Formalmente, el sacerdote Gino Rigoldi, "Don Gino", debió haberse jubilado hace años y pasado el testigo de capellán a su amigo y colega en las prisiones, el padre Claudio Burgio. Pero ¿cómo se puede, a los 84 años, dejar de ser madre, padre, sacerdote, abuelo de los presos, los descartados que nadie quiere? Y es que esos delincuentes, malos, desheredados, drogadictos han sido siempre la cruz que amó abrazar, por amor a Cristo. Nadie podría retirarse de esto, pues al fin es lo que hace latir su corazón.
"No puedo esperar para empezar", le dijo a don Gino hace algunos días -con evidente emoción- uno de los reclusos en la prisión de Bassone (Como, Italia), al saber que había sido seleccionado para capacitarse en un proyecto de formación profesional que cambiará del todo su vida. Se trata, según informa el digital italiano Avvenire, de un proyecto emprendedor, innovador, tecnológico y altamente cualificado desarrollado en el seno del centro penitenciario, que incluye además la disposición de toda un ala de la estructura: 180 metros cuadrados de espacios reformados, repintados y con sistemas a la altura que albergan un laboratorio de cableado y montaje de cuadros eléctricos, gimnasio, sala de informática.
Signo de futuro y dignidad
Imagen gentileza de la Oficina de Prensa de Intesa Sanpaolo
Todo comenzó hace dos años a partir de una idea del sacerdote -histórico capellán italiano- Gino Rigoldi y que ha catalizado en un conjunto de entidades públicas y privadas: la institución penal de Como, el grupo Intesa Sanpaolo, la empresa MekTech de Giussano (Mb), la Cooperativa Ozanam de Saronno (Va), el Superintendente Regional Lombardo para la Administración Penitenciaria y el Centro de Servicios Voluntarios de Insubria. "Desde la cárcel de Como llega un mensaje concreto de esperanza, que habla del futuro y de la dignidad", comenta el padre Rigoldi.
¿En qué consiste el proyecto? El Grupo MekTech, especializado en el diseño y la construcción de sistemas y equipos motorizados, utilizará para sus sistemas robóticos, complejos cuadros eléctricos producidos en el interior de la prisión de Bassone en los espacios renovados gracias a los fondos ministeriales y al apoyo económico de Intesa Sanpaolo. La producción será desarrollada por once reclusos, empleados de Ozanam, una cooperativa que lleva treinta años comprometida en programas de reinserción laboral de personas descartadas. Los trabajadores fueron seleccionados por los educadores de Bassone sobre la base de sus habilidades previas y aptitudes personales. Asistieron a un "curso de formación para técnicos de cables y electricistas", con la emisión de un certificado que certifica su participación y cualificación. Este camino se traduce en un trabajo y un salario: hoy en prisión, mañana en una empresa, en una lógica de justicia restaurativa que permita a quienes han cumplido su condena por los delitos cometidos reintegrarse e integrarse a la comunidad de la que se alejaron.
La tasa de reincidencia
"Nos sentimos pioneros", dicen al digital Avvenire algunos de los internos, "somos los primeros once... La perspectiva es que, después de nosotros, otros tantos puedan tener esta posibilidad. Tener la cabeza ocupada, invertir tiempo en algo importante para nosotros, para nuestras familias, para nuestros hijos". Es un trabajo que abre perspectivas: "es una cualificación muy solicitada", añaden, "trabajamos en sistemas básicos pero fundamentales para el funcionamiento de brazos robóticos, ascensores, líneas de montaje, unidades de automatización. Es una gran oportunidad por la que estamos agradecidos".
Según datos del CNEL y del Ministerio de Justicia, la población carcelaria italiana cuenta con 60.000 reclusos. El 70%, después de cumplir su condena, están altamente expuestos al riesgo de reincidencia. Una tasa que se reduce al 2% para aquellos que han realizado y completado un curso de formación y trabajo.
"Las oportunidades se crean en un lugar donde todo parece llegar a cero" es la reflexión de Stefano Barrese, de la "División Banca dei Territori" de Intesa Sanpaolo, el primer grupo italiano en posicionarse en la cima del mundo en términos de impacto social y líder europeo en finanzas sostenibles. "Y es en este lugar de 'no-oportunidad' donde hemos encontrado personas ansiosas por aprender, por recuperar sus vidas suspendidas, más allá de cualquier prejuicio", concluyó.