Emma una joven que experimenta AMS (Atracción al mismo sexo), quiso desde un inicio contarnos su experiencia a lo largo de su terapia de cambio. Lleva seis meses trabajando activamente y sigue firme en su compromiso consigo misma y con los lectores que la van leyendo.
Si te acabas de incorporar a su cuaderno, aquí sus páginas anteriores:
Emma. Diario de Terapia I: Ponte en mi piel
Emma. Diario de Terapia II. Mi infancia
Emma. Diario de Terapia III. Adolescencia, cuando el corazón se confundió
Emma. Diario de Terapia IV. La tristeza de la AMS
Cómo y por qué empecé la terapia
“Nuestra verdad es nuestra identidad, y la descubrimos en el silencio al dedicarnos un tiempo para sanar nuestro pasado, trabajar nuestro presente y visualizar nuestro futuro.”
Hace unas semanas leí esta frase y pensé en la gran verdad que representa en mi vida y para la terapia que he vivido durante los últimos 6 meses. La mayoría de las cosas que he contado en las anteriores páginas no las hubiese descubierto sin la ayuda de la terapia y sin todo el tiempo que dedico para ello.
Cuatro meses antes de entrar en terapia estaba en una fiesta, con unos antiguos compañeros/as de la universidad. Me había pasado con el alcohol lo reconozco, y ahí estaba una amiga mía que me gustaba mucho y que había tenido mis más y mis menos con ella. Estaba tonteando mucho con ella, y hubo un momento que ella me invito a ir a su casa…mi primer impulso fue en irme con ella, pero algo se rebeló dentro de mí, cogí mis cosas, me monté en el metro y llegue a mi casa, con unas cuantas llamadas en mi móvil de ella. Esa noche no pasó nada, pero me acuerdo que me pasé media noche llorando porque yo quería estar con ella, pero sentía que si daba ese paso no había vuelta atrás, me sentí morir por dentro.
Me enfadé terriblemente con Dios, le dije que no era justo lo que me pasaba, que yo no tenía ninguna intención de aguantar más mi homosexualidad…no era una oración de ayuda, era de disgusto.
Quería soluciones (soluciones de cambio) así que empecé a buscar en internet, no encontré nada durante mucho tiempo, solo propaganda del lobby gay. De repente encontré dos libros, uno fue el famoso libro de Richard Cohen y otro de una mujer que había dejado de ser lesbiana. Me los leí en tres días, lloraba tanto cuando descubrí que había respuestas y que había una luz para mi vida. Me sentí bastante identificada con los libros, no quería ser homosexual pero hasta ese día no tenía tan claro que pudiese cambiar.
Obviamente sabía que el proceso que Richard Cohen explicaba en su libro llevaba su tiempo y que necesitaba un terapeuta para dar el cambio. Eso fue lo más difícil porque no encontré ningún terapeuta especializado en el tema del AMS a la vuelta de la esquina. Hubo pequeños cambios en mi vida que me hicieron cuestionarme más quién era yo. Una tarde estaba tomando un café con mi mejor amigo de la infancia, y cuando pasaban los días yo pensaba mucho en ese chico, pero ya no lo veía como mi amigo de juegos, era un sentimiento totalmente nuevo para mí, me gustaba este chico. Si de verdad era homosexual, ¿por qué me gustaba mi “mejor” amigo?
Un día que no estaba buscando nada relacionado con la homosexualidad y que estaba leyendo un artículo en internet encontré el blog de Elena. Fue el mayor descubrimiento de mi vida ¡Una persona en España que se dedicaba a trabajar la identidad sexual y que se había formado con Richard Cohen!
¿Cuáles fueron los sentimientos que experimente al encontrar esto? Uno de ellos fue el temor, no voy a mentirte, porque tenía miedo de a qué me iba a enfrentar. Me daba vértigo que iba a suponer la terapia. Decidí escribirle con una identidad falsa y dándole pequeñas pinceladas de mi AMS, contándole lo que había aprendido con los dos libros que me había leído.
La respuesta no se hizo esperar y pronto estábamos hablando para concretar una sesión cara a cara. Ahora que pienso en esos días de tensión por no saber si estaba haciendo lo correcto me sonrío, pero entonces tenía un poco de ansiedad.
La primera sesión me la pasé llorando (de vez en cuando todavía me paso sesiones así), pero no puedo explicar la paz que era contar con alguien que me iba a ayudar en este proceso. La terapia me ha dado un futuro que antes yo no podía valorar…todo se va poniendo en su lugar.
Tuve que ser muy sincera conmigo misma y con Elena, cada día es una opción para mí entre lo que soy y la atracción que experimento hacia las mujeres. Además de que el AMS ha ido perdiendo fuerza.
¿Fue doloroso empezar esto? Creo que no, lo doloroso fue empezar a revolver mi vida, a despojarme de la capa que cubría mis ojos y no me dejaba ver mi heterosexualidad. Es como sentirse desnuda, y cuesta porque al principio no conoces a tu terapeuta. Lo doloroso fue no querer contárselo a nadie y querer hacer sola el proceso de terapia.
Entrar en terapia no me convierte en mejor persona, ni me da más valentía, ni me ha cambiado de la noche a la mañana. Es un camino con su belleza y su pobreza. Creo que una imagen que me ayuda a ver la terapia es saber que es como una bombilla en una habitación a oscuras, todas las cosas de ese lugar van a estar igual con la luz encendida o apagada, pero la luz ayuda a verlas con otra perspectiva, ayuda a ordenar esa habitación. Así es la terapia, ayuda a ver que provocó el AMS y todo lo que gira alrededor de esta palabra. El AMS no es un problema sexual.
Aún estoy en camino pero veo cambios maravillosos en mi vida que también voy a compartir contigo, así como mis luchas y mis caídas. Agradezco de corazón que leas mi cuaderno, y espero que al igual que se respeta la posición de “salir del armario” se valore la posición de querer recuperar la identidad perdida.
Si quieres conocer más sobre la AMS no deseada y la terapia de cambio visítame: www.elenalorenzo.com
Elena Lorenzo Rego
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