Pedofilia en la Iglesia: ¿crimen sin castigo?

16 de septiembre de 2016

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Con motivo de la reunión de la Comisión vaticana para la tutela de menores, vale la pena repasar qué medidas a tomado la Iglesia Católica para combatir los abusos de menores y reflexionar en qué ayuda esto a las víctimas.
 
1. Cercanía con los sobrevivientes de abusos. Desde el comienzo de su pontificado, Francisco ha encabezado la batalla de la Iglesia católica para combatir a los abusos a menores por parte de clérigos. Lo primero ha sido que el Papa argentino ha recibido en diversas ocasiones a víctimas de estos abusos.

El p. Hans Zollner, sacerdote jesuita y psicólogo, ha sido testigo de varios de estos encuentros y declaró recientemente a Radio Vaticana que “los Papas tienen una gran atención personal, de mucha empatía y muy cercana, hacia las personas en grandes dificultades y también hacia los que han sufrido un abuso sexual por parte de un miembro del clero” (Aciprensa, 12 sept. 2106)
 
2. Una comisión para combatir la pedofilia en la Iglesia. Desde su elección en 2013, el Papa Francisco expresó su interés de continuar con la obra de sus predecesores y dejó claro que la protección de menores es una de las más altas prioridades de la Iglesia Católica.

Luego de escuchar el parecer del Consejo de Cardenales, el Pontífice dio una segunda batalla cuando instituyó la Comisión Pontificia para la Tutela de Menores (CPTM), el 22 de marzo de 2014.

Esta Comisión tiene como finalidad “proponer iniciativas” para “promover la responsabilidad de las Iglesias particulares” en la protección de menores y de adultos vulnerables (Estatutos, n. 2). Esto significa que las diócesis tendrán la responsabilidad primera y directa de prevenir y atender de estos casos.
 
3. Medidas concretas. Después de su reciente reunión en Roma, la CPTM publicó un comunicado de prensa (12 sept. 2016) en el que da a conocer las medidas que se tomarán para apoyar a las víctimas.

Una de ellas, muy alabada por la prensa internacional, es la implementación de programas de talleres de prevención de abusos sexuales, dirigidos  a los obispos y a sus colaboradores, en los cinco continentes.

Otra medida, a petición de un sobreviviente, es la institución de una Jornada de Oración por las víctimas, que el Papa ha acogido y, a su vez, a pedido a las Conferencias Episcopales que elijan un día apropiado para esta jornada.

El comunicado de la CPTM también hizo referencia al reciente Motu Proprio “Como una Madre Amorosa” (4 jun. 2016) que entró en vigor el pasado 5 de septiembre, en el que Francisco enfrenta los casos de negligencia en el tema de abusos sexuales. Ahí el Papa decreta que, en tales casos, pueden ser removidos del oficio eclesiástico los obispos, superiores de institutos religiosos, y quienes tengan una responsabilidad en las diócesis.
 
Dice un refrán que “una vez ahogado el niño, se tapa el pozo”. Ciertamente, el ahogado no volverá a la vida, pero se evitarán nuevas tragedias. Aunque la Iglesia tardó décadas en enfrentar los casos de abusos de menores, la reacción de los últimos Pontífices ha sido enérgica y tiende tanto al castigo de los perpetradores como a la prevención de nuevos casos.

Con la mirada y el corazón puestos en la víctimas, sabemos que su tragedia es muy dura y sus vidas no han sido nada fáciles. También entendemos que nada –ni siquiera el castigo de sus agresores– dará marcha atrás en el tiempo, pero con sinceridad esperamos que estas medidas del Vaticano y la Jornada de oración les puedan servir como un gesto de solidaridad, como un consuelo en su dolor.


@FeyRazon   [email protected]
http://www.columnafeyrazon.blogspot.com


 

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