El amor cristiano tiene siempre la característica de ser “concreto” porque “está más en las obras que en las palabras”, está “más en el dar que en el recibir”. Lo dijo la mañana del jueves 9 de enero Papa Francisco durante la homilía de la Misa celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta.
 
“Si nos amamos unos a otros -prosiguió el Pontífice-, Dios permanece en nosotros y el amor de él es perfecto en nosotros”. “Nosotros en Dios y Dios en nosotros: ésta es la vida cristiana. No permanecer en el espíritu del mundo, no permanecer en la superficialidad, no permanecer en idolatría, no permanecer en vanidad. No, no: permanecer en el Señor. Y Él retribuye esto: Él permanece en nosotros. Pero, primero, permanece Él en nosotros. Tantas veces lo echamos y nosotros no podemos permanecer en Él. Es el Espíritu el que permanece”.

Una vez aclarada la dinámica del espíritu que mueve el amor cristiano, el Papa Francisco agregó que esta permanencia en el amor de Dios no es tanto un éxtasis del corazón, “una cosa bella que sentimos”:
 
“¡Miren que el amor del que habla Juan no es el amor de las telenovelas! No, es otra cosa. El amor cristiano tiene siempre una cualidad: la concreción. El amor cristiano es concreto. El mismo Jesús, cuando habla del amor, nos habla de cosas concretas: dar de comer a los hambrientos, visitar a los enfermos y tantas cosas concretas. El amor es concreto. La concreción cristiana. Y cuando no existe esta concreción, se puede vivir un cristianismo de ilusiones, porque no se comprende bien dónde está el centro del mensaje de Jesús. Este amor no llega a ser concreto: es un amor de ilusiones, como estas ilusiones que tenían los discípulos cuando, viendo a Jesús, creían que era un fantasma”.
 
Pero su estupor, señaló el Pontífice, nace de una dureza del corazón, porque -como dice el mismo Evangelio – “no habían comprendido” la multiplicación de los panes que había tenido lugar poco antes. “Si tú tienes el corazón endurecido -puntualizó el Papa Francisco- no puedes amar y piensas que el amor es eso de figurarse cosas. No, el amor es concreto”. Y esta concreción, añadió, se funda en dos criterios:
 
“El primer criterio: amar con las obras, no con las palabras. ¡A las palabras se las lleva el viento! Hoy estoy, mañana no estoy. El segundo criterio de concreción es que en el amor es más importante dar que recibir. El que ama da, da... Da cosas, da vida, se da a sí mismo a Dios y a los demás. En cambio quien no ama, quien es egoísta, siempre trata de recibir, siempre trata de tener cosas, tener ventajas. Permanecer con el corazón abierto, no como era el de los discípulos, que estaba cerrado, que no entendían nada: permanecer en Dios y Dios permanece en nosotros; permanecer en el amor”.





 
Compartir en:

Portaluz te recomenienda

Recibe

Cada día en tu correo

Quiero mi Newsletter

Lo más leído hoy