The Chosen

The Chosen

P. Ronald Rolheiser por P. Ronald Rolheiser

9 Abril de 2025
00:00 / 00:00

Seguro que muchos de ustedes conocen la serie de televisión sobre la vida de Jesús llamada The Chosen. Se estrenó en 2019, ha estado en cines y en plataformas de streaming desde entonces, y a día de hoy cuenta con más de 200 millones de espectadores. Se ha traducido a 50 idiomas y tiene 13 millones de seguidores en las redes sociales, y alrededor del 30 por ciento de su audiencia no es cristiana.

Fue creada y producida por Dallas Jenkins, cristiano evangélico con amplias simpatías ecuménicas e interreligiosas. Jonathan Roumie, un devoto católico romano, interpreta el papel de Jesús, y el Jesús que representa en The Chosen es algo diferente y más cercano al Jesús que hemos visto en otras películas y representaciones suyas. Y esto ha tenido un impacto interesante.

¿Cuál es el impacto? Joe Hoover, un sacerdote jesuita que escribe en un número reciente de la revista America, hace este comentario: «He sido cristiano bautizado durante 53 años, he asistido a una escuela católica cristiana de primaria y durante más de dos décadas he sido miembro de una orden religiosa que lleva el nombre de Jesus.... y la serie de televisión 'The Chosen' ha hecho cosas por mi comprensión y compromiso con la vida de Cristo y sus discípulos que ninguna otra cosa ha hecho. Ningún sermón, ninguna exhortación teológica, ningún máster, ninguna clase sobre Juan, Marcos o Lucas, ningún taller de espiritualidad, ningún retiro de 30 días con base bíblica me ha acercado a los Evangelios y ha hecho que Cristo y su pueblo me resulten tan reales y cercanos como lo ha hecho « The Chosen ».

Eso también habla por mí. The Chosen ha tenido un efecto similar en mí. Al igual que Joe Hoover, fui bautizado de niño, me crié como católico romano, soy miembro de una orden religiosa, tengo títulos en teología, he asistido a todo tipo de talleres de espiritualidad y he estudiado los Evangelios bajo la guía de algunos eruditos de talla mundial, y sin embargo esta serie de televisión le ha dado un rostro a Jesús que no había recibido en todo ese aprendizaje pasado y me ha ayudado en mi oración y en mi relación con Cristo.

En esencia, esto es lo que The Chosen ha hecho por mí. Me ha presentado a un Jesús con el que realmente quiero estar. ¿No deberíamos querer estar siempre con Jesús? Sí, pero el Jesús que a menudo se nos presenta no es alguien, si somos sinceros con nosotros mismos, con quien quisiéramos pasar mucho tiempo cara a cara, con quien pudiéramos estar a gusto y cómodos sin afectaciones.

Por ejemplo, el Jesús que se nos ha presentado a menudo en las películas carece generalmente de calor humano, es distante, severo, de otro mundo, demasiado piadoso, y cuya sola mirada te hace sentir culpable porque tu pecado causó su crucifixión. Ese Jesús carece también de humor, no parece traer nunca la sonrisa de Dios al mundo y nunca aporta ligereza a una habitación. No es un Jesús con el que te sientas a gusto.

Desgraciadamente, ése es a menudo el Jesús que se nos ha presentado en nuestra predicación, catequesis, escuelas dominicales, clases de teología y en la espiritualidad popular. El Jesús que encontramos allí, a pesar de toda la verdad y la revelación que trae al mundo, sigue siendo por lo general demasiado divino y demasiado piadoso para que nos sintamos humanamente a gusto con él. Es un Jesús al que admiramos, tal vez incluso adoramos, y en el que confiamos lo suficiente como para comprometer nuestra vida (lo cual no es poco). Pero también es un Jesús con el que no nos sentimos a gusto, al que no elegiríamos para sentarnos a la mesa, con el que no elegiríamos para ir de vacaciones, y que está tan distante y diferenciado de nosotros que nos resulta más fácil tenerlo como un maestro admirado que como un amigo íntimo, y mucho menos como un amante al que queramos entregar nuestra alma.

No se trata de un alegato para humanizar a Jesús (como a veces está de moda hoy en día) haciendo de él sólo un hombre simpático que predica el amor pero que al mismo tiempo no irradia la verdad innegociable de Dios. Esto no es lo que hace The Chosen. Ni mucho menos.

The Chosen nos presenta a un Jesús de cuya divinidad nunca dudas, aunque se muestra cálido y atractivo, con una humanidad que te hace sentir a gusto en su presencia; es más, te atrae a su presencia. Viendo The Chosen, uno no duda ni un instante de que Jesús está especial e inextricablemente unido a su Padre y que nos trae la verdad y la revelación de Dios sin concesiones. Pero este Jesús también trae la sonrisa de Dios, el calor de Dios y la bendición de Dios a nuestras vidas, que con demasiada frecuencia adolecen de su falta.

La gran mística Juliana de Norwich describió una vez a Dios de esta manera: Dios está sentado en el cielo, completamente relajado, su rostro parece una maravillosa sinfonía.

Entre otras cosas, The Chosen nos muestra este rostro relajado de Dios, que, en detrimento nuestro, muy pocas veces vemos.