Hace unos días, una noticia recorrió como la pólvora las redacciones de los medios de comunicación del mundo entero: en Gravataí, una localidad brasileña del estado de Rio Grande do Sul cercana a Porto Alegre, se ha construido un templo dedicado a Lucifer.

 

Los planes de inaugurarlo han provocado una gran polémica, con defensores y detractores generando reacciones por miles en las redes sociales de Internet.

 

La entidad promotora de esta edificación –que dispone de un terreno de cinco hectáreas– es la Nueva Orden de Lucifer en la Tierra (NOLT). Nacida en el año 2022, es una pequeña secta que cuenta con un centenar de adeptos y que se inscribe en el culto afroamericano conocido como quimbanda. El templo alberga una escultura del diablo alado de 5 metros de alto y más de una tonelada de peso, realizada en cemento.

 

 

Como es habitual en estos cultos sincretistas, sus representantes son rápidos a la hora de desmentir toda acción o realidad que pudiere ser cuestionable. En este caso, el autoproclamado "maestro" Lukas de Bará da Rua, dirigente de la NOLT, ha ofrecido declaraciones a la agencia Efe sobre el destino del santuario –a saber, supuestos retiros espirituales– y sobre la naturaleza de sus creencias.

 

Para Lukas de Bará, los demonios a los que tributan adoración no serían sino "dioses que las iglesias cristianas acabaron demonizando porque éstas buscaban un enemigo, un culpable de los fallos humanos". Para confundir más, afirma que "el bien y el mal están dentro de cada uno", desvinculando los seres en los que creen de cualquier "culto a la maldad".

 

Al respecto, Portaluz ha podido hablar con el padre João Paulo Veloso, exorcista de la diócesis brasileña de Palmas y secretario general de la Secretaría Lingüística Portuguesa de la Asociación Internacional de Exorcistas (AIE), que nos ha concedido esta entrevista exclusiva, con su valiosa reflexión sobre estos hechos.

 

 

¿Cómo cree que deben recibir los fieles católicos la noticia del intento de inauguración de un templo dedicado a Lucifer?

"El misterio de la iniquidad está ya en acción; apenas se quite de en medio el que por el momento lo retiene, entonces se manifestará el impío, a quien el Señor Jesús destruirá con el soplo de su boca y aniquilará con su venida majestuosa. La venida del impío tendrá lugar, por obra de Satanás, con ostentación de poder, con señales y prodigios falsos" (2 Tes 2, 7-9). Esta observación de San Pablo sirve muy bien para nuestro tiempo, en el que las obras de las tinieblas ya no se llevan a cabo en secreto, sino a plena luz del día.

Al misterio de la iniquidad se opone, sin embargo, el misterio de la piedad, como recordaba con razón san Juan Pablo II en el número 19 de la exhortación apostólica Reconciliatio et paenitentia: "El pecado del hombre resultaría vencedor y, al final, destructor; el designio salvífico de Dios permanecería incompleto o, incluso, derrotado, si este mysterium pietatis no se hubiera inserido en la dinámica de la historia para vencer el pecado del hombre".

Por lo tanto, los fieles católicos no deben temer el poder del "misterio de iniquidad". Al contrario, deben colaborar en la victoria del "misterio de la piedad" mediante una constante conversión personal y comunitaria, capaz de iluminar el tejido mismo de la sociedad.

 

Sin embargo, esto no sólo es negativo a ojos de los fieles, sino para la sociedad en su conjunto. ¿Qué peligros podría acarrear este santuario?

El Catecismo de la Iglesia Católica denuncia en su número 1869 que "las 'estructuras de pecado' son expresión y efecto de los pecados personales. Inducen a sus víctimas a cometer a su vez el mal".

Este tipo de estructura intenta normalizar en la sociedad una ética contraria a la ley natural, inscrita en el corazón de todo ser humano, y que es precisamente la base de todo el orden moral de una civilización: la búsqueda de lo que es bueno y el rechazo de lo que es malo. Esto es la "no-ética". Así pues, el daño no sólo se produce en la esfera espiritual, sino también en la civil, ya que su mera presencia es un factor que puede desestabilizar los pilares de la sociedad a medio y largo plazo.

 

 

¿Por qué no es adecuado visitar ese templo de Lucifer o participar en sus rituales, se sea católico o no?

La experiencia exorcística de las últimas décadas ha demostrado que la visita a este tipo de lugares, aunque sea por turismo o por curiosidad, así como la participación en rituales sectarios en los que se invocan energías y espíritus para conseguir determinados efectos, incluso aparentemente benignos, puede ser una de las causas instrumentales de la llamada "acción extraordinaria del Maligno", como casos de vejación, obsesión e incluso posesión diabólica, tal como atestiguan las Directrices para el ministerio del exorcismo a la luz del Ritual actual.

 

Ante cualquier crítica, los seguidores de estas sectas se consideran víctimas de la intolerancia religiosa. ¿Hasta qué punto es cierta esta afirmación?

La libertad religiosa está garantizada por el artículo 5 de la Constitución Federal brasileña. La pregunta es: ¿se puede considerar este tipo de culto como una religión? Seguramente es sólo cuestión de tiempo que los seguidores de estas sectas obtengan mandatos y sentencias judiciales que los respalden. La predicación de la verdad, sin embargo, no debe ser descuidada, y corresponde a los pastores de almas formar bien a su pueblo para que no sucumba a los vientos de las falsas doctrinas.

Este problema se ha afrontado desde el encuentro del cristianismo con la cultura pagana helenística, y luego con las diversas culturas que han adorado a entidades oscuras a lo largo de lo siglos. En cada época, la luz de la verdad ha prevalecido, y en nuestro tiempo no será diferente. Nuestro Señor Jesucristo nos advirtió: "En el mundo tendréis luchas; pero tened valor: yo he vencido al mundo" (Jn 16, 33).

 

  

La reacción de las autoridades civiles

 

La inauguración del templo dedicado a Lucifer se había anunciado para la madrugada del pasado 14 de agosto de 2024, pero la Prefectura de Gravataí solicitó a un Tribunal de Justicia la prohibición cautelar de dicho acto, petición que fue atendida, imponiendo una multa en caso de celebrarse. La principal razón de la decisión judicial fue la falta de regularización administrativa del inmueble, aunque el Tribunal también se refirió a "la inseguridad generada ante la gran repercusión" de la ceremonia de apertura.

 

Por parte de la NOLT la respuesta fue inmediata: "estamos siendo víctimas de intolerancia religiosa". Además, según su representante, "no hay, en ningún dispositivo de la ley, algo contra nuestra inauguración", ya que se trata de "una orden privada, hecha con dinero privado, y en un lugar de acceso exclusivo a los practicantes".

 

No es el único…

 

Llama la atención que los portavoces de la NOLT aseguren que su estatua del demonio es la mayor de Brasil. Lo hacen porque en el país hay otros lugares dedicados al culto satánico de forma pública y notoria. Por ejemplo, existe desde 1995 –¡también en Gravataí!– el llamado Templo de Lucifer, fundado por el "maestro" Silvio Rodrigues, que se presenta como "uno de los cuatro mejores maestros de alta magia" y que afirma practicar quimbanda y brujería "en los cinco continentes". Su secta se llama exactamente "Iglesia de Alta Magia Templo de Lucifer".

 

Entre los servicios que ofrece a través de Internet, Rodrigues incluye prácticas supersticiosas muy populares en algunos entornos, como limpiezas espirituales, amarres amorosos, aperturas de caminos y rituales de pacto. ¿A qué pacto se refiere? Lo explica sin tapujos: "el pacto con Lucifer", que "es una alianza entre un individuo y el Gran Dios Lucifer" para conseguir "la felicidad plena" (y la prosperidad económica, ya que este gurú muestra la imagen de un montón de lingotes de oro).

 

Y en otros países latinoamericanos

 

Pero no se trata de un fenómeno exclusivo de Brasil. En estos últimos años se ha hecho célebre el Templo Luciferino Semillas de Luz, situado en Colombia, y cuyo líder, Héctor Londoño –que usa el pseudónimo de Víctor Damián Rozo Villarreal–, dice ser "brujo espiritista", y el "santero y hechicero de magia negra más efectivo de todos". Su templo está en Quindío y también levantó una gran polémica por su construcción en 2015.

 

También cabe mencionar otro país en el que se está dando un auge reconocido del satanismo en los últimos años, enmascarado de forma tibia en brujería popular, pero con un culto explícito al padre de la mentira: México. Efectivamente, la llamada "misa negra" de Catemaco (en el Estado de Veracruz), celebrada cada primer viernes de marzo por el "Brujo Mayor", es toda "una fiesta para Lucifer", según su mismo promotor.

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