
por Cardenal Felipe Arizmendi Esquivel
Hechos
Hemos celebrado nuestras fiestas patrias por el aniversario del inicio del proceso de independencia. Es motivo de celebración; sin embargo, también de reflexión.
Algunos hacen depender demasiado la vida y el desarrollo nacional de las autoridades federales, estatales y municipales, como si no fuéramos todos actores responsables de muchos aspectos de nuestra patria. Nadie niega la importancia de dichas instancias y que muchos factores de nuestra vida dependen de ellos, pero todos somos también responsables, al menos de lo más inmediato.
Es innegable el nivel tan arraigado del delito de la extorsión, que nos ha invadido por todas partes y que las autoridades no han podido evitar. Se están modificando las leyes para que puedan proceder legalmente contra este crimen, pero el fenómeno ha crecido también porque muchas familias están desintegradas y los adolescentes y jóvenes crecen sin educación social y moral. Por tanto, se puede acabar con la extorsión si las autoridades son más eficientes en combatir ese crimen, pero también si las familias permanecen unidas, si se evita la violencia intrafamiliar, si los padres están más cerca de sus hijos y son referentes positivos para ellos, si todos se acercan más a Dios para que se contagien del amor a los demás. Y eso depende de nosotros, no del gobierno.
Es innegable, también, el abuso del alcohol y de las drogas, la corrupción en muchos niveles de la sociedad, la contaminación de la política por los intereses egoístas, la proliferación de la delincuencia común, la falta de ética en el uso de las redes sociales, la degeneración en la moral sexual y otros aspectos de la vida diaria, que no dependen tanto de las autoridades, sino de nosotros, los ciudadanos comunes y corrientes. ¡No todo depende del gobierno! ¡Ni todo lo puede resolver el gobierno! Cada quien tenemos también nuestra responsabilidad y cada quien podemos y debemos hacer cuanto podamos por tener una patria más justa y fraterna, para bien de todos.
Iluminación
El Episcopado mexicano, en su Proyecto Global de Pastoral 2031+2033, expresa:
"Es necesario reconocer que, en diferente medida, todos los ciudadanos somos responsables de esta situación que vivimos. Los mexicanos como sociedad en su conjunto, no hemos sabido involucrarnos responsablemente en el destino de nuestro país y hemos dejado muchas veces en manos deshonestas y gente sin escrúpulos, el desarrollo de nuestra patria.
"El panorama social se ha ido ensombreciendo paulatinamente por el fortalecimiento alarmante del crimen organizado, corrompiendo la mente y el corazón de personas y autoridades. Esta sociedad está dañada y es necesario que todos como miembros de ella tomemos conciencia de esta realidad y nos hagamos responsables, para que pueda cumplir como un espacio de vida digna para todos sus miembros.
"Somos conscientes que es fundamental descubrir que ante esta realidad que nos desafía y cuestiona, a todos nos toca recomenzar desde Cristo. Partir de este encuentro personal y transformador de cada creyente con Jesús en su vida, que abre un auténtico proceso de conversión, comunión y solidaridad. Este momento de encuentro con el Hijo de Dios es fundamental en la vida de todo cristiano".
Acciones
Nuestras autoridades gubernamentales deben seguir buscando caminos para que no haya impunidad ni corrupción; pero cada quien preguntémonos qué puedo hacer yo para que mi familia, mi pueblo, mi barrio, mi colonia, mi fraccionamiento, mi país sean mejores para todos.