
Así, el Core se puso a distribuir tarjetas con estas palabras: “No, no os autorizo a usar mis gametos”. Escandalizada por el hecho de que se pudiera pensar en semejante propuesta y conmovida por el daño que la ley sobre el aborto estaba provocando a las mujeres inglesas, Quintavalle decidió dedicarse a la batalla a favor de la vida humana y contra la explotación del cuerpo femenino y de los embriones humanos, que comportaba el uso de técnicas reproductivas.
Durante veinte años también trabajó como voluntaria para la organización Life, asesorando a más de siete mil mujeres que tenían dificultades con el embarazo. A pesar de la entrada en vigor del Abortion Act (1967), el aborto en el Reino Unido es prácticamente a petición hasta la vigésima cuarta semana, y el 98 por ciento de las mujeres aborta con una motivación personal, no muy bien especificada, que reza así: “Riesgo de salud física y mental".
Para Josephine el único feminismo viable y respetuoso de la mujer es aquél que defiende la vida y de ello conversó con Laura Gotti Tedeschi, para L’Osservatore Romano, en esta entrevista.
¿Cómo valora los resultados de la campaña europea Uno de Nosotros, que ha recogido más de un millón ochocientas mil firmas en veinte países?
Es maravilloso que se hayan recogido tantas firmas en defensa del embrión y de la inviolabilidad de la vida humana. En particular, hay que felicitar a Italia porque animó y generó esta reacción en toda Europa, y recogió un número tan elevado de firmas. Más allá del objetivo inmediato de prohibir que Europa financie la investigación destructiva sobre embriones humanos, el aspecto extraordinario de esta iniciativa fue que logró reunir a numerosos grupos a favor de la vida de toda Europa, creando una potentísima red de personas cuyo objetivo es la defensa de la vida humana.
Usted se define feminista a favor de la vida y, sin embargo, la mayoría de la gente cree que precisamente las feministas son defensoras a ultranza del derecho de las mujeres a abortar.
Si el feminismo se funda en la defensa de los derechos de la mujer, entonces una feminista solo puede estar a favor de la vida: el aborto es una verdadera explotación del cuerpo femenino y, por consiguiente, hay que combatirlo. El Core formó una red internacional de personas y grupos en diferentes países, en particular, en Europa, Estados Unidos y Australia. El resultado fue la creación de alianzas con grupo de mujeres que, aunque no comparten totalmente nuestros principios de defensa de la vida humana, reconocen y denuncian junto con nosotras la explotación de las mujeres y de su cuerpo en materia de reproducción asistida, recogida de óvulos de (supuestos) donantes y recurso a madres subrogadas o de alquiler.
El Core es una especie de observatorio ético, creado para hacer tomar conciencia, entre oras materias, también respecto de la Fecundación In Vitro con transferencia de embriones (Fivet). ¿Cuál es la verdad que no se dice sobre la Fivet?
Que está impregnada por una lógica eugenésica. A través de ella se fecundan más óvulos de los que se fecundarían naturalmente: algunos de los embriones producidos se descartan inmediatamente después, porque no son suficientemente “adecuados”. De los restantes, los mejores se implantan enseguida, mientras que los otros se congelan para un uso futuro. Los elegidos para la implantación, a menudo son sometidos a un diagnóstico genético ulterior, que comporta la remoción de células cuando el embrión se halla en el estadio de ocho células. Esta manipulación, entre otras cosas, podría dañar al embrión.
Prosiguiendo con el tema de la defensa de la vida, ¿cómo ve hoy la situación en el mundo?
La percepción general es que en el mundo los grupos de presión favorables al aborto están perdiendo lentamente terreno. Basta pensar que la mitad de los Estados que forman parte de Estados Unidos ha legislado de modo restrictivo en materia de aborto; Hungría ha insertado en su Constitución la defensa del embrión humano; en España los números están cambiando lentamente gracias a un movimiento a favor de la vida que es muy activo y dinámico.
En 2005, entrevistada por The Observer, usted dijo que era necesario “despertar la conciencia” respecto a las leyes sobre el aborto. Por tanto, ¿no se ha despertado todavía?
Por desgracia, no. Todo lo contrario, la situación es aún más urgente. El Reino Unido por ejemplo ha cedido totalmente al utilitarismo, mientras se discute sobre eutanasia, aborto y manipulación genética del embrión humano. Y no existe un verdadero debate académico en el campo de la bioética. Esto es sorprendente, si pensamos que el ciudadano europeo medio nos considera modelo de democracia y virtud.
¿Puede deberse esta limitación al hecho de que en el Reino Unido los movimientos a favor de la vida están formados exclusivamente por católicos y a veces son algo “ruidosos”?
En el país hay diferentes movimientos a favor de la vida, y es verdad que muchos de los que tienen fundamentos religiosos, sobre todo católicos y protestantes, alzan la voz. Es importante que su voz suene fuerte, pero también hay que combatir a nivel político y académico. Comoquiera que sea, durante los últimos años el instinto a favor de la vida presente en todo ser humano ha ido cobrando mayor impulso. Por ejemplo, ha habido un aumento de jóvenes sin ninguna pertenencia religiosa particular que se oponen a la política a favor de la libertad de elección.
¿Cuáles son las principales batallas bioéticas que estáis afrontando hoy en el Reino Unido?
Son dos las grandes batallas que afrontaremos en los próximos meses: la primera es contra la propuesta de reducir lo más posible el papel del médico en la valoración de las motivaciones que impulsan a las mujeres a abortar; la segunda es contra la propuesta de crear embriones de tres “padres”. Esta será una batalla verdaderamente dura para nosotras, porque han encubierto este problema con un lenguaje científico tan elevado que las personas comunes no logran entenderlo. Así pues, debemos traducir la realidad de lo que se propone de manera que quienes nos apoyan comprendan que, una vez más, una novedad científica es, en realidad, un ataque al embrión humano.
En Bélgica acaba de aprobarse una ley que autoriza la eutanasia de los niños enfermos. El gobierno inglés debe reducir el gasto sanitario producido por ancianos y enfermos, que comienzan a sentir que están de más. ¿A dónde estamos yendo? Combatir la eutanasia es otra de nuestras numerosas batallas. Por suerte, en Inglaterra hay una fuerte alianza de grupos a favor de la vida, que se unieron con el eslogan Care not Killing (Cuidar, no matar), cuyo jefe es el doctor Peter Saunders, director del Christian Medical Fellowship. La sombra de la eutanasia se está extendiendo en toda Europa. ¡Hay que despertarse!