En muchas ocasiones Papa Francisco se ha referido al capítulo 25 del Evangelio de Mateo, como el protocolo con el cual seremos juzgados al final de nuestra vida. El tweet publicado el pasado 14 de julio nos lleva rápidamente a esta escena propuesta por Jesús, donde la salvación no está ligada a grandes ideas o discurso, sino a la compasión.



Una compasión que no es pena o lástima por el que está sufriendo alguna necesidad o carencia, sino un hacerse prójimo del que está arrojado al costado del camino, golpeado, excluido y descartado del mundo y la sociedad. La compasión nos invita a hacernos cercanos para padecer con quien vive la soledad del que sufre.

Somos invitados a vivir estos tiempos tan desafiantes, no desde las ideas o los buenos propósitos, sino desde nuestras acciones concretas con los más necesitados. Que la compasión no se convierta también en una “idea”, que puede estar tan presente en nuestros discursos, pero muy ausente de nuestra vida cotidiana.

 
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