por Portaluz
2 Junio de 2017Este hombre residente en Texas (USA), casado, padre de dos hijos, profesional de la informática, de nombre Devin Rose, creció alejado de la fe hasta convertirse en un ateo militante.
Llegada la adolescencia, y por más de una década, la pornografía “se convirtió en un vicio compulsivo” en su vida, sentencia. Tras años que califica como oscuros, conoció y creyó en Cristo, en su Evangelio. Se unió a los Bautista, pero no sanaba de su adicción. Solo años más tarde, tras adherir a la fe católica logró, dice, crecer en la castidad. “Incluso hoy, estoy en guardia todos los días contra las tentaciones que inevitablemente surgen de nuestra sociedad”.
Su trayecto espiritual, la experiencia de Dios que ha vivido como un regalo lo han volcado junto a su familia a disfrutar el vivir su fe en la Iglesia. Devin es particularmente perceptivo, pero también por su formación profesional y carácter no es fácilmente influenciable.
Sin embargo el año 2016 diversas y reiteradas circunstancias lo hicieron considerar, reflexiona, “si quizá estábamos bajo un ataque espiritual de fuerzas demoníacas”.
Esta es la historia escrita por el propio Devin en el portal Catholic Answers de lo que junto a su familia enfrentó y cómo respondieron.Graves padecimientosPor años Devin (imagen a la derecha) sufría de hernia discal en la parte baja de la columna. Intentó sin éxito con diversos remedios hasta que el año pasado el dolor “comenzó a poner en peligro mi capacidad de mantener a la familia”, recuerda.
Su médico especialista en columna le recomendó cirugía pronosticando una alta probabilidad de éxito. Sin embargo el día antes de la cirugía, la compañía de seguros se negó a financiar el procedimiento. Su médico intervino y revocaron la decisión, pero esto provocó un retraso en la fecha de operación... “Yo continué pidiendo a nuestro Señor ayuda y sanación, pero nada pasó”, narra Devin.
Lo que sí sucedió, cuenta, es que días después su hija de cuatro años, Josephine, apareció con un chichón en la cara. No le dieron importancia hasta que aquello creció y la llevaron a urgencias suponiendo que sería un golpe o magulladura normal de la niñez. “El médico tomó una muestra de sangre y la envió para algunas pruebas preliminares; nosotros esperamos”. Tres horas después seguían esperando y a Devin no le pasó por alto que el médico de cuando los miraba a través de la puerta. “Entonces entró otro doctor, con actitud muy seria. Nos dijo que el chichón era un tumor y que nuestra hija tenía cáncer. Quedamos en shock”.
Cuando llegaron los resultados de los principales exámenes fue a informarse de ellos con su hijo... “Josephine tenía leucemia. Y era de un subtipo de alto riesgo”, recuerda. Luego, regresaban del hospital con su hijo y se detuvieron en un semáforo. “Alcancé a ver por el espejo retrovisor un coche viniendo hacia nosotros muy rápido. Quería que el conductor se detuviera. No lo hizo. Su carro impactó en el nuestro causando grandes daños. Afortunadamente mi hijo y yo no tuvimos ninguna lesión de importancia”.
En las semanas siguientes continuaron estos padecimientos inesperados. No había descanso y “las palabras de Santa Teresa de Ávila parecían calzar con nosotros: «Si esta es la manera en que tratas a tus amigos, Señor, ¡no es de extrañar que tengas tan pocos!»"
Considerando como posibilidad la opresión demoníaca
“La idea de estar siendo víctimas de opresión demoníaca -continúa narrando Devin- no me había pasado por la cabeza, pero luego recordé lo leído en un excelente libro que explica no solo la posesión demoníaca, sino también los tipos menos conocidos de ataque demoníaco. Entre la tentación y la posesión, señala el texto, hay un amplio campo intermedio donde el autor sitúa la obsesión y la opresión. Explica que estas creencias no siendo dogmas católicos, son reconocidas por la iglesia”.
Ese texto refería entre otras citas de ejemplo, a Job en el Antiguo Testamento quien no habría estado poseído, “sino oprimido por los demonios”: toda su familia fue asesinada y él padeció enfermedades. Del mismo modo en el Nuevo Testamento en Lucas 13 se habla de “una mujer afligida por un espíritu de enfermedad” que no mostraba signo alguno de posesión -una gran fuerza o conocimiento que ella normalmente no tendría- “pero Satanás la había atado de alguna manera”, recordó Devin.
Pero, “¿Qué podíamos hacer nosotros?”, se preguntó y fue sabio... “Decidimos pedir a la iglesia protección espiritual contra la opresión demoníaca”.Luchábamos contra los demoniosSabía -puntualiza este padre de familia-, lo que no debían hacer... “no es el papel de los laicos entrar en combate cuerpo a cuerpo con los demonios que son mucho más astutos que nosotros, y además, ni siquiera podemos verlos como para saber cuándo están acechándonos”.
Finalmente tres sacerdotes intervinieron para liberar y sanar. “Nos bendijeron con la Unción de los Enfermos; a mi hija, y a mí por mi espalda. Uno de ellos también le dio a ella una bendición especial para fortalecerla en el combate de la leucemia. Asimismo teníamos muchos amigos rezando y pidiendo Santas Misas por nosotros”.
Además él acudió a la Asociación Católica de Fieles Auxillium Christianorum fundada específicamente -dice Devin- para “orar” por los sacerdotes que luchan contra las fuerzas demoníacas y para que los laicos estén protegidos ante el ataque de los demonios.El poder de rezar a diario el Rosario
Allí le propusieron orase a diario un conjunto simple de oraciones que incluía el rosario. Hasta entonces, cuenta, aunque era católico desde hacía muchos años, nunca se había comprometido a rezar un rosario diario.
“Empecé y luego se unió mi esposa a rezarlo conmigo cada noche. El resultado fue impactante. En el plazo de tres meses pude finalmente conseguir operarme de la hernia y la cirugía fue un éxito completo, liberándome del dolor que soporté por más de tres años. La leucemia de mi hija también entró en remisión y a medida que avanzaba el tratamiento se iba fortaleciendo. Las otras adversidades que habíamos estado padeciendo disminuyeron o se resolvieron por completo".
Esta experiencia les ha fortalecido de tal forma en la fe. Tanto que Devin decidió compartir públicamente lo vivido... “Hoy creemos que la opresión demoníaca es muy real y pueden padecerla incluso fieles católicos que viven en la gracia de Dios. ¿Qué sugiero? Les invito a poner su confianza en Nuestro Señor a través de la oración del rosario, ¡y no esperen a que llegue la opresión para empezarlo a rezar!”