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En New York el Espíritu Santo cura de la invalidez a un sacerdote redentorista

Creyentes y escépticos pueden visitarlo o escribirle a la "Basílica Our Lady of Perpetual Help" de Sunset Park (Brooklyn, NY) donde hoy reside. Confiamos en que pronto estarán alegres como él, abandonados a la Divina Voluntad, orando al Espíritu Santo.

por Portaluz

10 Diciembre de 2015

Como muchas otras personas en Long Branch (New Jersey, USA), el padre John Murray disfrutaba salir a caminar por el paseo marítimo de la avenida Ocean. Pero aquél 27 de agosto de 2010 el sacerdote comenzaría desde aquél pintoresco lugar, una travesía que en el dolor y las limitaciones le permitirían conocer la ternura de Dios...

Es lo que padre John, tras cinco años de iniciados los hechos, testimonia desde New York a quien desee escucharle.El inicio de su noche oscura en Ocean Avenue

Cientos de veces había realizado el mismo recorrido y aún no entiende cómo fue que perdió de repente el equilibrio, cayendo aparatosamente e impactando su cráneo contra el suelo en tal intensidad que perdió por unos segundos el conocimiento. Casi al instante quiso incorporarse, pero no podía moverse y ni siquiera sentía sus piernas...

Luego, cuando lo llevaron al Instituto Kessler en West Orange, una de las clínicas de primer nivel para el tratamiento de lesiones en la médula, el sacerdote comprendió que su pronóstico era grave. Los exámenes mostraban que dos vértebras de su columna estaban rotas y las astillas habían dañado la médula de forma tal que lo tenían paralítico de la cintura hacia abajo. "Fue el día más deprimente de mi vida", dice el sacerdote.

Hoy con 67 años de edad, este nativo de Brooklyn sonríe, cuando repite en voz alta las palabras que el médico dijo al informarle -categórico- la fatal consecuencia de su fortuito accidente: “No espere poder realizar ningún movimiento voluntario el resto de su vida”.Dios escucha toda oración

Sin embargo esta historia tendría un vuelco tan inesperado que no sólo periódicos católicos como Portaluz estamos narrando lo sucedido, sino también el New York Daily News, CBN y otros medios de comunicación seculares.

La inquebrantable fe del padre Murray ha tenido efectos indesmentibles, que él califica como milagro y esta es la buena nueva cuyo primer signo lo recibió en el Adviento de ese mismo año, a las pocas semanas del accidente. "Fue muy emotivo para mí. Pero el milagro no es magia. Es la respuesta a las oraciones, viene por la gracia de Dios. No estar totalmente pasivo, sino cooperar con las gracias”.

"Lo pedí a Dios y recibí el Espíritu Santo", agrega. "El Espíritu Santo trae consigo poder y gracia, que es la clave". A través de la oración el padre Murray encontró su fuerza y la gracia de Dios que le sería luego regalada es un signo de esperanza para la comunidad. "Nunca me resigné. Ellos me estaban dando dos horas de terapia al día, y yo quería más", dice.

La gracia comenzó a mostrarse en el AdvientoEl día de Acción de Gracias anduvo particularmente inquieto. Se había esforzado espiritual y físicamente todo lo que podía durante esos últimos meses. Fue entonces, en su oración de la noche, que aceptó todo y se abandonó por completo a la divina voluntad. Al día siguiente nada más despertar sintió un tirón en los tendones que unían su pierna con el pie izquierdo..."Pensé que era un espasmo al principio, pero luego empecé yo mismo a poder hacer algo como esto...", dice, dando golpecitos suaves con su pie izquierdo. Su cuñada que es enfermera y estaba con él, también quedó impresionada. “No es un espasmo”, corroboró.

Con el transcurso de los meses las piernas del sacerdote redentorista John Murray estaban más fuertes. Tanto así que en julio de 2012 entró en el Instituto Kessler caminando por sus propios medios con la ayuda de un andador. "Todos estaban asombrados", dice el padre John. “Los médicos pensaron que no sería capaz de moverme de nuevo. Ahora mira lo lejos que he llegado. Trato de vivir un día a la vez".

La experiencia ha enriquecido su fe en el poder de la oración y así lo cuenta a quien desee escucharle en la Basílica Our Lady of Perpetual Help de Sunset Park (Brooklyn, NY) donde hoy reside. “La gracia de Dios viene de la oración. Él está constantemente bombardeándonos con sus dones... Todo comienza por la gracia de Dios", dice al despedirse.