En México millones de personas padecen por la corrupción de instituciones y personas, por la violencia, por la pobreza que esclaviza a miles en el narcotráfico o les moviliza a la emigración. Pero en México también se manifestó la Santísima Virgen María en Guadalupe.
Una sociedad que ama y celebra su identidad creyente, pero que al mismo tiempo da espacio a multiplicidad de expresiones paganas sangrientas, rayanas con el satanismo, enraizadas en cultos a ídolos como la Santa Muerte. La dimensión del mal es de tal magnitud en la sociedad mexicana, que hace algunos meses algunos obispos y un cardenal hicieron un exorcismo magno, a México en su conjunto, en la catedral de San Luis Potosí.
Ciudad Juárez, donde reina el espíritu del mal
Una de las ciudades símbolo de toda esa realidad que atenta contra los derechos humanos, contra los valores del Evangelio, es Ciudad Juárez. Y será visitada por Papa Francisco el próximo 17 de febrero. Ciudad Juárez, cuyas estadísticas de secuestro, tortura, violación y desmembramiento de mujeres hasta causarles la muerte, no tiene paragón. Desde el primer caso han transcurrido más de veinte años de femicidios rituales. Las cifras oficiales hablan de poco más de cien mujeres, pero las organizaciones de la sociedad civil afirman que superan las 500.
“El mal no sólo se combate con policías, ejército o educación, se combate con las armas del Espíritu Santo y eso no lo hemos querido tomar en cuenta para solucionar el problema del mal”, agregó el sacerdote encendiendo la polémica en su diócesis.
La visita del Papa, un exorcismo del mal
Hace algunos días, en su blog personal detalló la importante dimensión espiritual que reviste para México la próxima visita de Papa Francisco…
El sacerdote dice que a diario debe enfrentar no sólo las diversas manifestaciones del demonio en personas que sufren y llegan a pedirle ayuda, sino también en la abundante oferta que satanistas, brujos, cultores de la Santa Muerte y similares desarrollan a vista y paciencia de las autoridades. “Tanto compadezco a quienes abren sus ventanas al mundo oculto, como también a quienes niegan la existencia de Satanás como ser personal, ángel caído que se dedica a hacer la guerra a los hombres. Quienes no toman en cuenta a los demonios como entes reales y operantes en el mundo, viven más desprotegidos contra las fuerzas de las tinieblas…”