por Revista Misión
9 Marzo de 2018Hace menos de un año, Luis Casarrubios (a quien sus amigos llaman Luisto) vivió una experiencia que tilda de “surrealista”: con dos amigos subió a YouTube una versión cristiana de Despacito y, en pocos días, su Re-su-cito se había convertido en un fenómeno viral, con un millón y medio de reproducciones en las redes sociales, y con radios, periódicos y webs de dentro y fuera de España solicitándole entrevistas. Sin embargo, aunque aprovechaba cada ocasión para dar testimonio de su fe, en esos momentos Luisto tenía otras preocupaciones en la cabeza... y en el corazón: “El éxito del Resucito me pilló justo cuando Laura y yo estábamos empezando a salir, así que, como comprenderás, mis prioridades eran otras”, dice con comicidad. A su lado, Laura Oliver, de 20 años -él tiene 24-, ríe con complicidad y sigue contándonos los detalles de cómo se conocieron y de lo enamorados que siguen nueve meses después de empezar a salir.Marcar la diferenciaEn apariencia, Laura y Luisto (ver en imagen adjunta) son como cualquier pareja de novios de su edad, que araña horas para verse en época de exámenes, se mueven en las redes como pez en el agua, usan el mismo vocabulario que el resto de sus compañeros, quedan con amigos, ríen (y mucho), hacen planes juntos y se mandan mensajes de amor con emoticonos de corazones por WhatsApp.
Sin embargo, tienen algo que marca la diferencia en su entorno: “Nosotros somos católicos y queremos vivir el noviazgo en coherencia con nuestra fe, es decir, poniendo a Cristo en medio para que sea Jesús quien nos enseñe a amar al otro como Él nos ama a cada uno. No queremos dejar a Dios fuera de nuestra relación, ni pactar con la incoherencia por miedo a no tener fuerzas o por no fiarnos de la gracia. Si no es posible un amor más grande que el que Dios nos tiene, no podemos encontrar lo enamorados que siguen nueve meses después de empezar a salir.
Ambos saben que, hoy, su forma de vivir el noviazgo va contracorriente: “Hay gente que piensa que el noviazgo cristiano no existe, o consiste solo en no acostarse. Nosotros sabemos que es mucho más, y que vivir el noviazgo poniendo en el centro a Cristo lo cambia todo, hace que todo sea mucho más pleno y auténtico, y es lo mejor que le puede pasar a una pareja que se atreva a vivir un noviazgo de verdad, que tenga la garantía de la gracia de Dios”.Amar más a Dios
El camino que Laura y Luisto acaban de empezar es el que Álex Martín (26 años) y Diana Platas (27) empezaron en 2013. Con fecha de boda para el próximo mes de junio, hablan intercambiando miradas, medias sonrisas y bromas que dejan ver, sin palabras, muchas conversaciones a corazón abierto.
Como dice Álex, “hablar de todo, del día a día, de tonterías y también de temas profundos, con toda sinceridad, confiando plenamente en el otro, sin juzgarnos, perdonándonos y buscando que el otro sea más parecido a como Dios lo ha pensado, es esencial para que la relación tenga futuro”.
“Antes de empezar -explica Diana-, a los dos nos había dado tiempo a hacer mucho el tonto con otras personas y, por eso, sabíamos que no queríamos una de esas relaciones en la que cada uno se mira el ombligo y que te deja el corazón roto por no hacer las cosas bien”.
Si el tema ya te aceleró el corazón y quieres conocer otros testimonios, la opinión de expertos y consejeros, sigue leyendo en su fuente original de Revista Misión pulsando aquí