Imagen gentileza de Austrian National Library - Unsplash

Mantenernos firmes en la fe

25 de octubre de 2023

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La fe es un don maravilloso de Dios que merece ser acogido, alimentado, defendido. Existen, por desgracia, continuas amenazas contra la fe. Unas llegan desde el propio corazón, por dudas o situaciones que hacen difícil creer. Otras amenazas llegan desde ideas erróneas que el mundo difunde: ideas filosóficas, teológicas, psicológicas, sociológicas, etc.

 

Resulta difícil mantenernos firmes en la fe. Pero no es imposible, si buscamos continuamente cómo conocerla mejor y cómo vivirla en serio. San Pablo recomendaba a los primeros cristianos la vigilancia y la fortaleza: "Velad, manteneos firmes en la fe, sed hombres, sed fuertes" (1Co 16,13).

 

Si vigilamos, podremos descubrir cuándo un libro, una serie televisiva, unas conversaciones, ponen en peligro esa fe. Pero no basta una actitud defensiva. Necesitamos alimentar nuestra fe con buenas lecturas, con una vida sacramental auténtica, con la ayuda de amigos creyentes.

 

Entre esas lecturas, la Palabra de Dios, explicada por el Magisterio y recogida en la doctrina católica, tiene un papel fundamental. Ayuda, también, repasar y estudiar con frecuencia ese gran regalo que nos ofreció el Papa Juan Pablo II: el Catecismo de la Iglesia Católica.

 

Entonces la fe será fuerte, luminosa, convencida. No solo podremos resistir ante los embates del enemigo, sino que nos convertiremos en apóstoles y testigos de esa fe para los demás.

 

La venida de Cristo al mundo ha cambiado y cambia los corazones de quienes lo aceptan con la fe, lo siguen con el amor, lo recuerdan con esperanza. Esa venida nos ayuda, hoy como en el pasado, a mantener esa llama de la fe, hasta que se convierta en una lámpara que ilumina a los de la casa y al mundo entero (cf. Mt 5,13-16).

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