A propósito del próximo inicio en octubre del Año de la Vida Consagrada convocado por Papa Francisco repasamos las palabras del Santo Padre en un inesperado encuentro del Pontífice a comienzos de enero con los Superiores Generales de Congregaciones Religiosas.
 
 
«¿Qué se espera de la vida consagrada?...»
 
El Santo Padre con sencillez escuchó un primer grupo de preguntas. Le consultaron sobre la identidad y misión de los religiosos: «¿Qué se espera de la vida consagrada? ¿Qué se pide?; Si Usted estuviera en nuestro lugar, ¿cómo recibiría su llamado de ir a las periferias, a vivir el Evangelio, la profecía evangélica? ¿Qué se sentiría llamado a hacer?; y también, ¿dónde se debería poner hoy el acento? ¿Cuáles son las prioridades?».
 
Papa Francisco sonríe quizás por la cantidad de preguntas acumuladas y respondió subrayando que él es un religioso, y por lo tanto conoce de lo que se habla. Comenzó refiriendo a una reflexión de su antecesor,  Benedicto XVI:
 
“Él ha dicho que la Iglesia crece por testimonio, no por proselitismo. El testimonio que puede atraer verdaderamente es aquél relacionado con las actitudes que no son las habituales: la generosidad, el desapego, el sacrificio, el olvidarse de sí para ocuparse de los otros. Es el testimonio, el «martirio» de la vida religiosa. Y para la gente es un «signo de alarma». Los religiosos, con su vida, dicen a la gente: «¿Qué está sucediendo?», ¡estas personas me dicen algo!, van más allá del horizonte mundano. Es decir, la vida religiosa debe permitir el crecimiento de la Iglesia por el camino de la atracción”.
 
“Por lo tanto –continuó el Santo Padre- la Iglesia debe ser atractiva ¡despertar al mundo! ¡Sean testimonio de un modo distinto de hacer, de actuar, de vivir! Es posible vivir de un modo distinto en este mundo. Estamos hablando de una mirada escatológica, de los valores del Reino encarnados aquí, sobre esta tierra. Se trata de dejar todo para seguir al Señor. No, no quiero decir «radical». La radicalidad evangélica no es solamente de los religiosos: se pide a todos. Pero los religiosos siguen al Señor de manera especial, de modo profético. Yo espero de ustedes este testimonio. Los religiosos deben ser hombre y mujeres capaces de despertar al mundo”.
 
 
Los grandes cambios se realizan cuando la realidad es vista “desde la periferia”
 
 “Yo estoy convencido –prosigue el Vicario de Cristo- de una cosa: los grandes cambios de la historia se realizan cuando la realidad fue vista no desde el centro, sino desde la periferia. Es una cuestión hermenéutica: se comprende la realidad solamente si de la mira desde la periferia, y no si nuestra mirada es desde un centro equidistante de todo. Para entender de verdad la realidad, debemos movernos de la posición central de calma y tranquilidad, y dirigirnos hacia la zona periférica. Estar en periferia ayuda a ver y entender mejor, a hacer un análisis más correcto de la realidad, escapando del centralismo y de los enfoques ideológicos”.
 
La reunión estaba siendo muy provechosa, pero a la vez, agotadora. Por eso, el Papa decidió tomar un descanso bebiendo un poco de mate y prosiguió…
 
 “Quien trabaja con los jóvenes no puede detenerse a decir cosas demasiado ordenadas y estructuradas como un tratado, porque estas cosas les resbalan a los jóvenes. Se necesita un nuevo lenguaje, un nuevo modo de decir las cosas. Hoy Dios nos pide esto: salir del nido que nos contiene para ser enviados. Quien después vive su consagración en clausura, vive esta tensión interior en la oración para que el Evangelio pueda crecer. El cumplimiento del mandato evangélico «Vayan al todo el mundo y proclamen el Evangelio a toda criatura» (Mc 16,15)”.
 
Profetas que se insertan en cada cultura
 
“Entonces –dijo el Papa- ¿Cuál es la prioridad de la vida consagrada?: La profecía del Reino, que no es negociable. El acento debe caer en el ser profetas, y no en el jugar a serlo. Naturalmente el demonio nos presenta sus tentaciones, y esta es una de ellas… jugar a hacer los profetas sin serlo, asumir sus actitudes. Pero no se puede jugar con estas cosas. Yo mismo he visto cosas muy tristes en relación a esto. No: los religiosos y religiosas son hombres y mujeres que iluminan el futuro”.
 
“Esto nos obliga naturalmente a repensar la inculturación del carisma. El carisma es uno, pero como decía San Ignacio, es necesario vivirlo según el lugar, los tiempos y las personas. El carisma no es una botella de agua destilada. Es necesario vivirlo con energía, releyéndolo también culturalmente. Pero así corre el riesgo de equivocarse, dirán, de cometer errores. Es arriesgado. Claro: haremos siempre errores, no tengo dudas, pero esto no debe detenernos porque está el riesgo de cometer errores mayores. Es más, tenemos que pedir siempre perdón y mirar con mucha vergüenza las frustraciones apostólicas que fueron causadas por la falta de coraje”.
 
Anuncio y preparativos para el Año de la Vida Consagrada
 
En el mismo encuentro, sorprendió a los asistentes cuando anunció la celebración del Año de la Vida Consagrada, que preliminarmente sería entre el 21 de noviembre de 2014 y el 21 de noviembre de 2015.
 
Hace algunas semanas, fue presentada la iniciativa en ciudad de Vaticano y aún está en proceso de definición. En este sentido, adelantó el secretario de la Congregación, monseñor José Rodriguez Carballo, se tiene prevista crear una nueva constitución sobre la vida contemplativa, desarrollar encuentros para jóvenes religiosos y religiosas, además congregar a los formadores, con el fin de vivir un “tiempo de gracia” dentro de la Iglesia.
 
"El dicasterio se propone publicar cada 4 meses una carta circular sobre temas que se refieren a la vida consagrada". La primera saldrá el 2 de febrero de este año y será dedicada al magisterio del Papa Francisco sobre la vida consagrada, teniendo como título: "Alégrense". Siempre en preparación del Año, el 8 y el 9 de marzo próximo se tendrá un congreso sobre la gestión de los bienes económicos y patrimoniales por parte de los religiosos”.

 
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