Papa Francisco ya lo había señalado con absoluta claridad en la entrevista que concedió sobre el Atlántico regresando desde la JMJ Río 2013 el pasado 28 de julio. Textualmente su respuesta al periodista Gianguido Vecchi, del Corriere della Sera fue:
“Con referencia al problema de la comunión a las personas en segunda unión, porque los divorciados pueden hacer la comunión, no hay problema, pero cuando viven en una segunda unión, no pueden” (pulse para ver entrevista completa).
Finalmente este sábado 26, celebrando la Jornada Mundial de la Familia y ante más de 150 mil fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Sumo Pontífice reiteró también la indisolubilidad sacramental del matrimonio. “En este sacramento –dijo el Papa-, quien se casa dice: ´Prometo serte fiel, amarte y respetarte, en la alegría y en el dolor, en la salud y en la enfermedad, y de honrarte y amarte todos los días de nuestra vida’”. Agregó luego que “los esposos cristianos no son ingenuos, conocen los problemas y los peligros de la vida. Pero no tienen miedo de asumir la propia responsabilidad, delante de Dios y de la sociedad…”
Vea el documento completo de Monseñor Müller pulsando aquí.
Fuentes: vatican.va / LOR
El anuncio del sínodo extraordinario de los obispos para el año que viene, en el que se tratará, entre otras cosas, la pastoral familiar, está disparando las especulaciones de medios de comunicación sobre ese asunto de los divorciados. Pues bien, para que no haya lugar a equívocos, Papa Francisco decidió que un texto difundido a través de medios alemanes unos meses atrás por el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Monseñor Gerhard L. Müller fuere publicado de nuevo en el periódico vaticano L’Osservatore Romano (LOR) el pasado 23 de octubre.
En una cuidada reflexión con asiento en la Sagrada Escritura, textos del Magisterio y argumentación teológica, Monseñor Müller ha confirmado lo señalado el 28 de julio por el Santo Padre (citado al comienzo de este artículo), declarando que: “La misericordia de Dios no es una dispensa de los mandamientos de Dios y de las disposiciones de la Iglesia”. Esto en relación a la indisolubilidad del matrimonio, la naturaleza del matrimonio entre un hombre y una mujer, como respecto de la posibilidad o no de comulgar para un divorciado vuelto a casar…
“Aunque por su propia naturaleza no sea posible admitir a los sacramentos –escribe el Prefecto Müller- a las personas divorciadas y vueltas a casar, tanto más son necesarios los esfuerzos pastorales hacia estos fieles. Pero se debe tener en cuenta que tales esfuerzos tienen que mantenerse dentro del marco de la Revelación y de los presupuestos de la doctrina de la Iglesia”, escribió el Prefecto de la Congregación para la Fe.
Sobre los esfuerzos pastorales que refiere Monseñor Müller, el Papa también se había referido en la citada entrevista de julio, precisando que “la Iglesia es Madre: debe ir a curar a los heridos, con misericordia. Si el Señor no se cansa de perdonar, nosotros no tenemos otra elección que ésta: lo primero, curar a los heridos. Es mamá, la Iglesia, y debe seguir por el camino de la misericordia. Y tratar con misericordia a todos”.
Al respecto y en total coherencia con lo dicho por Papa Francisco el Prefecto de la Congregación para la Fe también puntualizó criterios reconociendo que la realidad de los divorciados y los divorciados viviendo en segunda unión son un desafío… “Sin embargo –finalizó en su documento Müller-, deben saber y sentir que la Iglesia, como comunidad de salvación, les acompaña en su camino. Cuando los cónyuges se esfuerzan por comprender la praxis de la Iglesia y se abstienen de la comunión, ellos ofrecen a su modo un testimonio a favor de la indisolubilidad del matrimonio”.
Finalmente este sábado 26, celebrando la Jornada Mundial de la Familia y ante más de 150 mil fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Sumo Pontífice reiteró también la indisolubilidad sacramental del matrimonio. “En este sacramento –dijo el Papa-, quien se casa dice: ´Prometo serte fiel, amarte y respetarte, en la alegría y en el dolor, en la salud y en la enfermedad, y de honrarte y amarte todos los días de nuestra vida’”. Agregó luego que “los esposos cristianos no son ingenuos, conocen los problemas y los peligros de la vida. Pero no tienen miedo de asumir la propia responsabilidad, delante de Dios y de la sociedad…”
Fuentes: vatican.va / LOR