Portaluz. Luis Santamaría del Río
29 Enero de 2025Recientemente publicamos en Portaluz un detallado -y preocupante- informe sobre las cifras de las tres principales sectas de origen cristiano (mormones, adventistas del séptimo día y testigos de Jehová) en el continente latinoamericano. El crecimiento de estos grupos, que han conseguido captar hasta ahora a 15 millones de personas en el continente, supone un problema para la sociedad y un verdadero desafío para la Iglesia católica.
Una de las personas que más difundió en sus redes sociales dicho informe, desde el momento de su publicación, fue el sacerdote mexicano Jorge Luis Zarazúa, superior general de la Fraternidad Misionera Apóstoles de la Palabra, un movimiento eclesial fundado por el P. Flaviano Amatulli (1938-2018). Por eso hemos querido contar con el análisis del P. Zarazúa, incidiendo en los aspectos pastorales de la reacción de la Iglesia ante el fenómeno sectario.
- Desde su conocimiento cercano y profundo del fenómeno sectario en el continente, ¿le sorprendieron estas cifras o son las que podía suponer?
- No me sorprendieron estas cifras. De hecho, son las tendencias que se han presentado en los Censos de Población y Vivienda de los países de Iberoamérica, particularmente de la República mexicana (INEGI). He escrito breves artículos al respecto, presentando estos datos reveladores sobre la realidad eclesial contemporánea. Sin embargo, no dejan de ser cifras alarmantes para la pastoral de la Iglesia católica y nos muestran que hay mucho por hacer para afrontar el éxodo de católicos a las diversas propuestas religiosas y a las filas del indiferentismo religioso. Me parece muy importante dar a conocer estas cifras para una toma de conciencia de todos los agentes de pastoral.
- ¿Por qué estas sectas han tenido un crecimiento progresivo en las últimas décadas si también los países latinoamericanos están viendo cómo avanza la secularización y el número de creyentes que se distancian de las instituciones religiosas?
- Lo que explica este crecimiento progresivo es un proselitismo sistemático cuya finalidad es atraer a los católicos más vulnerables. Hay diversas estrategias y colaboración entre las distintas denominaciones para un crecimiento sostenido y la implementación de nuevas comunidades. Hay proyectos de "iglecrecimiento" que se están implementando a nivel global con estrategias empresariales por parte de grupos evangélicos. El "iglecrecimiento" es un término derivado del inglés church growth y hace referencia a un movimiento teológico y pastoral centrado en el crecimiento cuantitativo y cualitativo de las iglesias cristianas. Su objetivo principal es analizar y aplicar estrategias que permitan a las comunidades eclesiales expandirse en número de fieles y profundizar en la vivencia de la fe.
También hay lo que se denomina crecimiento celular en las iglesias evangélicas, que es una estrategia de expansión basada en la formación de pequeños grupos o "células" dentro de la comunidad eclesial. Estas células funcionan como unidades básicas de reunión, discipulado, y evangelización, con el propósito de fomentar el crecimiento tanto cualitativo (madurez espiritual) como cuantitativo (número de miembros).
Por parte de los testigos de Jehová y los mormones hay también una intensa actividad, privilegiando el contacto personal, mediante llamadas telefónicas, cartas personales en el buzón, visitas domiciliarias y la distribución de folletos y material propagandístico en lugares concurridos, ofreciendo cursos gratuitos a quienes lo deseen, que se imparten inicialmente en los hogares.
- ¿Es inevitable este crecimiento?
- Es un crecimiento que puede ser evitable si se ayuda a los fieles católicos a conocer los fundamentos bíblicos de la fe católica. Para ello se requiere incluir los elementos de una sana apologética en la catequesis, la homilía y en diversas actividades pastorales, como congresos y cursos formativos. Hay directrices de la Iglesia que no se han seguido oportunamente, como las aportaciones del Documento de Santo Domingo (CELAM), Ecclesia in America (Juan Pablo II) y el Documento de Aparecida (CELAM).
- En su análisis de los datos subraya que "el avance de las sectas revela vacíos que los fieles buscan llenar". ¿A qué se refiere? ¿Cuáles son las necesidades y anhelos personales a los que parecen responder las sectas?
- El análisis de los datos disponibles sugiere que el avance de los grupos proselitistas en muchas regiones, especialmente en contextos religiosos de mayoría católica, es un fenómeno que refleja vacíos espirituales, emocionales y sociales que los fieles intentan llenar. Las sectas, en este sentido, no sólo ofrecen respuestas religiosas, sino también una estructura que satisface necesidades personales de los individuos.
Búsqueda de pertenencia y comunidad: Las personas a menudo encuentran en las sectas una comunidad más cercana y solidaria que la que pueden experimentar en las iglesias tradicionales, incluida la Iglesia católica. De hecho, la membresía de Iglesias del Protestantismo histórico es pequeña, no crece exponencialmente como los nuevos movimientos religiosos. En muchos casos, las sectas proporcionan un sentido de pertenencia inmediato, donde los miembros son atendidos de forma personalizada, lo cual puede ser más difícil de conseguir en estructuras eclesiásticas más grandes y organizadas.
Respuesta a la crisis existencial: Muchas personas se sienten perdidas o desconectadas en un mundo marcado por el estrés, la incertidumbre o la falta de propósito. Las sectas, con sus creencias y prácticas estructuradas, ofrecen respuestas claras sobre la vida, el destino y el sentido de la existencia. Esta claridad puede ser un refugio ante las dudas existenciales y la confusión del contexto social.
Promesa de bienestar emocional y espiritual: Las sectas a menudo responden a la necesidad de sanación emocional y espiritual. Prometen una transformación profunda a nivel personal, curando heridas del pasado y ofreciendo un camino hacia una vida más plena y significativa. Esto es atractivo para personas que buscan soluciones rápidas y efectivas a sus problemas emocionales, familiares o espirituales.
Sentimiento de control y seguridad: En tiempos de incertidumbre, muchas personas se sienten vulnerables. Las sectas, a través de sus enseñanzas y estructuras, brindan una sensación de control sobre la vida y el futuro, lo que genera una mayor sensación de seguridad y estabilidad frente a un entorno cambiante y muchas veces caótico.
Estos grupos no sólo ofrecen una alternativa religiosa, sino que se presentan como una solución integral a los vacíos espirituales, emocionales y sociales que los fieles experimentan, respondiendo a anhelos de pertenencia, claridad, bienestar y control.
- En tiempos pasados era frecuente que los obispos del continente, tanto en conjunto (el CELAM y las conferencias episcopales) como a nivel particular, hablaran sobre el fenómeno de las sectas. Sin embargo, hoy apenas se pronuncian acerca del tema. ¿A qué se debe?
- Este hecho se puede deber a varios factores:
Cambio en las prioridades pastorales: A lo largo del tiempo, las instancias eclesiales han ido ajustando sus enfoques pastorales según las circunstancias sociales, culturales y políticas del momento. En la actualidad, los obispos y las conferencias episcopales podrían estar priorizando otros temas considerados más urgentes, como la pobreza, la justicia social, la protección del medio ambiente, y los derechos humanos, que demandan atención debido a los contextos contemporáneos. Son temas propuestos por el Santo Padre, el Papa Francisco, y muchos obispos e instituciones eclesiales están dándole prioridad. Por otra parte, sigue haciéndose énfasis en el ecumenismo, sin tomar en cuenta las prioridades que hay en cada continente o área geográfica: en Iberoamérica y en África es muy activo el proselitismo sistemático de los grupos no católicos, donde el problema de la religiosidad alternativa es cuestionante y va en aumento. Es en estos espacios geográficos donde se requiere una sana Apologética.
Menor confrontación directa: Durante décadas, el enfoque de la Iglesia católica hacia las sectas fue a menudo de confrontación, acusando a los nuevos movimientos religiosos de desinformación o incluso de prácticas destructivas. Sin embargo, hoy en día podría haber una preferencia por el diálogo y el acercamiento hacia otras religiones y grupos espirituales. Los obispos podrían estar evitando abordar el tema de las sectas de manera conflictiva para no promover divisiones o confrontaciones innecesarias, buscando más bien fomentar la unidad en el ámbito religioso. Sin embargo, se puede abordar esta problemática de una manera respetuosa hacia los grupos no católicos, con una apologética al estilo de los Padres de la Iglesia, como señala el Documento de Aparecida.
Adaptación al pluralismo religioso: En muchas sociedades contemporáneas, el pluralismo religioso ha aumentado, y los católicos hemos tenido que adaptarnos a una realidad en la que no somos la única opción religiosa. El crecimiento de las sectas puede verse como parte de un proceso de pluralismo y de libertad religiosa. En este sentido, la jerarquía eclesiástica podría estar eligiendo centrarse en fortalecer su identidad y su misión dentro de este contexto plural, sin centrarse tanto en los movimientos religiosos alternativos.
Revisión del enfoque doctrinal: Es posible que, tras el Concilio Vaticano II y otros desarrollos dentro de la Iglesia, se haya modificado el enfoque hacia los demás grupos religiosos, reconociendo la posibilidad de que algunos elementos positivos puedan encontrarse incluso en las sectas o en nuevas expresiones religiosas. En lugar de una crítica directa, los obispos podrían estar optando por una postura más crítica al interior de la Iglesia y más abierta al diálogo ecuménico e interreligioso.
Desafíos internos de la Iglesia: La Iglesia católica ha enfrentado numerosos desafíos internos en las últimas décadas, desde escándalos de abuso hasta la disminución de la práctica religiosa en muchas partes del mundo. Esto ha desviado la atención de muchos obispos y líderes de la Iglesia hacia cuestiones internas que requieren atención prioritaria, como la renovación pastoral, la evangelización, y la reestructuración de la institución.
Así pues, la disminución de pronunciamientos sobre las sectas por parte de los obispos refleja un cambio en las prioridades pastorales, un enfoque más ecuménico, la adaptación al pluralismo religioso, y los desafíos internos de la Iglesia que ocupan la atención de los líderes religiosos en la actualidad.
- ¿En qué puntos principales debe hacer autocrítica la Iglesia católica en Latinoamérica al ver estas cifras logradas por las sectas?
- La Iglesia católica en Latinoamérica puede reflexionar sobre los siguientes puntos al analizar el crecimiento de las sectas en la región:
1. Cercanía con los fieles. Las sectas han crecido en nuestra región en parte porque ofrecen atención personalizada, un sentido de pertenencia inmediato y relaciones comunitarias cercanas. La Iglesia Católica debe cuestionarse si está logrando acompañar espiritualmente a los fieles de manera cercana y cálida, especialmente en las periferias geográficas y existenciales. Uno de los grandes problemas pastorales en la Iglesia es la masificación, que lleva al anonimato a la mayoría de los fieles. Falta la cercanía y la atención personalizada.
2. Formación pastoral y evangelización. Es crucial evaluar si la formación de sacerdotes, religiosos y agentes pastorales está enfocada en abordar las necesidades actuales de las personas, como la búsqueda de respuestas concretas a sus problemas cotidianos. El Santo Padre y la nueva Ratio fundamentalis insisten en que se dé una mayor importancia en la formación sacerdotal a la dimensión humana. La eficacia en la evangelización y la actualización en métodos catequéticos también requieren análisis. Se necesita un nuevo estilo de catequesis, más vivencial y no meramente escolástico. El padre Amatulli proponía una catequesis con un uso más amplio de la Biblia para explicar los contenidos de la fe, y con un breve curso de Apologética, que proporcione a los católicos una respuesta a los cuestionamientos que hacen los grupos proselitistas. Esto para reforzar los contenidos esenciales de la catequesis.
3. Respuesta a las necesidades espirituales y emocionales. Las sectas suelen responder a anhelos de sanación, prosperidad y respuestas rápidas a las crisis personales. La Iglesia debe preguntarse si está ayudando a los fieles a encontrar a Cristo como fuente de consuelo, esperanza y transformación en sus situaciones de vida.
4. Estructuras jerárquicas y burocracia. La percepción de una Iglesia rígida o distante puede desmotivar a algunos fieles. Es importante hacer autocrítica sobre cómo las estructuras eclesiales pueden flexibilizarse para responder con agilidad a los desafíos pastorales. Se requiere mayos flexibilidad en los horarios de atención a los fieles, teniendo presente sus horarios de trabajo y estudio. El padre Amatulli y el Papa Francisco motivan a renovar las estructuras eclesiales para la atención del pueblo católico, renovación en orden al anuncio del Evangelio, poniendo en el centro al Pueblo santo de Dios.
5. Participación de los laicos. Las sectas suelen empoderar rápidamente a sus miembros, permitiéndoles roles activos en el liderazgo de sus grupos. La Iglesia Católica necesita analizar si está promoviendo suficientemente la corresponsabilidad laical en su misión evangelizadora. La propuesta del Santo Padre es la sinodalidad, que permite una mayor participación y corresponsabilidad. Es importante la promoción de los ministerios instituidos para los laicos, como lectorado, acolitado y catequista.
6. Comunicación y uso de medios modernos. La falta de una estrategia sólida en medios digitales ha limitado el alcance de la Iglesia, mientras que muchas sectas han sabido adaptarse para atraer especialmente a las generaciones más jóvenes. Este punto requiere una autocrítica seria sobre cómo comunicar la fe en el mundo contemporáneo.
7. Atención a los jóvenes y las familias. La Iglesia debe preguntarse si está llegando eficazmente a los jóvenes y apoyando a las familias en sus desafíos específicos. Las sectas han sabido captar a estos grupos con actividades dinámicas y mensajes que conectan con su realidad.
8. Compromiso social. Las sectas, aunque menos estructuradas, a menudo ofrecen respuestas inmediatas a necesidades materiales. La Iglesia debe evaluar si su acción social es percibida como suficiente o si podría integrarse más con la evangelización. Se requiere fortalecer la pastoral de conjunto, dando mayor importancia a la pastoral social.
Hacer autocrítica desde estos puntos no sólo permitirá una mayor comprensión de los desafíos actuales, sino que también puede ser el inicio de una renovación pastoral para ser más fieles a la misión de la Iglesia en el contexto latinoamericano. El Documento de Aparecida y Evangelii gaudium nos dan sugerencias pastorales adecuadas para anunciar la alegría del Evangelio.
- ¿Cuáles son las líneas más importantes de renovación de la Iglesia actual para responder al desafío de las sectas?
- Considero que podríamos destacar las siguientes:
1. Evangelización proactiva y cercana.
Misión Permanente: Impulsar una evangelización que no se limite a los templos y capillas, sino que salga al encuentro de las personas en sus hogares, calles y lugares de trabajo. Una Iglesia en salida, que acompañe la fragilidad y las periferias existenciales. Esto es esencial, porque solo un pequeño porcentaje de católicos acude regularmente a la Santa Misa dominical.
Kerygma vivencial: Renovar el anuncio inicial del Evangelio, el kerygma, resaltando la relación personal con Nuestro Señor Jesucristo como centro de la vida cristiana, haciendo uso abundante de la Biblia y favoreciendo un encuentro personal con el amor misericordioso de Dios.
2. Formación integral de líderes.
Formación de pastores y laicos: Capacitar a sacerdotes y agentes pastorales para acompañar a los fieles desde sus realidades concretas. Es importante participar en talleres de escucha, que lleven a establecer centros de escucha, que pueden ser una herramienta para acompañar y ayudar a que las personas que han sido víctimas de la violencia, o que están pasando por una situación de dolor, para que puedan retomar su vida con alegría, sabiduría y paciencia.
Empoderamiento de los laicos: Integrar más a los laicos en la vida parroquial y en roles de liderazgo, especialmente en áreas como catequesis, misiones y acompañamiento comunitario, con mayor participación en la toma de decisiones.
3. Liturgia y espiritualidad atractivas.
Renovación litúrgica: Ofrecer celebraciones litúrgicas que combinen solemnidad y cercanía, haciéndolas más participativas y comprensibles. Celebrar la Santa Misa con belleza y decoro, con una homilía bien preparada.
Espiritualidad profunda: Promover formas de oración, adoración y devoción que respondan a las necesidades espirituales contemporáneas, como la sanación interior y el acompañamiento en crisis. La Hora Santa, la Adoración eucarística, talleres de oración, etc.
4. Atención personalizada.
Pequeñas comunidades: Fomentar grupos pequeños dentro de las parroquias para fortalecer el sentido de pertenencia y acompañamiento. Favorecer la labor de los nuevos movimientos laicales, que ofrecen la posibilidad de pertenecer a pequeñas comunidades católicas.
Escucha activa: Establecer espacios donde las personas puedan ser escuchadas y encontrar respuestas a sus inquietudes. Centros de escucha, con la misión de atender a personas que presentan síntomas de ansiedad, estrés, depresión, miedo, enojo, que estén pasando por un momento de duelo debido a la violencia, o solo quieran recibir algún tipo de acompañamiento.
5. Apuesta por los jóvenes.
Pastoral juvenil renovada: Diseñar programas dinámicos, enfocados en los desafíos actuales de los jóvenes, como la búsqueda de sentido, empleo y relaciones personales.
Uso de tecnología: Aprovechar las redes sociales y las plataformas digitales para evangelizar y conectar con las nuevas generaciones.
6. Comunicación moderna.
Medios de comunicación: Desarrollar estrategias efectivas para transmitir el mensaje del Evangelio en formatos atractivos y accesibles, como videos cortos, podcasts y contenidos interactivos, sin descuidar nunca el encuentro personal.
Testimonios inspiradores: Compartir historias de conversión y fe que toquen el corazón de las personas.
7. Compromiso social y testimonio.
Atención a necesidades básicas: Responder a las necesidades materiales y emocionales de las comunidades, combinando la acción social con el anuncio del Evangelio. Poner en práctica la doctrina social de la Iglesia.
Testimonio coherente: Vivir de manera auténtica los valores del Evangelio para dar un ejemplo convincente de la fe.
8. Diálogo ecuménico y apertura.
Construcción de puentes: En sintonía con el Papa Francisco, fomentar el diálogo con otras comunidades cristianas para aprender de sus fortalezas y promover la unidad, sin caer en un ecumenismo ingenuo.
Respeto a las diferencias: En lugar de condenar, trabajar en propuestas que respondan a las inquietudes de quienes han migrado a otras denominaciones. Aprender a vivir nuestra fe en una sociedad pluralista a nivel cultural y religioso. Ayudar al católico a vivir la fe en este nuevo contexto.
9. Renovación en la doctrina y catequesis.
Catequesis práctica: Presentar la enseñanza de la fe para que sea relevante en el contexto actual y responda a preguntas existenciales.
Formación continua: Ofrecer programas de formación permanente para los fieles, profundizando en las Escrituras y la sagrada Tradición.
10. Renovación de las estructuras pastorales.
Flexibilidad pastoral: Revisar estructuras y dinámicas parroquiales para ser más ágiles y responder mejor a las necesidades locales.
Sinodalidad: Escuchar a las comunidades y trabajar en colaboración para desarrollar respuestas pastorales más efectivas.
Estas líneas de renovación pueden fortalecer la presencia de la Iglesia en la vida de las personas, promoviendo una fe vibrante, comunitaria y transformadora que responda tanto a las inquietudes espirituales como a los desafíos prácticos del mundo contemporáneo.