Se sintió motivada a ser católica al fallecer su esposo Raymond en 1974, pero tardó 50 años en concretarlo. Así, el 31 de marzo, durante la Misa de la Vigilia Pascual en la Iglesia de San Antonio de Padua en Clarksville (Estados Unidos), Dolores Kopp abrazó la fe católica de forma plena al ser bautizada, confirmada y recibir su primera Comunión.
Convertirme al catolicismo es "algo en lo que pensé durante mucho tiempo", dice Kopp. "Es muy extraño que haya tardado tanto en dar el paso".
"No sentía ser lo bastante buena"
Los padres de Dolores "no eran personas religiosas" y esto incidió en sus creencias por largos años. Su esposo, en cambio, "venía de una familia muy católica", quienes le dieron "una educación muy religiosa", dice.
La pareja se casó en 1955 y puesto que él decidió educar a sus hijos en la fe católica, Dolores a menudo aceptaba acompañar al esposo y los hijos a la misa del domingo. "Lo real es que me gustaba ir. También fui a otras iglesias, pero siempre volvía a la misa, me gustaba su estructura, aunque a menudo me sentía fuera de lugar… quizá porque no podía comulgar".
Dolores dice que mientras Raymond estuvo vivo ella pensó alguna vez en convertirse al catolicismo "pero no sentía ser lo bastante buena y así no podía ser católica".
Pero cuando su esposo falleció tuvo plena certeza de que deseaba unirse a la Iglesia. Entonces, ¿por qué la espera de medio siglo para actuar sobre esa decisión? Su respuesta es sencilla, quizá poco comprensible, pero honesta: "Estuve muy ocupada después de su muerte. Tenía que ir a trabajar, y nunca había tenido que trabajar ... pero periódicamente iba sola a la misa".
Un "clic" con Papa Francisco
Cincuenta años después ha recibido los sacramentos de la fe católica y en su proceso para pedirlos "tuvo mucho que ver el Papa Francisco, porque con él comencé a sentir que la Iglesia es más abierta, cercana y esto me hizo el clic que necesitaba", cuenta Dolores.
Recibir la Eucaristía ha sido el mayor regalo para su vida y aunque reconoce que "al principio" racionalmente no entendía mucho esto de la presencia real de Dios, Cristo, en la Eucaristía… al fin su alma se abrió a la verdad por fe: "Lo creo y me encanta poder ahora recibir la Comunión, es reconfortante, me hace muy feliz".
Dolores Kopp ahora disfruta vivir la fe con sus hijos y siete bisnietos. "Es algo que siempre quise. Y aquí estoy, con 90 años. Más vale tarde que nunca, eso es lo que digo".
Fuente: Archindy.org