
por Portaluz
14 Marzo de 2025Chris Peña, conductor de Uber, está poniendo a Jesús al volante de su vida. Nacido en la República Dominicana llegó a los Estados Unidos cuando era un adolescente. Hoy a sus 31 años, espera con ansias su próximo bautismo durante la Vigilia Pascual del Sábado Santo en la Parroquia de Santa Rita al este de Nueva York.
Por su trabajo Chris disfruta conociendo gente y escuchando sus historias. Ahora, confidencia, escribe una nueva historia de su vida, decidido a seguir por el buen camino. "Antes consumí drogas, cocaína, pastillas, por conocer a la gente equivocada, fue una mala experiencia", reconoce este residente del Bronx.
Hace un año ocurrió un giro que tocó su alma. "Estaba confundido", comenta. "Creo en Dios, pero estaba confundido, así que empecé a venir a la iglesia".
Eso fue gracias a un amigo que le llevó a la parroquia Santa Rita y así, acudiendo regularmente a misa, su alma comenzó a florecer. "Empecé a sentirme diferente, así que ahora estoy aquí, y quiero formar parte de la comunidad. Quiero seguir a Jesús, ahora veo la vida con otros ojos", señala.
Chris Peña no fue bautizado en ninguna religión, aunque miembros de su familia asistían a servicios en iglesias cristianas evangélicas, así como a misa en iglesias católicas de la República Dominicana. "De niño, crecí en una familia cristiana. Tenían una fe muy arraigada", recuerda.
Pero a los 16 años, se trasladó a Estados Unidos con su padre y sus dos hermanas. La religión pasó a un segundo plano y empezó a consumir drogas. Sin embargo, por gracia de Dios enfrentó la verdad: las drogas no satisfacían su sed de bienestar y aferrado a sus encuentros con Dios al asistir a misa, fue recibiendo la gracia de su liberación y sanación.
"Quiero encontrar algo parecido a la identidad. Quiero conectar más con Dios, con la espiritualidad y conocer a gente diferente. Quiero ser un cristiano de verdad. Lo digo porque cometí muchos errores en mi pasado. Creo que tomé decisiones equivocadas. Hice cosas malas. Quiero ser más maduro y hacer cosas buenas, no para mí, sino para mi familia, para la comunidad, para la sociedad", afirma.
Chris Peña dice ver su bautismo como una oportunidad para "renacer y hacer algo diferente" con su vida. Mientras tanto, conduce para Uber y agradece a Dios sus bendiciones... "Me gusta el trabajo. No me puedo quejar. Me siento agradecido porque tengo un trabajo y dignidad", concluye.
Una familia para Dios
Por su parte, Jazmin y Kenwyn Ramroop señalan a su hijo Karter, de 4 años, y a su escuela, la St. Mark's Catholic Academy de Sheepshead Bay, como dos de las principales razones por las que se están uniendo a la Iglesia Católica.
Los Ramroop se están preparando para su bautismo, la Sagrada Eucaristía y la Confirmación tomando catequesis en el Programa de Iniciación Cristiana para Adultos en la iglesia St. Mark todos los domingos por la mañana después de la misa de las 9.
Jazmin, que trabaja como paraprofesional en el sistema escolar público de Nueva York, se formó en la Iglesia Pentecostal de Brooklyn, mientras que Kenwyn, trabajador de mantenimiento de la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA), creció en una familia católica de la isla caribeña de Trinidad, pero nunca fue bautizado.
La pareja luchó por concebir un hijo y perdió a Gabriel cuando Jazmin estaba embarazada de seis meses. "Decidimos darnos un respiro, empezar a rezar, a organizar nuestras vidas, y acabamos teniendo a Karter en 2020", explica Jazmin.
Cuando Karter cumplió 3 años y los Ramroop buscaban un colegio en el que matricularlo, visitaron la St. Mark's Catholic Academy. Se enamoraron de ella, a pesar de que estaba a más de seis kilómetros de su casa de Prospect-Lefferts Gardens. "En todos los colegios a los que le llevábamos se ponía nervioso, se escondía detrás de nosotros", recuerda Kenwyn. "Decidimos probar en St Mark's... y en cuanto llegamos, se sintió muy cómodo. Se puso a jugar con los juguetes y los libros, y nos miramos y dijimos: «Esto es. Esta es una escuela para él»".
La pareja decidió que querían que Karter fuera a una escuela católica por el fuerte sistema de apoyo que ofrecen. Karter tiene un retraso en el habla y a veces le cuesta formar palabras. "Queríamos que estuviera en un entorno en el que se sintiera cómodo y con gente que le conociera, le entendiera y supiera de dónde venía", explica Jazmin. "No queríamos que se perdiera", añade.
Al igual que Karter, Jazmin y Kenwyn dijeron sentirse cómodos en la academia, destacando el sentido de comunidad que les proporciona. Esto también les convenció de que abrazar la fe católica era el siguiente paso. "La razón por la que mi marido y yo decidimos recorrer juntos el camino para convertirnos en católicos fue realmente por nuestro hijo, Karter. Esta escuela nos ha dado la oportunidad y el estímulo para querer estar allí para nuestro hijo también de una manera espiritual", confidencia Jazmin.
"Es genial, porque ahora podemos estar allí para nuestro hijo... podemos hablar de la Biblia, podemos hablar del Señor. Podemos seguir adelante y pasar por este viaje católico juntos, y estoy muy emocionada por ello. Bautizarnos será una fiesta porque pasamos por este paso juntos como marido y mujer. Estamos decidiendo formar parte de toda una comunidad juntos, y es genial", afirma Jazmin.
Kenwyn también dijo que está ansioso por unirse a la Iglesia... "Es un viaje maravilloso convertirme en católico con mi familia. Estoy deseando bautizarme".
Fuente: The Tablet