La complejidad de la vida moderna, las tan frecuentes heridas afectivas de las personas, las inquietudes que provoca la agresividad totalitaria del laicismo militante y una mayor conciencia en que efectivamente Dios sana y libera, hacen que muchos fieles estén demandando hoy con fuerza el acompañamiento de un director espiritual.
También hoy, cuando la ética y el diálogo son urgentes para los liderazgos, una dirección espiritual idónea puede sanar todo lo que estaba corrupto.
El renacimiento de esta antigua práctica de la Iglesia es una buena nueva. Así lo informa en su último número un artículo de la revista española Alfa y Omega (cuyo sitio web continúa inactivo por un cyber ataque) donde el sacerdote toledano y director espiritual José María Alsina, da cuenta de esta excelente noticia. El esquema de preguntas que el propio sacerdote se plantea y responde ha sido respetado en esta presentación de Portaluz.
¿La dirección espiritual ayuda a tomar decisiones?
No sólo eso, dice el padre José María, destacando que es un acompañamiento en el camino de la vida, que ayuda a discernir la acción del Espíritu Santo. Él es el Director –con mayúscula- (de ahí viene el apelativo espiritual), cuya Luz ha de ser la guía de director y dirigido.
Toca todas las facetas de las vida cristiana: la oración, la vocación, el apostolado, las tentaciones… El director espiritual “debe ser experto en humanidad; se debe establecer una relación de corazón a corazón”, en la que “se ilumina el entendimiento, se fortalece la voluntad y se ordenan los afectos”, explica el padre José María Alsina, quien también es director del Aula de Teología desde el Corazón de Cristo, de Toledo.
¿La Iglesia pide tener director?
No es obligatorio, pero sí muy recomendable, y ha formado parte de la vida y el magisterio de la Iglesia de forma continuada. Se puede ver una relación parecida a la dirección espiritual entre san Pablo y Timoteo y Tito, aunque fueron los monjes del desierto los que la instituyeron. Muchos santos y fundadores la han vivido y recomendado, y sometían a su discernimiento incluso revelaciones divinas privadas. Hay parejas de directores y dirigidos elevadas a los altares: san Ignacio de Loyola y san Francisco Javier, san Juan de la Cruz y santa Teresa de Jesús, san Claudio de la Colombiére y santa Margarita María de Alacoque… Siendo entonces sacerdote, el hoy papa Francisco fue confesor y director espiritual en Córdoba desde 1980 a 1986. Sacerdotes, laicos, obispos y religiosas han testimoniado en la red lo fundamental que fue la dirección de Bergoglio en sus vidas. Luego iniciaría años de anuncio del evangelio que lo llevarían a un servicio de alta complejidad… hasta constituirse en Obispo de Roma y Papa de la Iglesia.
¿Hace falta director hoy en día?
Tras la crisis post conciliar, “ahora se está demandando mucho por parte de los fieles, y hay mayor disponibilidad de los sacerdotes. Se está desarrollando mucho en ambientes eclesiales como los movimientos y las pastorales especializadas; e incluso en las parroquias hay muchos sacerdotes que están empezando a dirigir –explica el padre Alsina-. Casi todos los que empiezan a profundizar en la vida cristiana” buscan director. “La realidad hoy es muy compleja, y surgen problemas y decisiones delicadas en el matrimonio, el trabajo o la vida pública”, y heridas afectivas ante las la gente busca luz. Tanto en la exhortación Evangelii Gaudium como la Relatio última del Sínodo de la Familia subrayan la importancia del acompañamiento.
¿Podría coartar la libertad e impedir así madurar espiritualmente?
Al contrario. Tener director “ayuda al dirigido a crecer en libertad y madurez, porque uno no toma las decisiones movido por su propio juicio, que puede estar condicionado, sino iluminado por la palabra de la Iglesia”, comenta el padre Alsina. Hay que tener en cuenta que el director se puede equivocar. Si después de buscar ambos la voluntad de Dios no están de acuerdo en algo, debe respetar la decisión del dirigido.
Quiero un director espiritual. ¿Qué hago?
“Pedid y se os dará, buscad y encontraréis”. Orar pidiendo al Espíritu Santo te lleve hasta tu director espiritual es lo primero. Luego algunas recomendaciones son acudir a lugares (parroquias y movimientos) con vitalidad espiritual, confesarse con alguno de sus sacerdotes e irles pidiendo consejo de forma progresiva, hasta que, si se ve que da fruto, se consolide la relación.
¿Qué cualidades hay que buscar en el directore espiritual?
Ante todo, que él o ella sea un hombre o mujer de oración, que conozca personalmente a Dios en la fe, en la oración, en los sacramentos. También ayuda mucho que sea una persona que lucha por vivir coherentemente su fe, que está en contínua búsqueda por la santidad, y que ama y es fiel a lo que enseña la Iglesia. Si, por ejemplo, una supuesto director espiritual te dice que algo que la Iglesia enseña no es verdad, es señal de que quizás no te convenga tanto... Tú sigues a Cristo y el director espiritual te ayuda a caminar por la senda que nos marca la Iglesia.
La dirección espiritual no es…
- Buscar consejo puntual ni ir de sacerdote en sacerdote.
- Que te digan que lo haces todo bien.
- Como ir al psicólogo. Pero el director debe tener conocimientos básicos de psicología y derivar a profesionales de la salud mental si hace falta esa ayuda.
- No es obedecer ciegamente al director.
- No es lo mismo que el sacramento de la reconciliación. Aunque en el confesionario a veces se plantean cuestiones de dirección, y una reunión de dirección puede empezar o acabar con Confesión.