Una joven aprendiz de policía colgó las armas y la placa "por servir a Cristo y a su Iglesia"
"Toda mi vida quise ser una sola cosa: policía", afirma la joven norteamericana Kai Summer.
Para muchos su decisión les pareció una elección al azar, pero para ella era una auténtica llamada vocacional. Una a la que tenía toda la intención de responder. Así fue como pasó su primer año en una de las mejores escuelas de criminología del país... "y, hay que admitirlo, también una de las más fiesteras: la Universidad Estatal de Florida", comenta Kai.
Durante el primer semestre, se hizo inseparable de la vida nocturna. Durante el segundo semestre, acompañaba a la policía en sus patrullas por todo Estados Unidos, desde Tallahassee hasta Los Ángeles. Cada vez que escuchaba sonar una sirena y cada turno al cual acudía reafirmaba su anhelo por servir como mujer policía.
"Pero al final del primer año, cuando me miré al espejo... no me sentí orgullosa. A pesar de tener la experiencia universitaria «soñada» y estar cada vez más cerca de mi objetivo profesional, estaba más lejos que nunca de otro objetivo más profundo: ser algún día una esposa maravillosa y una madre sólida como una roca. Estaba creando un GRAN álbum de recuerdos universitarios, pero a costa de alejar de mí ese futuro familiar sólido", confidencia.
Sintiendo que debía dar un giro en su vida, llegado el verano aceptó trabajar en un rancho de Montana. Y allí, todo era tranquilidad y silencio. Pronto, dice, fue consciente de un patrón en todo lo que la rodeaba... "Todas las familias que admiraba, todas las mujeres a las que quería parecerme, todos los mentores a los que respetaba; todos tenían una cosa en común: el catolicismo", afirma.
Era la fe en que había sido bautizada, pero que desde el instituto descartó por considerarla "anticuada, controladora e inaplicable a la generación Z". Pero en este nuevo ambiente de Montana, la pregunta «¿Podría haber algo más en el catolicismo?» aparecía en su reflexión de forma reiterada. Al finalizar ese verano ella sabía que solo había una forma de averiguarlo.
Así fue como en el otoño de 2023, se trasladó de una universidad de 44.000 estudiantes a una universidad de la Newman Guide con 1.300: la Universidad Ave María.
"Y llegué a un acuerdo. Le daría al catolicismo una oportunidad justa hasta la graduación. Si seguía sin creer, me alejaría. Pero si encontraba algo real, algo verdadero, le entregaría mi vida al Señor. Y gracias a profesores pacientes, capillas abiertas las 24 horas y amigos que nunca merecí, me siento humilde y agradecida al decir que todo cambió", testimonia Kai.
Pero hubo algo que no cambió y al contrario, se tornó más sólido y con un sentido trascendente, su deseo de servir. Solo que ahora la misión es diferente para ella y así lo resume al finalizar su testimonio...
"No estoy llamada a servir con una placa y un arma, sino a servir, con toda mi vida, a lo más elevado de todo: a Cristo y a su Iglesia. Rezo para que mi historia dé toda la gloria a la increíble paciencia y providencia de Dios. Me trasladé únicamente para investigar su existencia, pero subí al escenario de la graduación perteneciendo a Él. Si estás buscando, vagando o esperando, te animo a que sepas que Él ya está cerca. Y tres simples palabras son la respuesta de la vida: Hágase tu voluntad".
Fuente: YesCatholic.com