“Y sucedió que mientras Moisés tenía alzadas las manos prevalecía Israel, pero cuando las bajaba, prevalecía Amalec (Ex 17, 11)”.
Inspirados en los hechos que narra este pasaje bíblico, laicos de la Iglesia católica de Bolivia, en medio de la crisis que padecía su país, decidieron combatir la violencia y todo signo de muerte con su arma más poderosa: la oración.
Pero no lo harían encerrados entre cuatro paredes. Como Moisés, arriesgaron la propia vida acudiendo a las plazas, calles y todo lugar público donde ocurrían las confrontaciones. Allí oraban. Y Dios escuchó el clamor de su pueblo.
Abel Maldonado, presidente del Consejo Boliviano de Laicos, agrupación que con el respaldo de la Conferencia Episcopal de Bolivia ha liderado por meses esta particular “batalla”, comenta a Portaluz algunos detalles de esa inspiración espiritual: “Cuando todos aclamamos a una sola voz y nos humillamos frente a nuestro Dios por medio de Jesucristo, Él en su infinita misericordia nos atiende”, afirma.
Convocatoria por la paz
Los meses de octubre y noviembre de 2019 Bolivia se encontraba ad portas de una guerra civil. Movidos por la certeza de su fe los miembros del Consejo Boliviano de Laicos distribuyeron por redes sociales una convocatoria que encendió los corazones de miles desde el altiplano a la selva amazónica. Con voz serena Abel dice en el video:
“Convocamos a todos los fieles -hombres y mujeres de fe- y a todos los ciudadanos de buena voluntad a unirnos una vez más en ayuno y oración, rezo del santo rosario y adoración al Santísimo Sacramento del Altar, que son nuestras más poderosas armas de combate en la hora de las tinieblas, para vencer el miedo y tener la certeza de que ‘si Dios con nosotros, nadie contra nosotros’. Creemos que Jesús es el camino, la verdad y la vida y consideramos que es esta la mejor vía para pacificar nuestra convulsionada nación. (Como lo hizo Moisés en batalla por Dios ante Amalec), los exhortamos a la labor misionera y de evangelización de ir a los lugares de fricción y levantar las manos para alabar a Dios junto a nuestros compatriotas. Así seremos verdaderos agentes sembradores de paz y de esperanza.”
Sin dejar caer los brazos
En Cochabamba Liliana Almanza sintió que el corazón le daba un vuelco en el pecho al escucharlo. Ese llamado del Consejo era la respuesta a sus ruegos que pedían a Dios intervenir, salvar del desastre a su país… “Yo me levantaba en la mañana pensando en los países que vivían en guerra, pensando cuál era la angustia que ellos vivían, yo le decía al Señor: «¿Cómo será esto?» Porque todo orientaba a que Bolivia, viviría igual una guerra civil… Yo dormía intranquila, sentía angustia, como una presencia maligna en el ambiente, eran momentos muy angustiosos, llorábamos”, dice Liliana a Portaluz.
Ella, confiada a Dios, comenzó a convocar en Cochabamba al rezo diario del rosario. Uno a uno fueron sumándose por distintos barrios cientos de guerreros, hijos de María, que con los primeros rayos de luz, a las seis de la mañana, iniciaban el clamor a Dios. Al paso de los días, la violencia continuaba arreciando en las calles y no se desanimaron. Tenían el ejemplo de Moisés, había que seguir con los brazos arriba y fue así que convocaron a realizar adoración eucarística continua ante el Santísimo, ofreciendo sacrificios de reparación y ayuno. “Normalmente yo comía algo a partir de las 6 de la tarde, tomaba algún té con pan y durante la mañana, pues era solamente agua, hasta que llegaran las 3 de la tarde o 6 depende el día; entonces esa era la rutina diaria que teníamos para poder apoyar” dice Liliana.
Venciendo el miedo
Este ejército de orantes y adoradores agrega Liliana, están decididos a cambiar la historia de Bolivia con la fe. “Salimos a las calles orando por la Patria, porque con la oración y el ayuno se pueden detener las guerras e incluso el curso de la naturaleza” reitera.
En medio de las reyertas donde distintas facciones se enfrentaban aparecían estos valientes con sus rosarios, cruces, fe y oraciones. “Ha habido bloqueos pero ha estado la mano de Dios, porque donde había un punto de bloqueo se trataba de tener un punto de oración, es decir llevábamos también a Dios a las calles. En donde menos violencia ha habido es en los lugares donde más oración se ha hecho” nos comenta Rodrigo Sainz, director del Consejo Boliviano de Laicos en Cochabamba.
A riesgo de la propia vida, prosigue Rodrigo, no echarían pie atrás hasta que los políticos vuelvan sus ojos a Dios: “Hemos hecho oración pidiendo a Dios por el próximo gobernante porque hay mucha preocupación de que no enarbole el estandarte de los valores que la Iglesia siempre ha defendido, la familia y el derecho a la vida” afirma.
Firmes en la fe
Hubo miedo, dudas, angustia, sí, añade Liliana. Y era en esos momentos en que volvían a clamar, pues “en los momentos de mayor angustia solo la oración y la esperanza lograba calmarnos. Sabíamos que Nuestro Señor Jesucristo y la Santísima Virgen María podían ayudarnos”.
El Consejo Boliviano de Laicos mantiene su red de miembros activos en La Paz, Potosí, Cochabamaba, Oruro, Tarija, Beni, Ñuflo de Chávez, Camiri, Coro Coro, Aiquile y Santa Cruz. Ante la pregunta sobre el destino de esta experiencia de Dios que va dando frutos de paz a Bolivia, Abel Maldonado responde sin rodeos: “Lo que nosotros queremos es ser agentes vivos, laicos activos dentro de nuestra Iglesia. Nosotros buscamos fortalecer un pilar fundamental que es la formación entre los laicos y sobre todo que el laico se sienta integrado tanto en la vida social, política y religiosa”.