Las palabras que Jesús dirigió a la mujer adúltera conmovieron el alma de Guillaume. Tenía apenas 12 años

13 de enero de 2023

Nacido en una familia agnóstica, la suya fue una experiencia transformadora que le llevaría con el tiempo a sentirse “amado por Dios”. Hasta ese momento, “me costaba sentirme amado”, reflexiona.

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En un nuevo video que puedes visionar al final de esta crónica, el joven francés Guillaume comparte trazos del camino que le ha llevado a descubrir al "Amor de los amores" -como reza un antiguo canto de adoración-, Jesús.

 

Es un joven francés, estudiante, de 21 años, nacido en una familia que no practicaba la fe. Nada de ir a misa o hablar de Dios, ni menos rezar. Sin embargo, cuando tenía 12 años, un poco por casualidad, Guillaume encontró una Biblia y decidió leer algo de ella. "Me dije a mí mismo: «Este es el mayor best-seller de todos los tiempos, debe ser bueno». Y me sorprendí a mí mismo leyendo los Evangelios…".

 

Su alma de niño vivía así el primer encuentro con este personaje de la historia, Jesús, que también es el Cristo de la fe. "Y fue realmente... un encuentro real. Me sentí totalmente conmovido por lo que dijo, conmovido por su vida, el ejemplo de su vida, el amor, el perdón que llevaba. Una de las cosas que más me conmovió, creo, fue el perdón a la mujer adúltera. Básicamente es una escena en la que hay una mujer adúltera que iba a ser linchada por otros aldeanos. Y llaman a Jesús, quien era algo respetado, para pedirle que la juzgue, pensando que la acusaría. Al contrario, viene y dice esa frase bastante famosa: «Que tire la primera piedra quien nunca haya pecado». Y esta noción de perdón y amor es algo que luego volvemos a encontrar en todo el vía crucis, la crucifixión es... algo muy fuerte. Realmente me marcó".

 

A partir de entonces, confiesa emocionado Guillaume, "me consideré cristiano, aunque no supiera realmente lo que eso significaba". El niño de 12 años se sintió trasportado al tiempo de los Evangelios, donde cada palabra ponía luces nuevas en su alma… "me habían conmovido las palabras de Cristo".

 

Vinieron nuevas experiencias, conoció otras tesituras del vivir humano y su corazón de joven se sintió conquistado por una chica que resultó ser devota de otra religión. "Fue a través de ella que me di cuenta de cuan hermosa es la fe y también me hizo cuestionarme: ¿creía? ¿en qué creía?"

 

Guillaume pasó un período fluctuando, turisteando entre diversos credos religiosos, pero en ninguno lograba vivir aquello que experimentó al leer los Evangelios y entonces algo encajó. "Me dije, de hecho: «¿Qué busco? De hecho... amo a Jesús». Descubrí que quería seguir a Jesús, anhelaba seguir su ejemplo. Y el primer paso fue el bautismo, porque yo no estaba bautizado. Así que empecé a ir a misa, a la iglesia".

 

En ese periodo de nuevo romance con Dios acudió a una misa al aire libre. Eran más de mil jóvenes reunidos en torno a Dios, Jesús Eucaristía. Guillaume nunca había visto “algo tan hermoso”, la devoción de las personas, esa inyección de esperanza y amor... "era algo que se veía por todas partes, en todas las caras, era bastante impresionante”. Su mente le decía que no él no parecía vibrar, sentir el amor de Dios, como parecían experimentarlo las otras personas. Estaba siendo tentado. Entonces de golpe, tuvo su pentecostés, la inesperada certeza "que Dios nos ama... y me ama a mí, particularmente, lo cual era complicado decírmelo porque... paso de un momento en el que me siento bastante solo (y, de hecho, me costaba sentirme amado), a un momento en el que me doy cuenta de que hay alguien, de que hay Dios, que te ama y que siempre está ahí".

 

 

 

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