En sus cotidianas homilías de esta semana el Santo Padre Francisco ha expuesto un camino de vida espiritual que permite a cada ser humano conocer y experimentar “el amor de Dios por nosotros, el amor de Dios en nosotros”.
Para mostrar cómo ponerse en camino hacia ese encuentro, el Pontífice reflexionó el pasado martes 24 de junio sobre la experiencia de Juan el Bautista quien sólo en un permanente acto de humildad buscaba “disminuirse para que creciera el Señor, hasta eliminarse a sí mismo”. Cuestión esencial señala el Papa para que el Espíritu Santo le permitiera “discernir quién es el Señor” y así pudiera dar cumplimiento a su misión… “Preparar los corazones de la gente para el encuentro con el Señor” (pulse para leer completa la reflexión).
Primera clave dada entonces por Papa Francisco para conocer y experimentar el amor de Dios: “ abajarse para que el Señor crezca, en el corazón y en el alma de los demás".
Luego, este jueves 26, el Vicario de Cristo denunció todo aquello que impide discernir la identidad amorosa, autoridad que es misericordia, presente en el Señor y a la que nos invita.
“Jesús -precisó el Pontífice- no era ni un fariseo casuístico moralista, ni un saduceo que hacía negocios sucios con los políticos y los poderosos, ni un guerrillero que buscase la liberación política de su pueblo, ni un contemplativo del monasterio. ¡Él era un pastor! Un pastor que hablaba la lengua de su pueblo, lo entendían, decía la verdad, las cosas de Dios: ¡no negociaba nunca las cosas de Dios! Sino que las decía de tal manera, que la gente amaba las cosas de Dios. Por esto lo seguían (…) ¡Él era uno con el Padre!, y por esto estaba muy cercano a la gente" (pulse para leer completa la reflexión).
Finalmente este viernes, día del Sagrado Corazón, que lo señaló como “fiesta del amor de Dios en Jesucristo, el amor de Dios por nosotros, el amor de Dios en nosotros”, el Papa Francisco en un diálogo emotivo e íntimo, hablando al corazón del hombre expresó que “Dios busca en el hombre una relación de papá-hijo, lo acaricia, le dice: «Yo estoy contigo»”.
Es “la ternura del Señor”, dijo, con sentida emoción el Pontífice, la que “da fuerza a nuestra ternura” (pulse para leer completa la reflexión).