por Portaluz
29 Septiembre de 2017Cuando tuvo por primera vez ante sí a un niño víctima del tráfico, violentado por sus explotadores, el corazón de Chiara Cattaneo se volvió un torbellino y estuvo tentada a ser arrastrada por la ira. Finalmente sus emociones se concentraron en ser efectiva para ayudar en la batalla sin tregua que dan miles como ella -muchos alentados por el propio Papa Francisco- para acabar con esta lacra.
Niñas y niños de 10, 11, 12 años siguen siendo transados por pedófilos revestidos de turista, sin escrúpulos, por unos dólares, en los conocidos burdeles de Bangkok y Pattaya. Si huyen y piden ayuda, a menudo es la propia policía -corrupta- quien les devuelve a manos de los traficantes. Este es también el escenario en ciertas zonas fronterizas de Camboya, uno de los destinos emergentes para el turismo sexual con niños. Las organizaciones de ayuda estiman que son más de 20 mil los menores violentados en la prostitución y que el 30% de los abusadores sexuales son extranjeros camuflados de turistas.
Informes de la barbarie
El último Estudio Global sobre Explotación Sexual Infantil en Viajes y Turismo de Ecpat International, organización especializada en la lucha contra la pedofilia con sede en Bangkok señala... "la nacionalidad de los clientes tiende a reflejar cada vez más la magnitud de los flujos turísticos procedentes de Japón, China, Taiwán, Singapur, Malasia, Hong Kong, y Corea del Sur". Pero denuncian que todavía existe una presencia sustancial de australianos, estadounidenses, británicos, italianos, alemanes y británicos.
Con ocasión de celebrarse cada 27 de septiembre el Día Mundial del Turismo, este año muchas organizaciones que luchan cada día para reducir la creciente expansión de la explotación sexual de niñas y niños han puesto en marcha un plan que es una luz de esperanza. Entre ellos destacamos el trabajo de Chiara Cattaneo, responsable de los proyectos de Mani Tese en Camboya, organización que desde 1964 despliega la cooperación internacional en África, Asia y América Latina.
“Llevamos años trabajando con Damnok Toek -cuenta Chiara-, una organización local asociada al proyecto en Poipet, ciudad fronteriza con Tailandia, zona de tránsito para pequeñas víctimas de la trata de personas. Poipet ha experimentado un enorme crecimiento en las últimas décadas gracias al comercio transfronterizo y a los numerosos casinos que operan allí. Por esta razón, decenas de miles de personas emigran con familias de toda Camboya, convencidas de que la ciudad puede ofrecerles oportunidades de empleo. A lo largo de los años hemos acogido a cientos de niños, niñas y jóvenes interceptados por la policía tailandesa, repatriados a Camboya y reasentados por nosotros cuando ha sido posible en el seno de las familias”.
Recuperación de las víctimas
El desafío de Mani Tese nos es menor pues se trata de que estas niñas, niños, adolescentes violados puedan recuperar la confianza y creer que puede haber un proyecto de vida para ellos. La vía propuesta incluye así no sólo atención sanitaria y psicológica, sino también recuperación de los orígenes e identidad. En el sudeste asiático, la tragedia de quienes son víctimas de la trata de seres humanos es también la de no tener un nombre, un documento, un entorno estable de vivienda.
Es casi una aventura entonces encontrar la familia de origen de las niñas y niños salvados de la prostitución señala Chiara. “El mayor problema que tenemos que enfrentar es la búsqueda de familias de las niñas que acogemos. La migración en estas zonas fronterizas no es estable, sino temporal, por lo que el trabajo con las familias que ya se han trasladado a otra zona y de los trabajadores sociales es importante para evaluar una posible reintegración en sus familias de origen. Muchos niños pequeños no tienen documentos ni datos de registro”.Esperanza que no decae
No es simple esa reinserción, agrega, cuando además la violencia y la inducción a la prostitución a menudo tienen lugar en el contexto familiar. “Las familias que se han trasladado a la ciudad desde las zonas rurales, pobres y desesperadas, son fácilmente persuadidas por el dinero y las falsas promesas de una vida mejor en la vecina Tailandia para los niños y niñas, por parte de traficantes que buscan a parientes vulnerables. Pero el futuro en Tailandia de los niños que dejan sus familias es muy diferente del que se ha sugerido. Su explotación puede llevarse a cabo inicialmente a través de la mendicidad o el trabajo doméstico, luego la explotación sexual”.
Pero incluso si el camino es largo, no decae la esperanza por detener este terrible flagelo y prevenir la violencia contra los niños. “No nos desanimamos", afirma Chiara Cattaneo.
Fuentes de citas y datos: Damnok Toek, In Terris, Mani tese