En el aniversario de los trágicos bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki que tuvieron lugar los días 6 y 9 de agosto de 1945, hace 75 años, después de la oración mariana del Ángelus, el Papa dirigió un pensamiento particular al viaje de hace un año, recordando "con conmoción y gratitud" la visita realizada en esos lugares el año pasado.
 
“Renuevo la invitación a rezar y a comprometerse por un mundo totalmente libre de armas nucleares”, pidió.
 
Días atrás, en un mensaje dirigido al Gobernador de la Prefectura de Hiroshima, Su Excelencia Hidehiko Yuzaki, el Papa Francisco reiteró que sólo sin armas nucleares puede el mundo aspirar a la paz. Y escribió también:

“Nunca ha estado más claro que, para que la paz florezca, es necesario que todos los pueblos depongan las armas de guerra, y especialmente las más poderosas y destructivas: las armas nucleares que pueden paralizar y destruir ciudades enteras, países enteros. Repito lo que dije en Hiroshima el año pasado: "El uso de la energía atómica con fines bélicos es inmoral, así como la posesión de armas nucleares es inmoral" (Discurso en el Memorial de la Paz, 24 de noviembre de 2019)”.
 
En el mensaje que envió el Santo Padre también puso en el centro a los jóvenes "que tienen sed de paz y hacen sacrificios por la paz", y a los pobres, "que siempre están entre las primeras víctimas de la violencia y los conflictos".

 
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