Fue abusado sexualmente... y abusó. Hasta que el Señor le dijo: “Soy yo, Jesús, y te amo”
Su padre era un alcohólico y drogadicto que golpeaba a la madre y a los hermanos de David. Con apenas ocho años sufrió abusos sexuales, conducta que él, cuando cumplió 13, comenzó a replicar con niños más pequeños.
De ahí se abrieron las puertas al sexo compulsivo con hombres, la droga, el sexo, las orgías... “Yo no podía parar”, confiesa en esta entrevista. Fue el Señor el que, de un modo asombroso, le rescató. Y ese rescate dura hasta el día de hoy. David está volcado en la evangelización y en el trabajo con jóvenes adictos.