Bethany no es sólo la bella campeona de surf, a quien un tiburón arrancó el brazo
"Mantuve la calma", dice. Aunque "mi brazo izquierdo estaba completamente perdido, hasta la axila". Afortunadamente sus amigos le ataron alrededor del hombro un trozo de tela para detener la fuga de sangre. Los médicos que la recibieron justo al límite de que ella falleciera, hablaban de "milagro" cuando pudieron salvarla, pues la chica había perdido el 70 por ciento de su sangre. Bethany aún recuerda al paramédico de la ambulancia que la animaba: "Dios no te dejará, nunca te abandonará, fuerza...”. Eran las palabras precisas, dice, porque no tenía dudas de estar en las manos de Dios. "Hay personas que no consideran a Dios hasta que les sucede algo malo, pero recuerdo que yo ya había puesto mi fe y confiado mi vida a Jesucristo cuando era una niña, yo tenía unos cinco años".Hacer lo posible
Inicialmente, de hecho, Bethany estaba tentada a dejar su sueño y abandonar el surf. Pero la voz de Dios vino a ella dándole esperanzas, dice, en cientos de cartas que otros niños y niñas surfistas y personas que han perdido extremidades le escribían. Así fue como un día se levantó y le dijo a su padre que deseaba seguir adelante, surfeando, y a nivel competitivo. "Va a ser difícil", le respondió su progenitor. Bethany le dijo: "Yo no te pregunté si será difícil, sino cómo hacerlo posible". Luego, su madre y dos hermanos se comprometieron para ayudarla en la empresa. Y lo ha logrado.
“Salvados por la Gracia de Dios”
"A menudo, tenía miedo de intentarlo", admite en entrevista difundida por ABC News. "Y no voy a mentir: en cierto modo aún lo siento, aunque menos. He trabajado mucho para convertirme en una profesional, pero hoy compito con los mejores surfistas del mundo".
Honesta la joven deportista confidencia su absoluta gratitud a Dios quien en todo instante está con ella. "Yo sé que Dios me ama y tiene un plan para mi vida que ningún tiburón me puede quitar. Es como tener una roca sólida debajo de mí. Las cosas malas le suceden a todo el mundo. Así es la vida. Aquí está mi consejo: no pongan toda su esperanza y fe en algo que podría desaparecer de repente y fácilmente. El único que nunca fallará, quien nunca te dejará es Dios y tu fe en él".
Cuando en 2004, a los 14 años, comenzó a competir nuevamente, Bethany llegó quinta en el Campeonato Nacional de Surf y luego primera en el Hawaii Nacional Scholastic Surfing. En la última década continuó ganando premios y dando testimonio a personas con discapacidades similares a la suya.
Ahora, disfruten del Surf con Bethany...