Se hartó de "inmoralidad"

Brian Shields, un actor que dijo "no" a seguir pervirtiendo a la juventud

12 de agosto de 2016

"Muchas veces vivimos en el pecado porque pensamos que eso nos va a hacer felices", reflexionó en un momento de su vida.

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Brian Shields es de Jacksonville, Florida (EEUU). Nació en una familia católica y recuerda haber tenido una particular experiencia de Dios en su infancia, pero también cómo luego se fue apartando del Señor y equivocó el camino. Así lo cuenta al programa “Cambio de Agujas” de HMTelevisión, quienes nos han enviado su testimonio.
 
Con diez años, un Jueves Santo en que ayudaba como monaguillo, tuvo esa fuerte experiencia de Dios: “Supe que era Jesús”. Pero poco después, entrado en la adolescencia su vida comenzó a ir de mal en peor. Junto a una pandilla destruían propiedades, se iban de farra y su moral se diluía… “Parece divertido y parece que no pasa nada... Pero eso te afecta. (…) Mata. Va matando tu manera de ver las cosas. Y luego empiezas con cosas más y más grandes. Algunos de estos chicos lo hicieron. Algunos acabaron haciendo cosas grandes. Y algunos terminaron en la cárcel”.

Queriendo ayudarle un tío le animó a buscar manager que encauzara su talento como actor y, después de hacer muchos anuncios publicitarios, llegando incluso a trabajar con Tom Hanks y Michael Jordan, consiguió un papel de protagonista para la serie "Dawsons Creek". Sin embargo, justo antes de que este sueño se hiciera realidad, el Señor irrumpió en su vida.

El negocio del cine lo atrapó cuando tenía solo quince años. A él, incauto, le parecía una aventura más: “Me encantaba hacer el payaso, hacer el tonto. Simplemente, vino de forma natural. (…) Encontré un representante y empecé a hacer anuncios de publicidad, películas independientes, anuncios de Servicios Públicos, «Di: no a la droga»… Hice un montón de cosas. Un anuncio con Michael Jordan, un anuncio para Mc Donalds…”
 
Lo que ofrecía el mundo lo dejaba vacío
 
La carrera artística de Brian comenzó a madurar realmente cuando estaba en la Universidad (imagen a la izquierda). Había éxito, era adulado, pero él no estaba en paz recuerda… “Yo me hundía cada vez más en el fondo de un pozo que me alejaba más y más de Dios. Veía que cada vez era menos feliz. Estaba perdiendo mi paz interior. Ahora es fácil mirar hacia atrás y verlo con claridad, pero entonces… no era siempre fácil comprender por qué me sentía así. Me decía: “Dios mío, ¿qué es lo que me pasa? ¿Por qué esto no me satisface?”
 
Por si acaso alguien no entiende qué era ese pozo -dice  Brian-, lo especifica:

“El pozo es simplemente el pecado. Vivir una vida alejado de Dios, vivir inmoralmente, y no vivir las enseñanzas más simples de la Iglesia como es cumplir los diez mandamientos, que no están aquí como reglas que te fastidian, sino que realmente están ahí para que puedas tener alegría, la verdadera alegría. (…) Muchas veces vivimos en el pecado porque pensamos que eso nos va a hacer felices. Porque eso es lo que queremos, ¿verdad? ¡Queremos ser felices! Y Dios quiere que seamos felices. ¿No es increíble? Aquí tenemos a este Dios tan grande que quiere que seamos felices para siempre. Y escogemos el pecado, que nos hace felices solo por un segundo… Vamos, que lo hacemos todo al revés… En realidad es muy sencillo: vive la virtud, busca la santidad, sé amable, preocúpate por los demás, perdona... Ese tipo de cosas traen una felicidad que es mucho mejor que la que trae el pecado. El pecado es como un caramelo, que lo saboreas por un segundo y desaparece”.

La intercesión de una Madre

En este punto de la historia, hay un detalle que puede parecer pequeño pero que es enormemente importante. La madre de Brian, inquieta por su hijo, le comentó que la Santísima Virgen María se aparecía en una aldea (de Bosnia Herzegovina) y pedía que se orasen siete Ave Marías por la paz del mundo. “Yo pensé: «Dios mío, ¿cómo voy a decir no a esto? Paz en el mundo por solo siete Ave Marías… No puedo decir que no a esto».  Empecé a rezar esas siete Ave Marías. Y eso, que es una cosa tan sencilla, fue lo que  Nuestra Madre usó para entrar en mi vida”.
 
Por entonces Brian tenía diecinueve años, viajaba por todos los Estados Unidos haciendo castings y audiciones. Logró también en aquellos meses tener un papel en una serie de HBO junto a celebridades del cine que admiraba como Tom Hanks y Rita Wilson.  “Pero había llegado a ese punto de mi vida en el que entendía por qué hay gente que ya no quiere seguir viviendo. Estaba tan vacío. Yo podía a ir a una tienda, a la gasolinera… y la gente me reconocía. (…) Pero estaba vacío. Estaba vacío. Y conocía a gente famosa…  Ellos también iban subiendo. Y sabía lo vacíos que estaban. Todos estaban buscando algo, estaban intentando rellenar ese hueco...” 
 
Una experiencia trascendente ante el Santísimo Sacramento
 
En esta situación de vacío y tristeza interior, Dios nuevamente le mostró el siguiente peldaño de la escalera cuando conoció a quien sería su futura esposa...  Una joven guapa que lo descolocó al sugerirle que debía ir a un retiro. Él no se resistió y en medio de aquella experiencia, tras recibir la primera catequesis, vendría el plato de fondo, gracias también a que Brian estaba disponible, hambriento de Dios:

“Comenzó la Adoración Eucarística. Vino el sacerdote y dijo: «Aquí está la Eucaristía: Jesucristo en su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad»…”.

Aunque en el colegio había estado en alguna Adoración de Dios presente en la Eucaristía, jamás había experimentado lo que estaba por ocurrir cuando el sacerdote se aproximó con el Santísimo Sacramento hacia él…

“Yo no sabía por qué rezar, nunca había hecho eso antes. Todo el mundo estaba alabando a Dios, todos estaban levantando sus manos y cantando, algunos llorando… Yo me decía: ¿Qué yo hago aquí? Me sentía como un pez fuera del agua. Finalmente el sacerdote se puso ante mí. Me acordé de que a mi madre la iban a operar, y recé: «¡Por mi madre!» Toqué la custodia y, esto va a sonar raro, pero fue como una descarga eléctrica. Experimenté una fuerte sensación de calor que comenzó en mi corazón y recorrió todo mi cuerpo. Y de repente empecé a gritar: «¡Aleluya! ¡Bendito sea el Señor!» Estaba cantando al Señor y me lo estaba pasando bien. Estaba hablando a Dios… Fue increíble. Fue un sentimiento increíble de paz y alegría que no puedo explicar. Fue como si Dios cogiera un desfibrilador y me diera una descarga. Volví a casa, era domingo. Mis padres se habían ido a cenar y los encontré en un restaurante. Grité: «¡Mamá, ya no te tienen que operar! ¡Te has curado mientras yo estaba de retiro!» Ellos me dijeron «¡Siéntate, Brian!» Porque, claro, estamos en un restaurante lleno de gente... A la semana siguiente, mi madre entró en quirófano, tuvo la operación, todo fue bien. (…) Y por fin caí: ‘Pues, claro… Era para ti. Era a ti al que tenían que curar’”.

Sin transar con la inmoralidad

Tener el don de la fe cambió todo en Brian, también su vida profesional. Le habían propuesto un rol protagónico en la serie “Dawson's creek”, pero tras leer el guion comprendió dice, “que esa serie lo que fomentaba era la inmoralidad en los adolescentes”.  Sin embargo no tuvo la fuerza para rechazar la audición, que la ejecutó a plena satisfacción de la producción. En silencio Brian suplicaba a Dios que lo sacara de allí lo hice genial. “Al día siguiente, mi agente me llamó y me dijo: «No sé qué ha pasado. Han cambiado de idea… Pero te quieren en este otro programa». Yo pensé: «Sé exactamente lo que ha pasado. El Señor ha escuchado mi oración». Me envió el guion de este nuevo programa. Lo leí y era la misma basura. Más de lo mismo. Inmoralidad para los adolescentes”.

No tuvo dudas en que por fidelidad a su fe, a Dios debía rechazar esa propuesta y lo hizo. Desde entonces ha sido parte de compañías de cine que producen contenidos vinculados a la fe católica y ha podido comprobar que ya no está solo. “Dios trabaja y te bendice”, señala.

Un signo claro de aquello, comenta al finalizar su testimonio, es que se casó… “con esa chica guapa que salvó mi vida al pedirme que fuera a un retiro.  Así que: ¡Chicas! Pedid a los chicos que vayan de retiro. Ese es el objetivo. Y chicos, ¡tenéis que decir que sí! ¡Porque os va a cambiar la vida!”


A continuación el programa Cambio de Agujas con el testimonio completo de Brian


 
 

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