8 cosas que pocos conocen sobre Saulo y su conversión
1. ¿De dónde era Pablo?
En Hechos 21:39, Pablo declara: «Yo soy judío, ciudadano de Tarso, ciudad muy conocida de Cilicia»
Tarso era la capital de la provincia romana de Cilicia. Ésta se encuentra en la costa sureste de la actual Turquía, por lo que San Pablo no era de Tierra Santa. En realidad, era un judío nacido en la actual Turquía.
Era una ciudad portuaria y un destacado centro comercial. Por estas razones, y porque era la capital, puede describirla como "muy conocida".
Una de las cosas por las que era famosa era por ser el lugar donde Marco Antonio conoció a Cleopatra, tras lo cual se embarcaron en su nefasta alianza.
En la actualidad, Tarso es la ciudad Mersin de Turquía.
2. ¿Dónde creció y se educó Pablo?
En Jerusalén. En Hechos 22:3, Pablo da un poco más de información sobre su origen: «Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado en esta ciudad (Jerusalén). Teniendo a Gamaliel de maestro, fui instruido en la Ley de nuestros padres en la forma más seria, y era un fanático del servicio de Dios, como ustedes ahora.»
Gamaliel fue un famoso maestro judío a quien también citan diversas fuentes judías. En el libro Hechos de los Apóstoles, se le menciona también por su de tolerancia hacia el cristianismo, instando a que no sean perseguidos (Hechos 5:34-42). Pablo no estaba de acuerdo con él en ese momento, porque esto fue antes de la gran persecución de Pablo contra la Iglesia, así como antes de su conversión.
3. Si nació en Tarso y fue criado en Jerusalén, ¿cuál era la ciudadanía de Pablo?
A lo largo de su vida, Pablo probablemente tuvo varias ciudadanías, algunas de ellas simultáneamente.
En el mundo antiguo, un ciudadano era una persona que tenía privilegios legales especiales por pertenecer a una ciudad en particular. De ahí procede la palabra «ciudadano».
Hoy pensamos que la ciudadanía indica el Estado-nación al que pertenece una persona, pero en el mundo antiguo se refería originalmente a las ciudades.
Cuando nació, Pablo pudo haber sido ciudadano legal de Tarso, y más tarde pudo haber sido ciudadano legal de Jerusalén. Pero hay otra ciudad de la que sabemos con certeza que era ciudadano: Roma.
Que fuera ciudadano de Roma no era algo común. La mayoría de las personas que eran súbditos del Imperio Romano no eran ciudadanos de la ciudad de Roma. Pablo lo era, a pesar de ser judío nacido en Turquía. Esto se debía a que los romanos tenían la política de permitir que las personas -incluso los extranjeros- se convirtieran en ciudadanos de Roma para fomentar el compromiso y la lealtad a Roma. La ciudadanía podía adquirirse por diversos medios, como heredarla de un antepasado. Este era el caso de Pablo, lo cual fue muy afortunado para él.
En Hechos 22, 27-28 leemos: "El comandante vino y le preguntó: «Dime, ¿eres ciudadano romano?» «Sí», respondió Pablo. El comandante comentó: «A mí me costó mucho dinero hacerme ciudadano romano.» Pablo le contestó: «Yo lo soy por nacimiento.»"
4. ¿Por qué es importante la ciudadanía romana de Pablo?
Los ciudadanos romanos tenían derechos legales especiales en el Imperio Romano. No se les podía tratar como a la gente corriente. En particular, había que respetar sus derechos especiales en los procedimientos judiciales.
Esto se refleja en lo que sucedió a Pablo relatado en Hechos 22, 24-26: "Entonces el comandante ordenó que lo metieran dentro de la fortaleza y lo azotaran, para que confesara por qué motivo gritaban de esa manera contra él. Pero cuando quisieron quitarle la ropa, Pablo preguntó al oficial que estaba allí presente: «¿Es conforme a la ley azotar a un ciudadano romano sin haberlo antes juzgado?» Al oír esto, el oficial fue donde el comandante y le dijo: «¡Qué ibas a hacer! Ese hombre es un ciudadano romano.»".
Cuando Pablo confirma que es ciudadano romano, la actitud del tribuno cambia (Hechos 22,29): "Al momento se retiraron los que estaban para torturarlo, y el mismo comandante tuvo miedo, porque había hecho encadenar a un ciudadano romano".
5. ¿Por qué la ciudadanía de San Pablo le llevó finalmente a Roma?
Uno de los derechos que confería la ciudadanía romana era el de ser juzgado directamente ante el César, y por eso uno de los momentos decisivos del libro de los Hechos se encuentra en el capítulo 25, 9-12 donde leemos: "Entonces Festo, que quería ganarse la amistad de los judíos, preguntó a Pablo: «Si soy yo el que te va a juzgar, ¿quieres subir a Jerusalén?» Pablo contestó: «Estoy ante el tribunal del César; ahí debo ser juzgado. No he hecho ningún mal a los judíos, como tú muy bien sabes. Si he cometido algún delito que merezca la muerte, acepto morir. Pero si no he hecho nada de lo que me acusan, nadie tiene derecho a entregarme a ellos. Apelo al César.» Entonces Festo, después de hablar con su consejo, decidió: «Has apelado al César; al César irás.»"
El César de la época era Nerón, y -aunque tenemos razones para pensar que Pablo fue liberado tras su primer juicio ante Nerón- acabó cayendo en desgracia ante el cruel dictador, que ordenó decapitarlo. Fue enterrado en la Vía Apia (donde ahora se encuentra la Basílica de San Pablo Extramuros).
Se cree que la condición de ciudadano romano de Pablo fue lo que le libró de la suerte que corrió San Pedro. San Pedro fue crucificado, pero era un destino tan cruel que no podía imponerse a los ciudadanos romanos (tardaban horas en hacerlo), por lo que Pablo fue decapitado, de forma rápida y comparativamente menos dolorosa.
6. ¿Es significativo el «cambio» de nombre de San Pablo?
No tanto como podría pensarse. Estamos acostumbrados a que los personajes de la Biblia tengan cambios de nombre dramáticos y realmente significativos, como cuando Abram se convierte en Abraham, Jacob en Israel o Simón en Pedro.
El nombre de Pablo era básicamente un asunto práctico. En arameo, su nombre era Sha'ul, pero tuvo que trabajar con griegos. El griego no tiene el sonido sh-, así que los griegos no habrían podido pronunciar su nombre de nacimiento.
Por eso en el Nuevo Testamento griego se le llama Saulo (Saulos) y Pablo (Paulos). Son formas de su nombre judío que eliminan el molesto sonido inicial y lo sustituyen por algo más amigable para la lengua griega (además de añadir la terminación griega -os).
Así, su nombre alternativo -que en realidad no es un «cambio» de nombre- se introduce sin mucha fanfarria en medio de un versículo (Hechos 13,9): "Entonces Saulo, que no es otro que Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijó en él sus ojos".
7. ¿Se contradicen los relatos sobre la conversión de Pablo?
La verdad es que no. La conversión de Pablo se relata tres veces en los Hechos de los Apóstoles, en los capítulos 9, 22 y 26. A veces se acusa a estos relatos de contradecirse entre sí por lo que dicen sobre lo que percibieron los compañeros de Pablo durante el acontecimiento. Al respecto y según los dos primeros relatos:
- «Los hombres que lo acompañaban se habían quedado atónitos, pues oían hablar, pero no veían a nadie». (Hechos 9,7)
- «Los que me acompañaban vieron la luz y se asustaron, pero no oyeron al que me hablaba». (Hechos 22,9)
La aparente contradicción de esta traducción no existe en griego. Sin entrar en detalles gramaticales, el griego distingue entre diferentes formas de oír: la mera percepción del sonido y su comprensión. Eso es lo que ocurre aquí: Los hombres que estaban con Pablo oyeron la voz, pero no entendieron lo que se decía.
8. ¿Qué enseñanza clave de San Pablo se remonta a su primer encuentro con Cristo?
Uno de los temas principales de las cartas de San Pablo es la idea de la Iglesia como Cuerpo místico de Cristo. Se trata de un tema exclusivamente paulino. También parece encontrar eco en las primeras palabras de Cristo a Pablo: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?». (Hechos 9,4)
Hasta ahora, Pablo había perseguido a cristianos -miembros de la Iglesia de Cristo-, pero Jesús se identifica con ellos de tal manera que por esto le dice a Pablo que le está persiguiendo a Él.
La reflexión posterior de Pablo sobre esas primeras palabras que Jesús le dirigió puede haberle llevado a entender la Iglesia como el Cuerpo místico de Cristo.