Evangelización

Una foto testimonia al sacerdote valiente y fiel cuyas últimas palabras fueron: ¡Viva Cristo Rey!

... perseguido por hombres despiadados que finalmente lo alcanzaron y lo ejecutaron sin juicio, junto con uno de sus hermanos, Humberto.
por Redacción 25-11-2023
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¿Cómo fue y por qué mataron a Miguel Pro, este hombre amado de los pobres, que valoraban su testimonio de fidelidad al sacerdocio que libremente optó? Precisamente debido a ese sacerdocio fiel es que pretendieron callar con la muerte al Cristo que comunicaba; y asimismo Papa Juan Pablo II reconoció su martirio -por odio a la fe-, proclamándolo en consecuencia beato en 1988. Hay hombres santos como el beato jesuita Miguel Pro (1891-1927), cuya exuberancia y alegría espiritual brotan de las páginas cuando se lee sobre ellos. Nos recuerdan que los santos hombres y mujeres de Dios no son modelos de piedad convencional, sino personas rebosantes de fervor; de sabia teología que todos pueden comprender; misericordiosos y desafiantes al mismo tiempo en lo pastoral; radicales en la oración, vida sacramental y ascesis; no pueden seguir a Cristo con lentitud, sino que tienen que correr de cabeza hacia Él. Así fue como en Miguel Pro -hijo mayor de una numerosa familia mexicana, unida, feliz y devota-su espíritu que buscaba en todo a Dios y su carácter siempre dispuesto a las bromas no se detuvieron cuando, a los 20 años, entró en el noviciado jesuita. Simplemente adoptaron una nueva forma, especialmente cuando regresó a su país después de un largo período de estudios en Europa. Sabía adaptarse. Esto fue en 1926, una época peligrosa en México, donde el gobierno ferozmente anticlerical del presidente Plutarco Calles estaba proscribiendo y persiguiendo a sacerdotes y religiosos. El padre Pro se vio obligado a ejercer un ministerio clandestino, bautizando bebés, celebrando matrimonios, predicando y ofreciendo la Misa en secreto. Vivir con diferentes disfraces para burlar a sus enemigos no desanimó su espíritu; el "Pro juguetón" continuó junto al "Pro orante", como un amigo había observado una vez.

Fue un sacerdote valiente y santo, perseguido por hombres despiadados que finalmente lo alcanzaron y lo ejecutaron sin juicio, junto con uno de sus hermanos, Humberto. Ante el pelotón de fusilamiento, el P. Pro se arrodilló brevemente en oración. Luego, negándose a que le vendaran los ojos, se puso de pie con los brazos extendidos a imitación de Cristo en la cruz. Segundos antes de que sonaran los disparos gritó: "¡Viva Cristo Rey!" En el calendario litúrgico, el último domingo de noviembre, se celebra la Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo, comúnmente conocida como la Fiesta de Cristo Rey.