por Portaluz
19 Mayo de 2023Tras años de haber sido violentado en el comercio sexual, el joven mexicano americano José Alfaro cree que era la presa perfecta para un traficante sexual; porque en su adolescencia se encontraba en condición de abandono... y por el color de su piel.
En Estados Unidos son cientos de miles los jóvenes que viven sin techo o de sofá en sofá, según un estudio de 2017 de la Universidad de Chicago. La falta de hogar facilita que los jóvenes sean especialmente vulnerables a la explotación sexual comercial. De hecho, más de un tercio de los jóvenes sin hogar que participaron en un estudio nacional realizado en 2016 por la Administración Federal para Niños y Familias afirmaron haber intercambiado sexo por algo de valor, como dinero, alojamiento y comida. Para el estudio, los investigadores hablaron con 873 jóvenes de la calle de entre 14 y 21 años de 11 ciudades, incluida Boston.
Víctima de un “demonio predador”
En efecto, cuando José (en imagen anterior) tenía 16 años estaba sin hogar y en su desesperación comenzó a buscar ayuda en Internet. Se unió a una sala de chat gay donde conoció a un hombre mayor llamado Jason Gandy quien lo escuchaba, mostrándose comprensivo, casi como un padre... y le ofreció un lugar donde quedarse. "Parecía un sueño, y en aquel momento, no tenía adónde ir", dice José.
Pero el sueño se convirtió rápidamente en una nauseabunda realidad. Gandy le dijo a José que tendría que trabajar en el negocio de "masajes" con hombres mayores, un evidente eufemismo de la prostitución. Asustado, sin ninguna red de apoyo, fue forzado a aceptar el dar masajes sexuales a los clientes de Gandy en su casa de Texas. Transacciones que pronto escalaron hasta la agresión sexual.
Gandy se convertiría en la pieza central de uno de los casos de tráfico sexual masculino más notorios juzgados en un tribunal federal de Estados Unidos, donde sería calificado como un auténtico “demonio predador de adolescentes”. Tres de sus cuatro víctimas documentadas, incluido José Alfaro, eran latinas. Aunque al principio, José pensó que Gandy sólo le proporcionaba un lugar al que podía llamar hogar.
Muchos jóvenes han recorrido el mismo camino que los ha llevado a la indigencia y luego a la explotación sexual, y -según señalan las estadísticas- los jóvenes negros y morenos corren un riesgo mucho mayor. "La raza desempeña un papel fundamental en la trata de personas", afirma José quien -ya libre de la explotación, a sus 29 años- trabaja como peluquero en la calle Newbury de Boston. Los traumas padecidos le dejaron con trastornos de estrés postraumático, ansiedad y depresión que aún lucha por superar.
La Iglesia, madre que protege y sana
Gracias a un Programa de USCSAHT (U.S. Catholic Sisters Against Human Trafficking)de Estados Unidos decenas de hombres están teniendo la oportunidad de hacer una experiencia de sanación en un encuentro de tres días (imagen de uno de los encuentros arriba a la derecha) que les aproxima el rostro amoroso de Dios Padre y les permite crear redes de apoyo. "Jesús estaba caminando justo a su lado, proporcionando la esencia protectora masculina que necesitaban para restaurar lo que les fue arrebatado por otros hombres", señala desde el portal de la institución la directora del programa, Theresa Flores
La organización fue fundada en 2013 por un grupo de hermanas católicas que luchan por acabar con la trata de personas y apoyar a los supervivientes. En la actualidad, esta organización ha crecido hasta incluir a más de 110 congregaciones de religiosas y a otras 70 personas y grupos repartidos por todo Estados Unidos. USCSAHT es también el miembro estadounidense de Talitha Kum, una red internacional de vida consagrada que trabaja para acabar con la trata de seres humanos.
Cada año, miles de niños y hombres son víctimas de este abominable delito. Theresa Flores denuncia que los varones representan entre el 20% y el 30% de todas las víctimas de la trata en los Estados Unidos. "Una vez que un superviviente deja de ser víctima de la trata, su trauma no termina ahí. Se necesita toda una vida de duro trabajo para curar las cicatrices y convertirse en personas prósperas. Muchas veces, los hombres supervivientes quedan fuera de la narrativa de la trata. Aunque hay miles de víctimas, hay muy pocos recursos para ayudarles a curarse", informa Flores.
Una vez que las víctimas masculinas escapan de su situación, los recursos limitados hacen que el camino hacia la recuperación sea aún más difícil. U.S. Catholic Sisters Against Human Trafficking se asoció con Sisters of Mercy, The SOAP Project y Felician Services, Inc. para cerrar la brecha y ayudarles en su viaje de curación.
Fuentes: U.S. Catholic Sisters Against Human Trafficking; “Unseen: The boy victims of sex trade” in Youtube.