Anne-Gaëlle no era muy practicante pese a su educación y cultura cristianas, quizá porque también en su familia la fe era algo accidental. Jamás rezaban juntos y acudían al servicio religioso protestante de forma ocasional. Su madre es protestante y el padre católico, así es que cuando el hermano de Anne pidió ser bautizado, los bautizaron en ambas iglesias. Luego, durante toda su infancia y adolescencia, aunque asistía a una escuela católica ella recibió una formación protestante. "A los 10 años, pedí hacer la Primera Comunión católica. Me acompañó un sacerdote durante algún tiempo para prepararme. Después, nunca volví a ir a misa", recuerda Anne.
Cuando estaba en segundo de Bachillerato -tenía 15 años-, una de sus amigas la invitó a un encuentro de jóvenes en Paray-le-Monial, el famoso Santuario del Sagrado Corazón y su Capilla de las Apariciones, donde la hermana Margarita María de Alacoque tuvo sus místicos encuentros con Jesús.
Camino de conversión
Aunque ya fue hace 32 años de aquello, para Anne es como si hubiere ocurrido ayer. Y aunque la fe no era algo gravitante en su vida, le entusiasmó la idea de conocer a otros jóvenes cristianos. Sus padres estuvieron de acuerdo y acudió a ese Encuentro de la Juventud de 1992, "sin ninguna idea preconcebida”.
Era la primera vez que Anne asistía a una convivencia de este tipo y se emocionó viendo a tantos jóvenes creyentes comprometidos, felices "y que hablaban con facilidad de Dios", que le cantaban, que rezaban.
"Todo hablaba a mi corazón. Las misas fueron muy hermosas. En el grupo de compartir diario, pedí que alguien rezara por mí y la palabra que recibí me alimentó durante todo el año siguiente. Era el Salmo 119, que dice: "Tus manos me han hecho y me han formado, hazme entender, y aprenderé tus mandamientos. Los que te temen me ven con alegría, porque espero en tu palabra. (…) Haz que brille tu faz para tu siervo, y enséñame tus mandamientos (…) Te invoco con todo el corazón, respóndeme, Yahveh, y guardaré tus preceptos".
La vida en el Espíritu
A partir de ese encuentro, la fe revivió en la vida de Anne. Empezó a ir a misa los domingos de vez en cuando, sin que nadie la invitara u ocurriera algo extraordinario y luego, cada verano, volvía a ese Encuentro de la Juventud en Paray. "Mi amiga siempre estaba presente. Respondía a mis preguntas y rezaba por mí. Tenía 19 años, en uno de esos encuentros, cuando experimenté una conversión muy fuerte. La Presencia Real de Cristo en la Eucaristía me planteaba por aquel entonces muchos interrogantes. Fui a la Capilla de las Apariciones, ante el Santísimo Sacramento, para pedir a Dios que me iluminara. Durante este tiempo de adoración, que fue bastante largo, sentí la convicción de que Dios estaba presente en el Santísimo Sacramento, que Él, el Todopoderoso, se había hecho tan pequeño para que pudiera acercarme a Él y recibirle".
Esta profunda conversión marcó para siempre la vida de Anne-Gaëlle. En los años que siguieron, su corazón estaba abierto a las gracias del Espíritu Santo de tal manera que vibraba cada día que podía acudir ante el Santísimo Sacramento que latía para ella como el Corazón vivo de Jesús. Anne recibió el sacramento de la Confirmación, poco después se integró a la comunidad del Emmanuel y ya -siendo médico pediatra- dio el paso para seguir al Señor en la vida consagrada.
"Cuando pienso en mi historia, comprendo que mi amiga tuvo un corazón abierto y disponible para que el Espíritu Santo viniera a través de ella. Gracias a su audacia de invitar a una amiga no practicante a una reunión de jóvenes católicos, gracias a su presencia y a su amistad fiel, gracias a su ferviente oración diaria, conocí al Señor y mi vida ha cambiado profundamente", finaliza Anne.
Fuente: Emmanuel.info