El arrepentimiento nos llena de fuerza y esperanza
Hay arrepentimiento fructuoso e infructuoso. Se posee el fructuoso cuando ahora te acusas y censuras tus malas costumbres; cuando, censuradas, las persigues; cuando, perseguidas, les das muerte (San Agustín. Comentario al Salmo 53,3)
En el contexto de la Espiritualidad Católica: Este pensamiento de San Agustín nos muestra que el arrepentimiento no es un ¡Ay lo siento! sin que haya transformación interior. No es un simple sentimiento pasajero, sino un proceso que nos transforma internamente. Por ello requiere nuestra participación activa y consciente. No basta con lamentar nuestros errores, sino que encontrar el origen de nuestro error y conseguir que nuestra vida se vaya ajustando al Evangelio.
El arrepentimiento profundo es un camino de liberación que nos permite romper las cadenas del pecado y experimentar la alegría de la reconciliación con nosotros mismos y con Dios. Es un camino de crecimiento espiritual que nos lleva a estar más cerca de la imagen y semejanza de Dios. Nos lleva a vivir una vida más plena y significativa.
Lo normal es que minimicemos nuestros errores o busquemos excusas, pero esto no nos lleva lejos. Seguiremos con la misma herida que necesita ser curada. Habría que empezar por reconocer nuestras malas costumbres, vicios, pecados y debilidades. Después hay que sentir dolor por lo que hemos hecho. No siempre es sencillo, por lo que necesitamos orar. Orar por la Gracia que nos permite avanzar en el arrepentimiento. Arrepentirnos es un acto de humildad y valentía que admite verazmente nuestras faltas, ante nosotros mismos y ante Dios. Tanto la "acusación" y "censura" interna no pueden ser destructivas, sino motivadoras y constructoras del cambio interior que tanto necesitamos. Es el reconocimiento de que nuestras acciones nos alejan de Dios y nos impiden vivir una vida plena.
"Perseguir" el error implica una acción decidida para alejarnos de aquello que nos daña espiritualmente. Puede significar cambiar hábitos, evitar ciertas compañías, buscar ayuda profesional o espiritual, y sobre todo, orar fervientemente para encontrar la fortaleza necesaria.
Como hemos indicado, el arrepentimiento es un proceso continuo de conversión y renovación que dura toda la vida. "Dar muerte" implica una transformación profunda de nuestro ser, un cambio de espiritual y de mentalidad que nos permite vivir según la Voluntad de Dios. Es la entrada en una vida de gracia y santidad.
En el contexto de la evangelización digital. En las redes sociales podemos encontrarnos con momentos en que actuamos de forma inadecuada. Esta frase nos recuerda que la evangelización mucho más que proclamar la verdad, sino también de invitar a los demás a la conversión y al arrepentimiento. Compartir nuestro propio testimonio de transformación puede ser un poderoso instrumento de evangelización. Señalar nuestros errores puede ayudar a más de una persona a ver el camino hacia el Señor.
Esta frase nos invita a evangelizar con el ejemplo, mostrando en nuestras vidas el fruto del arrepentimiento y la paz de la reconciliación con Dios.
Preguntas para reflexionar: ¿Estamos dispuestos a aceptar este desafío de mostrar el camino del arrepentimiento? ¿Estamos dispuestos a iniciar el camino del arrepentimiento profundo? ¿Sabemos qué pasos debemos dar para reconciliación que tanto necesitamos?