El mismo día que Papa Francisco pedía orar durante este mes de marzo 2017 por los cristianos perseguidos, la agencia de noticias AsiaNews informa que en poco más de dos días, decenas de familias cristianas -casi 1000 personas- han huido de Sinaí del Norte, tras los hechos de violencia perpetrados por el Estado islámico, que hace algunas semanas había prometido reforzar sus ataques contra “los infieles de Egipto”…
Así, en diez días asesinaron a siete personas: con disparos de armas de fuego, decapitados, quemados vivos. Las familias que huyeron han sido acogidas en Ismailya, en Suez y en El Cairo, y la gente –cristianos y musulmanes- trata de ayudarlos como sea posible; ya sea alquilando casas, entregándoles ropa o utensilios y ofreciendo su servicio.
A continuación, Asia News transcribe los testimonios que ha logrado recabar…
“Tocaron a mi puerta a las 10 de la noche. Dos hombres encapuchados le dispararon a mi hijo y entraron por la fuerza, llevando armas automáticas. Tenían una lista de nombres, de cristianos del barrio. Fueron al dormitorio y le dispararon a mi marido (76 años). Me preguntaron dónde teníamos el oro, pero lo único de oro que yo tenía para darles era mi alianza. Luego prendieron fuego la casa”.
“Algún que otro (cristiano) copto de Al Arich encontró escritas en las puertas de su casa algunas amenazas de muerte, o quizás solamente la palabra «¡Váyanse!» Nos acusan de ser «cruzados». Hemos dejado todo: tememos por la vida de nuestros hijos, que además van a perder el año escolar”.
“¡Es algo inimaginable! ¿Puede ser posible que para transportar nuestras cosas fuera de la ciudad de Al Arich, tengamos que tener un permiso del intendente para hacer salir el camión?”
“Ahora estamos en la calle. Dividí a los miembros de la familia en tres automóviles, por miedo a que mueran todos al mismo tiempo a causa de una explosión o al ser fusilados”.
“Yo soy médica, y me presento como voluntaria para ocuparme de la salud de los ancianos y de los enfermos refugiados en vuestra iglesia. También tengo la posibilidad de conseguir medicamentos”.
“Mi marido fue asesinado por los terroristas en Al Arich el 9 de enero pasado. Nosotros amamos esta tierra. Mi marido la defendió de los ataques de los colonizadores israelíes en 1973. No nos merecemos esto”.
“Hemos empezado a tener miedo hasta de nuestra propia sombra. Tememos que no sigan y ser abatidos de un disparo por la espalda. Los cristianos han sido puestos en la mira de un modo desgarrador”.