Un valiente obispo sirio a los terroristas:

"Lo que de verdad teme el Daesh (ISIS) es la cruz"

20 de noviembre de 2015

El arzobispo siro-ortodoxo Nicolaos Matti ha participado en una mesa ecuménica en España para coordinar la ayuda a los refugiados. Desde el Arzobispado de Madrid se pide "no confundir a las víctimas (los refugiados) con los verdugos".

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“No podemos vivir con miedo, no nos podemos quedar encerrados en nuestras casas esperando a que vuelva a pasar algo”… son las palabras de un sirio, el arzobispo Nicolaos Matti Abd Alahad, durante la entrevista que concedió al semanario español Alfa y Omega.

Desde hace un año monseñor Matti reside en Madrid como  vicario patriarcal de la Iglesia sirio-ortodoxa y no oculta su temor de que nuevos ataques puedan ocurrir. “Los terroristas están ya en suelo europeo. Algunos han llegado ahora con la entrada de refugiados pero otros llevan aquí mucho tiempo”, reconoce. El problema, alerta, es que con la llegada del Daesh (autodenominado Estado Islámico) se han extendido ideas radicales “entre los musulmanes que llevaban 40 o 50 años en España o Francia y convivían con los cristianos sin problema”.

Nadie lloró por mi sobrino

Monseñor Nicolaos Matti no ha podido evitar acordarse en estos días de su sobrino, un joven universitario que vivía en Damasco y murió por un atentado de coche bomba junto a su facultad. “Por él no lloró nadie, ni se dijo nada en los medios de comunicación. Murieron jóvenes que estaban estudiando para tener un futuro como otro joven cualquiera”.

Matti no justifica en absoluto lo ocurrido en Francia, pero hace un llamado a la conciencia evangélica y nos recuerda que en Siria, desde hace cinco años, los padres mandan a sus hijos al colegio sin saber si volverán a verlos vivos.

Este obispo no teme a terroristas. Como sirio y cristiano insiste en la necesidad de ayudar a todos los refugiados que huyen de la guerra, pero con raciocinio, dice, porque “tenemos que salir de este pozo de terrorismo. Todos tenemos que estar atentos pero sin miedo, porque el miedo paraliza y no nos permite avanzar”. Miedo, sugiere, deben solo tenerlo aquellos que “tienen sus manos manchadas de sangre”.

Y lo que más teme el Daesh, que se autodenomina Estado Islámico, –asegura– es la cruz. “Por eso, donde ve la cruz, lo destruye todo, pero no por ello reniegan los cristianos de su fe. Ponen su cruz sobre su hombro y andan y no dudan en derramar su sangre para dejar un sello de fe verdadera en el camino de otros cristianos”.

Monseñor Nicolaos Matti cuenta que, entre los cristianos de diversas confesiones en Siria, apenas existen diferencias en momentos difíciles como estos. “Los feligreses de todas las iglesias quieren echar una mano de una forma u otra para que los que siguen allí puedan quedarse porque es su patria, la cuna del cristianismo, y hay que protegerla”.

Son refugiados, no terroristas

El arzobispo siro-ortodoxo participó la pasada semana en un encuentro organizado por el Foro Ecuménico Pentecostés –entidad diocesana vinculada a Justicia y Paz de Madrid– en el que las distintas iglesias cristianas plantearon cómo unir fuerzas para la atención a los refugiados.

José Luis Segovia, vicario episcopal de Pastoral Social del Arzobispado, advierte frente al peligro de cubrir a los refugiados con el estigma del terrorismo. “No se puede confundir a las víctimas con los verdugos. Los refugiados ¡vienen huyendo de la barbarie del fundamentalismo islámico! El mayor porcentaje de asesinados es de su misma religión”. Tampoco hay que alarmarse por la llegada de refugiados. “Hasta ahora –señala poniendo el acento-, de la última cuota, España ha recibido la enorme cifra de doce refugiados, con más autoridades dando la bienvenida en Barajas que personas acogidas”.

“Hoy son los atentados de París, pero ¿cuántos muertos llevan en Siria? De la comunidad cristiana de Mosul (Irak), con dos mil años de antigüedad, ya no queda ni un solo creyente allí. ¿Qué habrán sufrido los cristianos de Mosul?”, pregunta Javier Alonso, presidente de la Comisión Diocesana de Justicia y Paz y miembro de la Mesa por la Hospitalidad que intervino en el encuentro del Foro Ecuménico. “Todos los creyentes debemos participar en la ayuda a los refugiados”, desafía.


 

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