Personajes

El niño Carlo que pronto será santo "irradiaba paz", dicen enfermeras y médicos que lo atendieron en sus últimas horas

En sus testimonios coinciden en destacar el impacto espiritual que tuvieron al estar con él:
por Portaluz 16-04-2025

El San Gerardo de Monza, más que un hospital, es una pequeña ciudadela. Don Riccardo Brena, párroco del hospital desde 2022, recorriendo cada día sus larguísimos pasillos para saludar a los pacientes, ve cómo sus salas se amplían y cambian de mes en mes. Cuando cruza el jardín, a menudo mira hacia el undécimo piso: "Carlo Acutis fue hospitalizado allí", repite con voz pausada a los periodistas de Avvenire.

Himno para la canonización de Carlo Acutis

El bendito niño, que será proclamado santo en Roma el 27 de abril, en realidad permaneció poco en las salas: fue llevado al hospital de urgencias el 9 de octubre de 2006, cuando ya había sido diagnosticado con leucemia fulminante tipo M3, el 11 de octubre entró en coma por una hemorragia cerebral y al día siguiente, a las 5:55 a.m., su corazón dejó de latir. La hospitalización no duró más de 72 horas, pero, de ese tiempo, las enfermeras y los médicos que intentaron salvarle la vida tienen un recuerdo lúcido.

Poco después de su llegada al hospital, Acutis fue trasladado a las salas de hematología pediátrica de la Fundación Centro María Letizia, donde trabajaba el Dr. Momcilo Jankovic, pediatra y hematooncólogo jubilado, quien aún regresa cada semana a San Gerardo para estudiar y trabajar. En 2006 estaba de guardia cuando Carlo fue hospitalizado: "Llegó en condiciones ya críticas, que aún hoy no podríamos tratar a pesar de los avances de la investigación -dice-, pero recuerdo que tenía una expresión muy dulce, la de quien está convencido de que puede hacerlo. Nos dio una gran positividad a pesar de la enfermedad". Y un recuerdo similar guarda Mercedes Argüello, la doctora que estuvo más cerca de Carlo en esas 72 horas. Para ella, que se había trasladado de Nicaragua a Monza para realizar un año de formación en el extranjero, fue la única muerte en toda su experiencia en Italia: "Había llegado al hospital en condiciones trágicas - cuenta a Avvenire desde Nicaragua - pero irradiaba una paz y una serenidad que todavía me sorprenden años después. Si creo que solo tenía quince años y estaba pasando por una situación tan difícil".

Incluso para la enfermera Claudia Blacks, que en 2006 era la referente del departamento de Acutis, "casos como el suyo son raros y difíciles de olvidar". Le habían confiado la complicada tarea de explicarle a Carlo, que ya sufría un gran dolor, cuál era su cuadro clínico: "Estas cosas se dicen intentando decir la verdad incluso a chicos de quince años -explica-. Sabíamos que su resultado podía ser desfavorable y recuerdo que, cuando le dijimos que la situación era crítica, no se opuso de ninguna manera". La confirmación del hecho de que Carlo había aceptado una muerte tan repentina también proviene de sus registros médicos. O, al menos, por aquellos que han podido leerlo. "En la carpeta - revela Claudio Cogliati, presidente de San Gerardo - no hay ninguna señal de queja durante todo el período de hospitalización. Es cierto que son documentos escasos, pero a menudo se escriben si el paciente se agita. Para Carlo no fue así de ninguna manera, como si hubiera aceptado el destino reservado para él".

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