La felicidad posible
El deseo de felicidad choca con un muro cuando los deseos van más allá de las posibilidades reales. Así, uno queda frustrado porque no viaja a una playa lejana, o porque no tiene aquel modelo de coche, o porque no alcanza un ascenso en el trabajo.
Frente a ese "muro", vale la pena recordar una idea que encontramos en Aristóteles: el camino hacia la felicidad solo puede construirse seriamente si reconocemos lo que está en nuestras manos, y si dejamos de lado sueños y proyectos que no podemos alcanzar (al menos por ahora).
No se trata de rendirse ante las circunstancias, ni de renunciar a un sano camino de mejoras en el cuerpo, en el alma, en las condiciones materiales, en las relaciones en familia y con los amigos.
En cambio, se trata de reconocer que, aunque ahora no puedo viajar a esa isla lejana, sí puedo subir a la terraza y ver una bellísima puesta de sol. O si no puedo comer aquel alimento que tanto me gustaba de niño (porque el médico, justamente, me lo desaconseja), sí puedo saborear ese jugo de naranjas que hemos preparado con esmero.
La felicidad posible es aquella que reconocemos, gracias a la virtud de la prudencia, como asequible y beneficiosa, como integrable en las relaciones que nos permiten vivir en armonía con familiares y amigos.
Perseguir un deseo que nos daña, o que exige un esfuerzo que desgasta, o incluso que lleva a producir heridas en aquellos a los que más queremos, es ir contra la felicidad posible, es dejarse engañar por espejismos destructores.
Ciertamente, no siempre la felicidad posible se hará realidad. Al subir a la terraza tal vez encontremos, con sorpresa, que las nubes han cambiado el panorama y empieza una suave lluvia de primavera.
No vemos esa puesta de sol que esperábamos para serenar un poco el alma. Pero podemos, al menos, disfrutar del inicio de una lluvia que embellecerá los campos, que dará vigor a los árboles, y que nos promete, otro elemento básico para ser felices, una cosecha abundante y generosa para dar variedad a nuestras comidas y para mantenernos sanos en las tareas cotidianas.