La cárcel concesionada de Rancagua en Chile tiene en este momento 158 mujeres, 107 son condenadas y 51 imputadas de las cuales 81 son católicas, 47 evangélicas; y 30 de otras religiones, ateas, agnósticas o ninguna.
La mayoría de estas mujeres son de sectores poblacionales pobres y el denominador común entre ellas es la droga: tráfico o consumo. Mujeres pobres que se vieron involucradas en estos delitos por necesidad o postergación social. Más de alguna, por comer… Esto nos debe llevar a reflexionar como sociedad, buscando las causas para atacar el mal y no sólo castigando, cuando hemos generado una sociedad injusta, segmentada , clasista, materialista y egoísta.
Una de las discriminaciones más grandes que existen hoy entre las mujeres privadas de libertad se da en las cárceles concesionadas que existen en el país. Según la nueva reforma procesal penal, los internos que están en calidad de imputados deben quedar separados de los condenados para evitar el contagio criminógeno y velar así por su integridad. Los hombres imputados no se deben reunir con los demás condenados mientras estén en proceso de investigación... Los talleres de formación que reciben los internos, que les permiten además postular a beneficios, están pensados mayoritariamente en los hombres, porque son más numerosos; la unidad terapéutica está centrada solo en hombres que quieren rehabilitarse de la droga. Las mujeres no pueden acceder a este beneficio. Los bebés de las mujeres que están privadas de libertad están presos como sus madres sin ser culpables. En el caso de los hombres homosexuales están en una dependencia distinta del resto, mientras que las mujeres homosexuales no cuentan con este privilegio.
Me explico: Gendarmería no puede hacer nada para cambiar esta situación porque la cárcel fue pensada en hombres y no en mujeres y estás son inferiores en número que los hombres y están mezcladas las imputadas con las condenadas y obviamente no pueden participar en más talleres porque estos también están pensados solo en hombres. Además el artículo 16 del reglamento de gendarmería dice: ”Los establecimientos que formen parte de un complejo penitenciario podrán albergar exclusivamente a personas detenidas, sujetas a prisión preventiva, o condenadas, con excepción de los centros penitenciarios femeninos (C.P.F.), los cuales podrán recibir mujeres de toda calidad procesal” Dcto 1248 justicia No 4 D.O. 0304 2006. (Reglamento de las cárceles 518).
Sin duda que estas cárceles fueron pensadas en hombres y no en mujeres, pero por necesidad ellas fueron incorporadas al sistema, que no respeta la condición de mujer, pues es un edificio duro, frio; ajeno a la naturaleza misma de las mujeres donde la mayoría son madres y además que han sufrido mucho a lo largo de sus vidas. No estoy defendiendo sus delitos, sino que deseo dejar en claro que hay una discriminación en el trato que da el sistema a las mujeres. Recuerdo que el antiguo Centro Penitenciario Femenino de Rancagua tenía un sistema más humano. Que favorecía la reinserción social. Las internas trabajaban dentro de la unidad, lo que les permitía ayudar a sus familias, el ambiente era mas cálido, verdaderamente femenino y los niños asistían a salas cunas externas y estaban en contacto con otros niños de su edad y regresaban por las tardes a la unidad para estar con sus mamás, es decir los niños vivían una vida sociabilizados con otros en situación de igualdad y no estaban presos todo el día. Sus mamás podían trabajar durante el día y así ayudar a sus familias y no ser una carga para ellos. Una vez que cumplían el año ocho meses eran entregados a sus familiares más cercanos. Hoy también son entregados a los parientes y si no hay alguien que se haga cargo el “Servicio Nacional de Menores” se hace cargo de ellos….¿?!!!
No sé de quien depende cambiar esta situación, especialmente con los niños, considerando que los primeros tres años es el tiempo más importante del aprendizaje y que deben ser estimulados en un ambiente normal. En estos casos se estarían vulnerando los derechos de los infantes: una vida que les prepare a tener un futuro diferente al de sus madres. Yo sé que la infraestructura ya está así, pero creo que las autoridades competentes algo podrían hacer para cambiar en parte estas situaciones que discriminan a las mujeres privadas de libertad y sobre todo regular la situación de los pequeños.
Sí, ellos están siendo atendidos por profesionales de la educación en una pequeña sala cuna al interior del módulo… pero siempre encerrados. Sólo salen cuando alguien de la familia los saca de paseo a sus casas. Personalmente pienso que es más sano que estén vinculados a un ambiente normal…y así evitar un futuro oscuro para ellos. Darles la oportunidad para que crezcan en libertad y en igualdad de condiciones. Espero en Dios que este artículo pueda ayudar a la reflexión y a buscar soluciones reales… Bendiciones.