El sociólogo Mark Regnerus, profesor de la Universidad Americana de Texas en Austin, en su conferencia "La perturbadora e inestable cuestión de la identidad de género" del pasado 18 de mayo en Viena, observando el aumento de las cirugías de reasignación de sexo entre jóvenes y niños, cuestionó la pretendida validación científica de esta práctica. En su opinión, la cirugía de reasignación de sexo a una edad tan temprana, que en algunos casos implica la esterilización química o quirúrgica de niños prepúberes, no es ética.
"En los últimos años ha aumentado mucho el número de adolescentes de 15 años o más que se han sometido a una cirugía de reasignación de sexo con hormonas del sexo opuesto o mediante operaciones como mastectomías, histerectomías (extirpación del útero) o vaginoplastias o faloplastias. Y esto no sólo sucede en Estados Unidos, sino también en Europa, como demostró Johannes Unosson durante la introducción con estadísticas de Suecia y Austria”, dijo Regnerus.
Presión de los activistas LGBTQ en la escena médica
"Existe una presión por parte de los activistas LGBTQ hacia los profesionales médicos para que confirmen a los jóvenes la percepción de disforia de género y para que, el camino hacia la reasignación de género sea lo más fácil posible", denunció el sociólogo. Los padres también están sometidos a una gran presión, añadió: "Una frase típica es: «¿Prefieres tener un hijo vivo o una hija muerta?». De este modo, se aviva el miedo al suicidio del niño”, sentenció.
Regnerus prosiguió advirtiendo que no se ha demostrado el valor añadido de los medios quirúrgicos u hormonales de reasignación de género en relación con la salud mental posterior. "Los profesionales médicos no aceptan una expectativa de éxito tan baja con un riesgo comparativamente muy alto en otros casos", explicó.
Además de los riesgos médicos -continuó el científico-, también existen problemas éticos y riesgos psicológicos, especialmente cuando se trata de pacientes jóvenes. Keira Bell -dijo Regnerus- se identificó como hombre cuando era adolescente y tomó testosterona. A los veinte años, dio su consentimiento para someterse a una mastectomía. A posteriori, se arrepintió de la decisión, demandó a su clínica de género y declaró: "Me trataron como un experimento", recordó el profesional que fue la protesta de la joven.
Dependencia de por vida de la atención médica
Regnerus señaló que la esterilización de menores es una violación de los derechos humanos, incluso aunque los menores hubieren dado su consentimiento. "Los adolescentes aún no son conscientes de lo que significa ser un hombre o una mujer. Pretender que puedan decidir a favor o en contra es un error", subrayó Regnerus.
Un cambio de sexo a una edad temprana -prosiguió el científico- significa no poder llegar a conocer el propio género de forma plena y, en la mayoría de los casos, una dependencia de por vida de los cuidados médicos.
Según Regnerus, la disforia de género, es decir, la percepción de estar en un cuerpo equivocado suele ir acompañada de depresión o trastornos de ansiedad: "Los defensores de los trans sostienen que este sufrimiento psicológico es consecuencia de la estigmatización de las personas trans". Pero, según el "Protocolo holandés", que solía regular el tratamiento de la disforia de género, el profesional siempre tenía que excluir la existencia de un trastorno de depresión o ansiedad junto a la disforia de género por la sospecha de que la disforia pudiera ser consecuencia de una enfermedad mental primaria.
El aumento exponencial de personas con disforia de género hoy es justificado por los activistas como una disminución de la estigmatización. Pero, según argumenta Regnerus, otros investigadores parten de la base de que la disforia de género es transmisible socialmente, a la que los jóvenes son especialmente susceptibles por el consumo intensivo de los medios sociales.
Punto de discordia en una sociedad cada vez más polarizada
Según este sociólogo estadounidense, los estudios han demostrado que una opinión positiva o negativa sobre la reasignación de género está relacionada con las actitudes hacia la legitimidad del aborto. En Estados Unidos, la cuestión de la cirugía de reasignación de sexo se está convirtiendo en un punto de controversia en una sociedad cada vez más polarizada, destacó Regnerus.
“La identidad de género, la expresión del género es una categoría muy diferente al sexo biológico", explicó Regnerus. Como las categorías no están claramente delimitadas -puntualizó-, los activistas invocan los derechos humanos para argumentar sobre una supuesta discriminación basada en el sexo biológico.