Video-mensaje/ El Papa León XIV bendice y alienta a ser "signos de esperanza" a los Caballeros de Colón

Con más de dos millones de miembros, los Caballeros de Colón son la fraternidad católica laical más grande del mundo. ¿Quieres unirte?

por Portaluz

8 Agosto de 2025

En un breve video-mensaje difundido el 6 de agosto por la Santa Sede, el Papa León XIV ha bendecido y alentado a la fraternidad Caballeros de Colón -con ocasión de su 143ª Convención Suprema en Whasington DC- recordándoles que están llamados a "ser signos de esperanza" en el mundo.

"Aprecio vuestros esfuerzos por reunir a los hombres en vuestras comunidades para la oración, la formación y la fraternidad, así como los numerosos esfuerzos caritativos ... a las poblaciones vulnerables, incluidos los no nacidos, las madres embarazadas, los niños, los menos afortunados y los afectados por el flagelo de la guerra", dice en su video-mensaje el Santo Padre León XIV.

Al finalizar el Pontífice ha dado su bendición a los miembros de esta Fraternidad confiándolos "a la intercesión de la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia, y a la intercesión del Beato Michael McGivney (su sacerdote fundador)".

Puedes acceder a la transcripción completa del video-mensaje en español al final de esta noticia.

¿Quieres unirte a los Caballeros de Colón?

Fundados en los principios de caridad, unidad y fraternidad, los Caballeros de Colón fueron establecidos en 1882 por el beato sacerdote Michael J. McGivney, sacerdote asistente de la Iglesia de Santa María en New Haven, Conn., y un grupo de parroquianos. Hoy se han extendido por todos los continentes y con más de 2 millones de miembros son la fraternidad católica laical más grande del mundo.

"Una fraternidad de hombre católicos llevando el mundo a Cristo ... Juntos, estamos empoderando a los hombres católicos para que vivan su fe en el hogar, en su parroquia, en el trabajo y en su comunidad", señalan en su portal web. 

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caballeros de colon


 

 

VIDEOMENSAJE DE SU SANTIDAD LEÓN XIV
A LOS PARTICIPANTES EN LA 143ª CONVENCIÓN SUPREMA
DE CABALLEROS DE COLÓN REUNIDOS EN WASHINGTON D.C.

 

Queridos amigos,

Me complace saludarlos a todos ustedes reunidos en Washington, DC, para la 143ª Convención Suprema de los Caballeros de Colón. Saludo también a todos los que participan virtualmente en estas ceremonias de apertura.

Os habéis reunido durante el Año Jubilar de la Esperanza, que anima a la Iglesia universal, y de hecho al mundo entero, a reflexionar sobre esta virtud esencial, que el Papa Francisco describió como "el deseo y la espera del bien, aunque no sepamos lo que traerá el mañana". Quisiera reflexionar brevemente con vosotros sobre esta importante virtud.

Como católicos, sabemos que la fuente de nuestra esperanza es Jesucristo, y que Él ha enviado a sus seguidores, en todos los tiempos, para llevar al mundo entero la buena nueva de su misterio pascual de salvación. La Iglesia siempre ha estado llamada a ser un signo de esperanza a través del anuncio del Evangelio, tanto de palabra como de obra. Especialmente durante este Año Santo, estamos llamados a ser signos tangibles de esperanza para aquellos de nuestros hermanos y hermanas que atraviesan dificultades de todo tipo.

Su fundador, el beato Michael McGivney, lo entendió bien. Vio las múltiples necesidades de los inmigrantes católicos y buscó brindar alivio a los pobres y sufrientes a través de su fiel celebración de los sacramentos y a través de la asistencia fraterna, asistencia fraterna que continúa hasta el día de hoy.

La Convención de este año tiene apropiadamente el tema "Heraldos de la esperanza", que les recuerda a todos ustedes, Caballeros de Colón, la invitación a ser signos de esperanza en sus comunidades locales, parroquias y familias. A este respecto, aprecio vuestros esfuerzos por reunir a los hombres en vuestras comunidades para la oración, la formación y la fraternidad, así como los numerosos esfuerzos caritativos de vuestros consejos locales en todo el mundo. En particular, su generoso servicio a las poblaciones vulnerables, incluidos los no nacidos, las madres embarazadas, los niños, los menos afortunados y los afectados por el flagelo de la guerra, brinda esperanza y curación a muchos y continúa el noble legado de su fundador.

Con estas breves palabras, expreso mis mejores deseos para los trabajos de la Suprema Convención, que encomiendo a la intercesión de la Santísima Virgen María, Madre de la Iglesia, y a la intercesión del Beato Michael McGivney. Que la bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y permanezca con cada uno para siempre. Amén.

 

 

Fuente: Vatican.va