Junto a sus predecesores, Mijaíl Gorbachov y Borís Yeltsin, el presidente ruso Vladímir Putin es también artífice del renacer de la Iglesia Ortodoxa rusa, iniciado hace 20 años tras décadas de ostracismo y persecución comunista.
Poco más de tres décadas después de la caída de la Unión Soviética, la religión desempeña un importante papel en la identidad nacional de los rusos. Sin embargo, la situación es diferente cuando se trata de la práctica religiosa. Así lo indica una encuesta de 2017 realizada por el Pew Research Center.
Puesto que en Rusia no existe partida de bautismo, las estadísticas sobre el número de creyentes surgen del resultado de las encuestas. Una de las más recientes realizada por el Instituto de Sociología de la Academia de Ciencias (www. ras.ru) indica que un 69,4% de la población sería parte de la Iglesia Ortodoxa rusa.
Para el 57% de los rusos, la pertenencia a la Iglesia Ortodoxa desempeña un papel muy importante o importante en su identidad nacional. Pero apenas un 6% de la población en Rusia, reconoce asistir a todas las liturgias dominicales o participar activamente de su iglesia, según los datos de una encuesta realizada en 2017 por el reputado Pew Research Center.
Un 14% dice asistir entre una vez al mes y una vez al año, y el 79% asiste con menos frecuencia o no asiste en absoluto. Esto significa que la asistencia a la iglesia es tan baja como en Alemania, Austria o Suiza, y mucho más baja que en Estados Unidos, por ejemplo. Las cifras muestran además que el 75% de los rusos cree en Dios, pero sólo el 17% reza a diario.
La devoción por los iconos y otros objetos religiosos son lo más habitual. El 87% de los cristianos ortodoxos rusos admitió tenerlos en casa. El 79% encendía velas en la iglesia y el 72% portaba símbolos religiosos.
Rusia tampoco es un país cristiano en lo que respecta a la protección de la vida. Según datos de la OMS, las mujeres rusas que ahora tienen unos 50 años han tenido una media de ocho a diez abortos en su vida. En Rusia, los abortos se realizan incluso en el séptimo mes posterior a la gestación del ser humano. Supera a casi todos los países del mundo, también en este tipo de exterminio.