“No eres un peón en el tablero de ajedrez de Dios” advierte el sacerdote polaco Paweł Sawiak, conocido autor de libros sobre espiritualidad, al iniciar su entrevista con el magazine Gość de Polonia, aterrizando algunos tópicos que suele enfrentar en su apostolado como director espiritual.
Para distender el inicio del diálogo le preguntan a Pawel si alguna persona de las que acompaña le ha pedido ayuda para discernir la voluntad de Dios respecto de dónde ir de vacaciones. En el mismo tono de broma el sacerdote responde que saber si debes comprar en la tienda yogur natural o endulzado no es una cuestión que pertenezca de forma directa a la esfera de lo espiritual…
Luego, entrando en aquello que les convoca Pawel comenta que para las personas es habitual plantearse dudas sobre si deberían casarse o irse a un convento…
A veces, prosigue el sacerdote, “al acompañar en el discernimiento, sucede que encontramos a los que ‘rebotan’ de una orden (religiosa) a otra. Estaban convencidos de que Dios les decía: «Tienes que ser sacerdote», pero el rector del seminario decidió lo contrario. Siguieron buscando, probando en diferentes conventos, y finalmente, frustrados, llegan a nosotros. Confundidos protestan: «¡Pero Dios me dice que debo ser sacerdote!» o bien «su voluntad es que yo sea esposo, pero busco, busco, y ninguna me quiere».
Como director espiritual, trato de objetivar esa experiencia que le dice al hombre: ‘Sé lo que Dios quiere de mí´’. Busco sensibilizar a esa persona y le recuerdo: «No es sólo Dios quien habla en tu corazón y en tu conciencia. Las inspiraciones pueden venir de tres personas (¡esto suele sorprenderles!): Tú mismo, Dios o un espíritu maligno. Si sales de casa y sopla el viento frío y algo te dice ‘ponte un sombrero’, no es Dios. Es tu voz y tu experiencia de vida»”.
¿No tiene la impresión de que muchos predicadores se enfocan en las indicaciones de la tercera persona que ha mencionado? Y no me refiero a la tercera persona de la Santísima Trinidad...
Veo en la gente una fascinación tan enfermiza por el Tentador y una espiritualización de la realidad. Retorciendo un dicho de san Ignacio: esta gente busca el diablo en todo. ¡No se le puede olvidar, pero tampoco se puede sobreestimar! Si tuviera el poder de dirigir nuestras elecciones, significaría que el poder del Señor Jesús, la salvación que nos ganó en la cruz, el poder de nuestro bautismo, no importan mucho...
Quizás no entienden quien está por encima en esta batalla…
Si escuchas a los sabios exorcistas, ellos no se alteran con lo que diga el demonio durante los exorcismos. Resulta que, de cien casos tratados, solo podemos decir que existe influencia real del espíritu maligno solo en algunas situaciones. Esto confirma que Jesús ha vencido, que el Maligno no tiene poder sobre nosotros, que la última palabra no le pertenece a él. Muchas veces le atribuimos lo que surge de nuestra historia, las heridas, las debilidades y los mecanismos en los que estamos involucrados. Esto ya lo dijo un General jesuita hace unos años. Afirmó que en muchos casos lo que le atribuimos a un espíritu maligno como mal personal se debe a nuestra historia, condición, mecanismos. Estas palabras fueron mal entendidas y resultó que...
Acusaron: "el General jesuita dice que Satanás no existe".
Y él no dijo algo así. Habló de la responsabilidad en nuestras vidas, de la libertad que Dios nos ha dado. ¿Por qué culpamos a Satanás tan fácilmente? Porque entonces podemos lavarnos las manos y decir: «No fue nuestra voluntad, no fue nuestra decisión». Es simple: echas la culpa a alguien (aquí es donde el espíritu maligno está presente), no te haces responsable y esto nos libera de tomar decisiones.
Fuente: Gość