En entrevista concedida por el Papa Francisco a La Vanguardia  el Vicario de Cristo pone la luz de la fe en temas álgidos de la sociedad global, la economía, ciertas críticas al rol de la iglesia en la historia, la violencia y el diálogo, como la comprensión que de sí mismo tiene este pontífice que dice de sí mismo tener “alma de párroco”, pero que se caracteriza por ser un profeta de verdades inmutables con palabras simples, aunque regularmente resistido por la casta intelectual y ortodoxa.

Violencia y fundamentalismo

Reconociendo que “con perspectiva histórica los cristianos a veces la hemos practicado”, el Papa destacó que “la violencia en nombre de Dios” es una contradicción “muy seria, muy grave”. “Las tres religiones tenemos nuestros grupos fundamentalistas, pequeños en relación a todo el resto” y “aunque no le pegue a nadie, es violento. La estructura mental del fundamentalismo es violencia en nombre de Dios”, apuntó.
 
Revolución de la Fe

Con humor enfrentó Papa Francisco el que se le vea como un “revolucionario” y se limitó a pedir que se revise su trayectoria. Y en clara distancia con la teología de la liberación remarcó que cuando habla de los pobres… “lo digo en un sentido teológico, no sociológico. No se puede entender el Evangelio sin la pobreza, pero hay que distinguirla del pauperismo. Yo creo que Jesús quiere que los obispos no seamos príncipes, sino servidores”.
 
Igual de sencillo y directo, confirmó que no está dispuesto a perder cercanía con la gente so riesgo de un atentado… “Es verdad que algo puede pasarme –señaló-, pero seamos realistas, a mi edad no tengo mucho que perder”.
 
Antropología, economía, personas y sociedad... que tengan a Cristo en todo

El Papa se refirió también a la “idolatría del dinero” que trastoca el alma individual y colectiva. “En el centro de todo sistema económico –señaló- debe estar el hombre y la mujer, y todo lo demás debe estar al servicio de este hombre. Pero nosotros hemos puesto al dinero en el centro, al dios dinero. La economía se mueve por el afán de tener más y, paradójicamente, se alimenta una cultura del descarte. Se descarta a los jóvenes cuando se limita la natalidad. También se descarta a los ancianos porque ya no sirven, no producen, es clase pasiva… Al descartar a los chicos y a los ancianos, se descarta el futuro de un pueblo porque los chicos van a tirar con fuerza hacia adelante y porque los ancianos nos dan la sabiduría, tienen la memoria de ese pueblo y deben pasarla a los jóvenes… Descartamos toda una generación por mantener un sistema económico que ya no se aguanta, un sistema que para sobrevivir debe hacer la guerra, como han hecho siempre los grandes imperios. Pero como no se puede hacer la Tercera Guerra Mundial, entonces se hacen guerras zonales. ¿Y esto qué significa? Que se fabrican y se venden armas, y con esto los balances de las economías idolátricas, las grandes economías mundiales que sacrifican al hombre a los pies del ídolo del dinero, obviamente se sanean… La globalización bien entendida es una riqueza. Una globalización mal entendida es aquella que anula las diferencias. Es como una esfera, con todos los puntos equidistantes del centro. Una globalización que enriquezca es como un poliedro, todos unidos pero cada cual conservando su particularidad, su riqueza, su identidad, y esto no se da”, sentenció.
 
Diálogo

Al avanzar en el diálogo el santo Padre anunció que avanzará en el diálogo interreligioso en particular para que se logre “ahondar en la raíz judía del cristianismo y en el florecimiento cristiano del judaísmo”. Y a modo de ejemplo dijo que reza “todos los días el oficio divino con los salmos de David. Los 150 salmos los pasamos en una semana. Mi oración es judía, y luego tengo la eucaristía, que es cristiana”. Pero además que se abrirán los archivos del Vaticano sobre el holocausto porque “traerán mucha luz”. Y reveló que el criticado papa Pio XII, aunque pudo haber cometido errores… “escondió a muchos (judíos) en los conventos de Roma y de otras ciudades italianas, y también en la residencia estival de Castel Gandolfo. Allí, en la habitación del Papa, en su propia cama, nacieron 42 nenes, hijos de los judíos y otros perseguidos allí refugiados…”.
 
La intimidad del alma

El Papa asintió en su cariño a la dimensión de párroco global con que el mundo valora su cercanía. “Apago la luz para no gastar mucha plata, por ejemplo. Son cosas que tiene un párroco. Pero también me siento Papa… Tengo ayuda para cumplir con mi deber”, recalcó.
 
Y esperanza fue el sello de sus reflexiones cuando al finalizar el encuentro habló del diálogo ciencia y religión, como de la vocación política. Un Papa que espera, dijo, ser recordado como alguien que “Era un buen tipo, hizo lo que pudo, no fue tan malo”.


 
 
Compartir en:

Portaluz te recomenienda

Recibe

Cada día en tu correo

Quiero mi Newsletter

Lo más leído hoy