Personajes

Era ateo y buscando convencer a su novia “para que dejara el cristianismo” fue él quien abrazó la fe en Cristo

“Para mí, la religión era algo absurdo y sin base, una superstición al mismo nivel que creer en horóscopos o gatos negros que dan mala suerte”, dice el converso de este testimonio.
por Redacción 03-12-2021
Era ateo y buscando convencer a su novia “para que dejara el cristianismo” fue él quien abrazó la fe en Cristo

Uan Dung tiene 27 años y es ingeniero industrial en una pequeña empresa de ingeniería cerca de Pamplona. Hace apenas un año y medio se declaraba ateo y estaba convencido de que el cristianismo no eran más que "mentiras para quitar libertad a la gente”, cuenta al digital Religión en Libertad. Ahora está muy ilusionado porque espera ser bautizado en Pascua de 2022.

El cambio llegó cuando conoció a Natalia. Era la primera cristiana convencida joven que encontraba. Para refutar sus creencias tecleó en Google "introducción al cristianismo"... y lo que encontró fue el libro de Joseph Ratzinger. "Genial, un Papa, desmontaré lo que dice y ya está", pensó. Pero resultó que lo que decía Joseph Ratzinger era muy sensato. Y su vida cambió por completo.

Una familia sin lazos con el cristianismo

Los padres de Uan llegaron a España como refugiados de la guerra entre China y Vietnam de principios de los años 80. "Se conocieron aquí, donde nacimos mis dos hermanos y yo. Son de tradición taoísta, en casa tienen un pequeño altar dedicado a los abuelos y en algunas fiestas encienden incienso, pero no son muy devotos”, explica.

"Mis padres tienen una tienda, y lo único que saben del cristianismo es lo que oyen decir a sus clientes sobre la Iglesia, que siempre son críticas", detalla el joven ingeniero. "No conozco muchas personas de origen chino en España, pero las que conozco, que se hayan formado en el extranjero, no saben nada o casi nada del cristianismo".

Viviendo en el centro de Pamplona, Uan y su familia cada año veían pasar las procesiones de Semana Santa. Para ellos sólo era una expresión cultural que no les despertaba interés.

Una escuela católica que no transmitía fe ni razones

"Yo estudié en un colegio católico, de religiosas, pero en mi clase no había ningún compañero creyente. Bautizados, sí; creyentes, ninguno. Año tras año recibí clase de religión. Ahí aprendíamos alguna historia sobre la vida de Jesús y alguna escena del Evangelio. Pero era sobre todo una especie de clase de ética. Cuando algún alumno hacía alguna pregunta, no te sabían responder. Había que creer porque sí, era una fe basada en nada", lamenta Uan.

Después llegó a la Universidad Pública de Navarra, con un ambiente especialmente antirreligioso. Uan cree que eso puede ocurrir, en parte, a una rivalidad y "quizá envidia" hacia la Universidad de Navarra, del Opus Dei, "que es muy potente".

"Yo entré en la universidad considerándome ateo. Para mí, la religión era algo absurdo y sin base, una superstición al mismo nivel que creer en horóscopos o gatos negros que dan mala suerte. En el instituto habíamos estudiado algo de filósofos ateos modernos, pero mi oposición no nacía de leer libros o filósofos, sino de cosas que había oído o me imaginaba, del entorno".

Una chica cristiana y convencida

Y entonces, en julio de 2020, conoció a Natalia. "Me gustaba de ella que se preocupaba por los demás incluso cuando ella lo estaba pasando mal. Eso me llamó la atención", recuerda.

"Nuestra amistad creció rápido y en poco tiempo empezamos a hablar de temas profundos. Ella me comentó que era cristiana y me describió con gran detalle la importancia de Dios en su vida", explica. Uan le respondió que, en su opinión, la religión era contraria a la razón y algo superado por la técnica y la ciencia.

"Yo iba de ateo y quería convencer a Natalia para que dejara el cristianismo. Yo pensaba que la religión te quita libertad, te encierra, te controla la cabeza. Pero ella me decía que lo que veía en su propia vida es que la fe cristiana era verdadera, buena e importante. De hecho, era la primera persona de mi edad que yo conocía que fuera cristiana convencida", añade.

Uan se dispone a refutar a Joseph Ratzinger, pero...

"Para convencer a Natalia de que el cristianismo era una tontería, decidí buscar sus bases para desmantelarlas y mostrar que eran mentiras. Pero, la verdad, yo no tenía muy claro cuáles eran esas bases. Así que tecleé en Google: 'Introducción al cristianismo'. Pensaba que saldrían libros para niños, pero lo primero que apareció fue el libro de Joseph Ratzinger. Creo que era la copia online de la diócesis de Canarias. El nombre Ratzinger me sonaba algo. Claro, era el Papa Benedicto XVI. Y pensé: ¡genial!, desmonto lo que diga el Papa, demuestro que es una tontada, y ya está", cuenta riéndose.

Uan se lanzó a leer el libro. Antes de 48 horas, toda su cosmovisión había cambiado.

"El libro me sorprendió muchísimo", explica con entusiasmo, "Estaba lleno de verdades abrumadoras. Pensaba que su argumento sería: 'creemos en Cristo porque sí”. Pero lo que encontraba es que se basaba en una razón imparcial, superobjetiva, que se aguantaba muy bien'".

"Había algo que resonaba en mi interior, que ya me resultaba familiar, me sonaba bien, pero no le había puesto nombre. Por ejemplo, yo siempre participé en voluntariados con niños, con refugiados... en mi casa me regañaban, me decían que me distraía de los estudios. Cuando yo sentía que tenía que hacer eso. Pero leyendo a Ratzinger veía que eso forma parte de algo natural en el hombre, como la búsqueda de Dios".

Cuando dos días después fue a hablar con Natalia le explicó que todo había cambiado, que se le había abierto un horizonte nuevo completo. "No eran un par de temas, era toda una visión nueva del mundo y la vida", dice.

Una sensación de liberación

"Al creer en Dios, he visto que ha cambiado el sentido de mi vida", señala. Y eso es liberador. "Yo iba siempre estresado comparándome con los demás, con lo que otros cobraban, lo que otros estudiaban, las carreras, másteres, títulos... Una competición inacabable. Pero ahora, con la fe, todo eso no me importa. Lo que importa en la vida es amar y vivir el bien. La fe me quitó todo ese peso de encima", señala alegre.

Después de un año explorando la fe, no tiene especiales problemas morales ni doctrinales. Lo que sí le apena es el rechazo por parte de parientes y amigos ahora que Dios es parte de su vida. "Ya lo esperaba y no me sorprende. Espero que con el tiempo vaya mejorando", comenta. Invitará a su familia a su bautizo, claro, pero no está claro cuántos irán.

Otra situación curiosa es que Natalia, en realidad, no es católica, sino cristiana evangélica. "No me lleva ella a misa, la llevo yo", comenta. "Con ella conocí gente de un par de comunidades evangélicas, personas maravillosas, con fe fuerte y sentido de comunidad. Pero su teología no me convenció, me chirriaba. Yo estoy buscando la verdad y creo que la verdad la encuentro en la enseñanza católica".

¿Boda con bendición papal?

Aunque católicos de la Universidad de Navarra le han ayudado en este camino, su maestro en la fe ha sido Benedicto XVI y le ha escrito una carta a Roma contándole al Papa emérito su historia de fe. También le cuenta que Natalia y él se han comprometido en matrimonio. "Le rogamos que nos envíe su bendición para que sepamos vivir con un profundo sentido cristiano, tanto en lo que queda de noviazgo como en el enlace definitivo", escribe en la carta.

"Si me mandan un visto bueno del secretario del Papa para publicar esta carta ya me es suficiente", dice entre risas.