Congreso de Cuidados Paliativos: La misericordia moviliza a cuidar, a dignificar, jamás a matar

02 de marzo de 2018

Causar intencionalmente la muerte de un paciente es diferente al acompañar a quien está muriendo brindándole apoyo emocional, espiritual y alivio del dolor, puntualizan médicos que practican y promueven el cuidado paliativo.

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El Dr. Eduardo Bruera, director médico del Department of Supportive Care Center de la Universidad de Texas MD Anderson Cancer Center en Houston, fue uno de los oradores en el último Congreso Internacional Sobre Cuidados Paliativos patrocinado por la Pontificia Academia para la Vida, del 28 de febrero al 1 de marzo.

"La realidad es que, en medicina, nos hemos centrado mucho más en la enfermedad que en los pacientes ", aseguró Bruera. Por ejemplo, señaló, los pacientes que reportan una "carga de síntomas altos" podrían estar sufriendo por el cáncer o debido a la toxicidad de su tratamiento, pero su situación también podría estar acercándose a lo insoportable porque perdieron el trabajo o están preocupados por el impacto que su enfermedad provoca en sus familias.
 
Bruera destacó que la atención paliativa exige que el equipo médico, el paciente y la familia trabajen juntos para aliviar las diversas expresiones del sufrimiento, ya sea en lo físico, lo emocional o lo espiritual.
 
Profundizando lo dicho por Bruera Christina Puchalski, fundadora de uno de los centros más importantes que se ocupan del acompañamiento espiritual al final de la vida en The George Washington University (Washington D. C. USA), argumentó “es necesario integrar el cuidado espiritual. Cuerpo y alma no se pueden separar". Agregó la experta que por su experiencia “es importante integrar el cuidado espiritual en los cuidados paliativos, porque el cuidado corporal no puede separarse del cuidado del alma, que es una parte integral de los cuidados médicos".
 
La sedación en los cuidados paliativos

El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, transmitió el mensaje de Papa Francisco al Congreso insistiendo en que el cuidado paliativo implica "un redescubrimiento de la vocación más profunda de la medicina, que consiste ante todo en cuidar al paciente. La tarea del médico siempre es cuidar, aunque no sea posible curar".

Obviamente, señaló el cardenal, la medicina y la investigación médica tienen un compromiso duradero por descubrir nuevas curas y derrotar la enfermedad, pero la atención paliativa muestra una conciencia de que, cuando se ha intentado todo lo médico, los límites deben ser "reconocidos y aceptados".
 
“Cuando todos los recursos de' hacer' parecen agotados," agregó," entonces viene el aspecto más importante de las relaciones humanas, el de' ser': estar presente, estar cerca, estar aceptando". Para los cristianos eso significa "compartir la impotencia de los que llegan al fin de la vida", y asegurarse de que la fase final de la vida de una persona en la tierra "no sea ya un lugar de separación y soledad, sino una ocasión de encuentro y comunión", destacó el cardenal Parolin.
 
Respecto de una "terapia del dolor", el secretario Vaticano dijo es un área particularmente sensible en los cuidados paliativos y recordó que "ya el Papa Pío XII, distinguiéndola de la eutanasia, dio claramente legitimidad a la administración de analgésicos para aliviar un dolor insoportable que no podía ser tratado de ninguna otra manera, incluso cuando, en la fase de muerte inminente, podría causar un acortamiento de la vida".
 
Sin embargo advirtió que la sedación prolongada al final de la vida "debe ser considerada como una medida extrema a tomarse sólo después de haber examinado y aclarado atentamente sus implicaciones".

 

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