Ella tenía doce añitos, y un pelo castaño, plagado de luciérnagas que encendían la noche.
Ella tenía doce añitos y unas manos de hada que entibiaban de ternura lo que tocaban.
Ella tenía doce añitos y no sabía de monstruos, ni de lobos feroces. De lobos, que en las noches naranjas de estrellas salen a devorar niñitas aterradas por el espanto.
Ella tenía doce añitos. y tenía un par de muñecas, de cara redonda y sonrisa dibujada con crayon. Que abrazaba en las noches de tormenta.
Ella tenía doce añitos, y tenía la inocencia, la ingenuidad y los sueños que tienen las niñitas a los doce añitos.
Vino el lobo feroz. Ella con su doce añitos no escapó, no gritó, no corrió.
El lobo feroz tenía nombre y apellido conocidos, por eso ella no gritó y no huyó.
El lobo feroz la encerró en una pieza de mala muerte. Una pieza con olor rancio de humedades y una lamparita cagada por las moscas. Le dio un par de pastillas, y abrió la puerta a los monstruos que entraron por ella. Los monstruos se la repartieron Se repartieron su inocencia, se repartieron sus sueños, se repartieron su presente y su futuro.
Los monstruos se la repartieron por un par de monedas y un mar de silencios cómplices y atroces. Los monstruos la dejaron sin nada. Sin vida, sin niñez, sin esperanzas.
La noche que huyó estaba negra y sin luna. Caminó, corrió a campo abierto, hacia la nada. Hacia la libertad.
La libertad no estaba. Estaban cientos de personas que no sabían de su dolor, de sus miedos, de su hambre, de sus fríos, de su espanto.
Cambió de cárcel, cambió de monstruos.
La encerraron para que no dijera, para que no contara, para que no molestara. Los heridos siempre molestan, hacen pensar, reclaman por sus heridas.
Cambió de monstruos. Los monstruos de hoy no la tocan, pero no la quieren, no la escuchan. No le pegan pero tampoco les interesa qué siente.
Cambió de monstruos. Los monstruos de hoy son uniformados, correctos y derechos, pero siguen siendo monstruos.
Ella tenía doce añitos. Podría ser mi hija, podría ser la tuya.
Ella es hija, hermana, y nieta de alguien.
Quizás con nuestra indiferencia también pensemos y actuemos como Monstruos…
¿Cuándo vamos a terminar con el abuso y la explotación de niños y niñas?
“Dios te salve María llena eres de gracia el Señor es contigo, bendita tú eres entre todas las mujeres….”